15 de noviembre de 2010

Fracaso de la educación nacional, por la corrupción del sindicato magisterial

La manipulación que la dirigente vitalicia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Eduación (SNTE), Elba Esther Gordillo, hace en la Secretaría de Educación Pública (SEP) permite suponer que los recursos financieros de la SEP se “utilizan para alimentar las actividades políticas de la dirigente del SNTE. No es explicable el fracaso educativo nacional. La correa de corrupción en la educación está a través del sindicato magisterial”, declaró el profesor Jorge Cruz Ibáñez, simpatizante de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y dirigente del Frente Ciuadadano Ricardo Flores Magón (FCRFM).

Elba Esther Gordillo es uno de los peores males que tiene el país, “los recursos que debieran destinarse a la educación sirven para alimentar a un partido político. Eso se presume sobre todo por el maridaje con el que actúa la profesora con el gobierno federal y que sólo responde a sus intereses políticos”, refirió.

Además, aseguró que “la educación pública tras la Revolución Mexicana de 1910 señala el inicio de una nueva etapa en la historia de la nación-estado, en la que se presume el enquistamiento de grupos de poder que han hecho lo que han querido. La irrupción de amplios sectores urbanos y campesinos, la destrucción de los ejércitos federales a manos de los ejércitos revolucionarios, en particular por los villistas y zapatistas, marcaron toda la historia del siglo XX y más acá. El Constituyente de Querétaro y la versión final de la Constitución Mexicana expresan las contradicciones que enfrentaron los nuevos vencedores.

”De esta manera, la lucha de clases había creado un nuevo piso nacional, político y legal, para su propio desenvolvimiento. En él, la nueva clase política maniobró para utilizar las tradiciones de poder que vienen desde antes de la conquista”. En este escenario, planteó la existencia de actos irregulares que se cometieron desde la época posrevolucionaria: “Aunque en realidad eso de la paz social y la supuesta estabilidad que acompañó al nuevo régimen tiene mucho de mítico; es evidente que supo usar a su favor muchas de las formas de lucha, expresiones culturales y propuestas que desde la clase obrera, los indígenas, campesinos y capas media, se elaboraron en diversos momentos de la lucha de clases”.

Los contenidos del artículo tercero de la Constitución, agregó, nos hablan de la capacidad camaleónica de la clase política desde ese entonces, y de la clase a la que sirven y pertenecen. Pero no se crea que la hegemonía, la capacidad que tiene una clase de representar los intereses de otras y de incluirlos en los sistemas de distribución de bienes, resida en la pura maniobra y la demagogia, en su posibilidad de engaño. La hegemonía se constituye a través de compromisos y acuerdos en los que la clase política suele respetar, la burguesía y en particular la nueva oligarquía que como tal se consolidó en los años 50 del siglo pasado.

En víspera del Centenario de la Revolución Mexicana, no es arriesgado suponer que los debates en torno a la cultura, la educación y la escuela muy pronto retomarán los puntos más avanzados planteados por el del zapatismo y la escuela socialista, para abrir un nuevo ciclo histórico en que la emancipación humana aparezca como necesidad inmediata, como única posibilidad de permanencia del género humano y de la vida en el planeta, pero mientras la SEP y el SNTE sigan en complicidad, la educación pública seguirá en el fracaso.

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