6 de abril de 2011

El Baldón: Cavernícolas del siglo XXI

Por José Miguel Cobián
Hoy quiero comentar sobre un país que parece continuar en la época de las cavernas, un país al cual dos mil años de civilización desde el nacimiento de Cristo no le han servido de nada. Un país que después de ser conquistado en 1524, no avanzó como el resto de las naciones, al contrario quedó estancado en un mundo aparte, el mundo del abuso, la corrupción y todos los adjetivos enemigos de la civilización.

Un país cavernícola no tiene bomberos profesionales, éstos son voluntarios, con toda la buena fé del mundo, pero sin la capacitación adecuada y sobre todo, sin el equipo adecuado para combatir los riesgos del siglo XXI. Así, los gobiernos se desentienden de un aspecto tan importante como es el servicio que proporcionan en países civilizados los ¨tragahumo¨, en esos países civilizados es un orgullo ser bombero, y esta actividad se convierte en una profesión y forma de vida, al nivel de otros servidores públicos como los miembros de las fuerzas armadas o las policías de élite. En el país cavernícola nadie los apoya y la población sigue a la buena de Dios, enfrentando cualquier siniestro apoyada por equipos de protección civil, éstos si pagados por el gobierno, pero también sin capacitación, sin manuales de procedimientos, sin equipo, sin organización, sin estructura.

Un país cavernícola es aquél país que deja de refinar en territorio nacional trescientos mil barriles de petróleo al día, con el fin de convencer a la población de que el costo de importar productos refinados es altísimo, y por lo tanto, es mejor privatizar, vender al mejor postor la industria petrolera, que ha sido la única tabla de salvación económica de ese país cavernícola durante muchos, pero muchos años.

Un país cavernícola es aquél en el cual cuando son asesinados un grupo de jóvenes en cualquier estado o ciudad, las autoridades pretenden inmediatamente ligarlos al crimen organizado, aunque la sociedad sabe que en muchas ocasiones el asesinato fue llevado a cabo por policías que intentaron asaltarlos, o por las fuerzas armadas que los confundieron, o por cualquier autoridad que sabe que su crimen quedará impune.

Un país cavernícola es un país en el cual la ley es letra muerta que se aplica exclusivamente para el 60% de su población, los pobres y los jodidos. Aquéllos que tienen amigos poderosos, aquéllos que tienen dinero, aquéllos que saben cómo hacerle, esos jamás sabrán lo que es cumplir la ley y respetarla.

Un país cavernícola es aquél en el cual el sistema económico ha demostrado su fracaso, y a pesar de la alternancia, el modelo económico no se modifica, convenciendo al ciudadano de que da lo mismo votar por unos o por otros, a fin de cuentas todos son iguales.

Un país cavernícola es aquél que combate de palabra la corrupción y la solapa día con día. Es un país que si no hubiera corrupción, sus ciudadanos no sabrían que hacer ni el país funcionaría. En resumen, es un país con corrupción institucionalizada.

Un país cavernícola es aquél en el cual se hipoteca el futuro de las siguiente generaciones al depredar el medio ambiente a cambio de intereses económicos, y debido a la impunidad reinante, ninguna autoridad aplica las leyes vigentes ni crea nuevas para proteger el entorno, la riqueza natural y en se generaliza el ecocidio a cambio de unas cuantas monedas.

Un país cavernícola es aquél en el que las próximas generaciones son educadas con el mínimo nivel posible en las escuelas públicas y nadie, ni los padres de familia, ni los maestros exigen mayor calidad.

Un país cavernícola es un país en el cual los ciudadanos están tan mediatizados (idiotizados por los medios) que no entienden que se acercan cada día más al despeñadero, al fracaso absoluto y a convertirse en el último de la fila del desarrollo y bienestar de su población.

Si tu, amable lector o lectora que me lees de distintos países del mundo, consideras que tu país encaja en una o varias de las descripciones aquí anotadas, te ruego no convertirte tu también en un ser incivilizado, en un cavernícola, y comenzar a mover la maquinaria social para evitar que esto suceda en tu país. Lo peor que puedes hacer si tu país encaja en estas descripciones es no hacer nada.

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