11 de abril de 2011

El baldón: Precisiones Secretario Cordero

Por José Miguel Cobián
Sr. Secretario de Hacienda: Tuve la oportunidad de escuchar una entrevista que usted otorgó al reportero Loret de Mola en el noticiero matutino de televisa hace unos días, entrevista que me motivó a compartir con mis escasos lectores algunas precisiones y comentarios sobre lo que usted dijo.

En primer lugar, quiero decirle que me indigna que usted siga la corriente de los neoliberales, y se atreva a decir sonriendo ante las cámaras de televisión, que la gasolina seguirá subiendo de precio, hasta llegar a equilibrarlo respecto al precio internacional. He aquí la primera precisión, que quisiera yo hacerle Sr. Secretario: Para ustedes en el gobierno federal, pareciera correcto igualar los precios de los productos que ofertan a la población acorde con estándares internacionales, sin embargo, se les olvida que hay otros productos que ofertan los mexicanos que no están pagados a precios internacionales y sin embargo no veo que hagan absolutamente nada desde su posición de gobierno y poder para resolverlo. Le pongo algunos ejemplos si usted dispone de tiempo.

La fuerza de trabajo en México vende su mano de obra. Usted y todo el gabinete económico saben que el salario que se le paga a un trabajador en México equivale al aproximadamente 10% del salario que se le paga a un trabajador americano. Es decir, allá ganan en una hora de trabajo lo que aquí se gana en un día de trabajo. Así como usted quiere homologar el precio de los bienes públicos, le rogaría que siendo autoridad dependiente del presidente de la República, le recuerde a su jefe también homologar los salarios en el país. O en su caso, cobrar los bienes y servicios públicos en un precio que sea una décima parte del precio internacional. Así mejoraría la calidad de vida de los mexicanos. Y si no hay suficientes refinerías en México, le recuerdo que la de Hidalgo está esperando que se cumpla la promesa de su construcción.

Aprovechando la idea de homologación tan defendida por usted y el gobierno federal, le sugiero también homologar las tarifas del impuesto sobre la renta para los asalariados. Así, pagarían a salario igual impuesto igual que los gringos, pero como aquí nadie gana como ellos, entonces los trabajadores se verían beneficiados y pagarían mucho menos, pues las tarifas actuales no son competitivas a nivel internacional.

Que le parecería homologar también las prácticas del IRS americano con las del SAT en México, o viceversa. Es decir, comenzar a vigilar a esos grandes emporios empresariales que denunció hace un año el presidente de México diciendo que pagan menos del 2% de sus ventas como impuestos. Le aseguro que si se atreve usted y su gente, se resolvería el problema fiscal del país. Ya sé que no lo va a hacer usted, porque hay intereses más poderosos que tienen sometido al ejecutivo de este país (como opción mejor) o son sus socios (opción peor).

Cada vez que el presidente (su jefe) menciona como están en otros países, sobre todo en cuanto a recaudación de impuestos y gasto público, me surge la necesidad de recordar también como están en esos países en función de la transparencia, la honestidad en el manejo de los recursos públicos y la eficiencia en la aplicación de los mismos. Y me refiero por ejemplo a que de nada sirve gastar lo mismo que otros países como porcentaje del producto interno bruto, en educación por ejemplo, si el resultado de ese gasto va a ser tan pobre como el que tenemos en México, muy por debajo de los estándares internacionales.

Le ruego a usted que en su papel de jefe del gabinete económico, comience a aplicar estándares internacionales y a homologar no sólo el precio de la gasolina, sino el resto de los procesos administrativos y de transparencia que existan en esos países a los cuales ustedes en el gobierno nos quieren homologar. En caso de que usted considere que esto no es políticamente posible, entonces le ruego convencer a su grupo de administradores del país, a que dejen de insistir en homologar un solo insumo y mejor se preocupen por promover la productividad y el empleo en un país que tanto lo necesita.

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