14 de octubre de 2011

El dirigente incómodo

El Sol de México
14 de octubre de 2011

Con las conversaciones filtradas hace unos días entre Fidel Herrera -cuando era gobernador de Veracruz- y su esposa, Rosa Borunda, en las que se habla del uso de aviones oficiales presumiblemente para uso personal, se ha definido el tono que tendrá la guerra electoral: todos contra el PRI. La principal estrategia de los enemigos del tricolor será demostrar por todos los medios -entre más escandalosos, mejor- que ese partido no ha cambiado y que sus gobernantes se caracterizan por ser corruptos y autoritarios. Lo peor del asunto es que en algunos casos, es un argumento cierto, pero no es privativo de los Gobiernos priístas. Abundan los ejemplos de malos Gobiernos en el PAN y el PRD. Pero se trata de exhibir a los del PRI por sus grandes posibilidades de regresar a la Presidencia.

Enrique Peña Nieto es el aspirante mejor posicionado en las encuestas; es indudablemente un hombre muy inteligente y con talento político, por eso me extraña que Humberto Moreira siga ocupando la dirigencia del PRI, lo que puede salirle muy caro al PRI.
Moreira es pendenciero y bravucón, de un estilo chabacano que deja ver una mentalidad superficial, sin la aguda profundidad de un verdadero político moderno. Puede ser que en determinadas circunstancias, como fue la elección a gobernador del Estado de México, sus puntadas haya hasta caído en gracia en algunos sectores. Sin embargo, con lo que ha salido a la luz referente a su desempeño como gobernador de Coahuila, mi única neurona no entiende cómo sigue en funciones.
 
El endeudamiento excesivo en el que sumió a su estado bastaría para enjuiciarlo. Cuando Moreira asumió el poder, la deuda del estado era de 350 millones de pesos, mientras que al terminar su sexenio, los pasivos ascienden a 35 mil millones ¿Dónde están las cuentas y quién las ha revisado? No he viajado recientemente a Coahuila; pero tal vez con esos inconcebibles recursos, ese estado sea ya el más próspero y seguro del país, el que cuenta con la infraestructura más moderna, el mejor nivel de educación y atención de la salud. Con ese dinero, Coahuila tendría que ser un estado libre de pobreza. No es así.
 
Aunque el simple hecho del inaudito endeudamiento bastara para llamar a cuentas al exgobernador, existe algo mucho más grave: el hecho de que para que le fueran otorgados 3 mil millones de pesos con cargo a participaciones federales, hubiera recurrido a la falsificación de dos decretos del Congreso de Coahuila. Si cualquier ciudadano de a pie falsifica un documento, incurre en un delito que se castiga con pena corporal. Sin embargo, a Moreira lo ha sucedido en el cargo nada menos que su hermano y por ello, al menos ahora, este caso no ha ido a más, pero esto no se va a quedar así en tiempos electorales.

Humberto Moreira es la cara de ese PRI que la gente abomina. Pertenece a la clase política aborrecida por corrupta y cínica. Aunque el dinero hubiera sido empleado honestamente, el hecho de que se haya obtenido a través de la falsificación de documentos oficiales, lo vuelve un acto de corrupción.

El costo de la permanencia del dirigente incómodo será altísimo para el PRI y para las aspiraciones de Peña Nieto. Si quieren regresar a los Pinos, Moreira tiene que irse.

andreacatano@gmail.com

http://www.oem.com.mx/elsoldemexico/notas/n2266835.htm

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