23 de abril de 2012

MARIO ARTURO ACOSTA CHAPARRO DEBIO MORIR EN LA CARCEL

Foto: Lizeth Arauz . El general Acosta Chaparro.
Era un sanguinario despiadado, dice ex guerrillero.

Guerrero • Considerado como el responsable de la desaparición de más de 500 personas en la llamada guerra sucia, para dos de los luchadores sociales de la década de los 70 Mario Arturo Acosta Chaparro tuvo una muerte piadosa.
 
El general dejó en Guerrero una larga estela de muerte y desapariciones forzadas, asesinatos políticos y decenas de personas con secuelas por las brutales torturas.
 
Lo anterior son consideraciones de Octaviano Santiago Dionicio y Eloy Tobías Cisneros Guillén, victimas del llamado Jefe de todas las policías en ese suelo suriano de Guerrero.
 
Eloy y Octaviano sufrieron prolongadas sesiones de tortura a manos del entonces capitán Acosta Chaparro, en ambos quedaron secuelas de los golpes, cicatrices de la tortura y pasajes imborrables.
 
Eloy Cisneros recuerda que en de diciembre de 1966 “me secuestraron y me llevaron a Acapulco a una cárcel clandestina, y durante 10 días me estuvieron torturando. Luego me llevaron a Ometepec para encarcelarme dos años”.
 
—¿Por qué lo detuvieron?
 
—Me acusaban de haber secuestrado y matado a Marcelino Tiburcio Velasco Herrera.
 
—¿Sabe cómo murió el general?

—No, me sorprende la noticia. Era un sanguinario despiadado debía morir en la cárcel, no así.
 
En tanto, Octaviano dijo que “hubiera preferido que lo juzgaran por todo lo que hizo”.

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