11 de abril de 2012

RIM: ¿Y QUE HACEMOS SI GANAMOS?: J.V.M.

Un hecho mas grave es que la candidata PANista se sienta perdida ante la sola posibilidad de triunfar.
Reporte Indigo.
 
Aunque la atención mediática del espionaje contra Josefina Vázquez Mota se centró en la seguridad de que sus ‘amigos’ panistas Genaro García Luna y Alejandra Sota, alias ‘La Pinche Sota’, la estaban grabando, pocos repararon en un hecho más grave: que la candidata panista se sienta perdida ante la sola posibilidad de triunfar.
 
Por Félix Arredondo

“Mi Agus… ¡Vamos a ganar! Y, luego, ¿qué vamos a hacer?”, le preguntó la todavía precandidata del PAN, Josefina Vázquez Mota, a su coordinador de redes sociales, el diputado Agustín Torres.

"Pues no sé, ya a ver qué hacemos", contestó Torres con un tono lacónico.
 
A los dos se les oía muy contentos. Ese día, las encuestas ubicaban a la precandidata muy por arriba de sus adversarios Ernesto Cordero y Santiago Creel.
 
“¡No…, bueno!”, exclamó Josefina varias veces para expresar su satisfacción por haber salido adelante después del último de los debates, para el cual estudió 30 horas, según dijo.
 
La euforia del triunfo llegó a tanto, que Josefina le confió a su interlocutor que no sabía qué iba a hacer si ganaba la elección.
 
Tenía la convicción de que el secretario de Seguridad Pública la escuchaba, pero jamás pensó que Alejandra Sota se atrevería a difundir la grabación. Por eso, retadora, les mandó un saludo a los dos.

La precandidata no estaba consciente de la gravedad de lo que acababa de decir. Había confesado que no tenía idea de lo que iba a hacer si ganaba la elección.
 
¿Qué pasaría en Estados Unidos si se filtrara que el precandidato republicano a la Presidencia Mitt Romney hizo una confesión similar a la de Josefina?
 
Pero, más allá de la gravedad de la confesión, la conversación pone al descubierto la existencia de dos personalidades totalmente distintas.
 
Una, la que lejos de las pantallas y los spots admite que no tiene idea de lo que debe hacer en caso de ganar la elección, y acusa de espionaje a altos funcionarios del gobierno de Felipe Calderón.
 
La otra, la que aparece en los spots. La que está segura de lo que debe hacer para sacar al país del bache en el que está. La que un día después de que se dio a conocer la conversación telefónica, aprobó un comunicado para imputar al PRI la autoría del espionaje.

Aunque la grabación dura menos de cuatro minutos, es suficientemente reveladora para que podamos conocer algunos aspectos ocultos de la precandidata panista, así como las profundas diferencias que existen, o existían, entre el presidente Calderón y la hoy candidata albiazul.
 
Eso sin contar las implicaciones del uso político de los instrumentos de inteligencia del Estado, que es uno de los señalamientos que hace Josefina al imputar a Genaro García Luna actividades de espionaje telefónico. Y sobre la vocera presidencial Alejandra Sota, dice que es la encargada de difundir las grabaciones.

¿Cuál es la verdadera Josefina Vázquez Mota? ¿Por qué querría el secretario de Seguridad Pública grabar las conversaciones de una precandidata de Acción Nacional?

¿Cuáles pudieran ser los motivos para dar a conocer esta conversación casi dos meses después de la fecha en que ocurrió? Analicemos.
 
UN WATERGATE MEXICANO

“Como nos están grabando, mándale un saludo a Alejandra Sota… los dos les mandamos un saludo a Genaro y a García Luna… por si pasan nuestra llamada, que pasen nuestros saludos”, le dijo Vázquez Mota a su interlocutor.
 
“Un saludo para Genaro García Luna, que nos graba en lugar de grabar al Chapo.

“Y un saludo muy amoroso para Alejandra Sota, que filtra todas nuestras llamadas telefónicas”, dice Josefina Vázquez Mota.

La acusación es insólita, sobre todo viniendo de una distinguida militante panista que durante los últimos 12 años ha sido dos veces secretaria de Estado, coordinadora general de la campaña de Felipe Calderón y líder de la bancada panista en la Cámara de Diputados.

¿Por qué la precandidata panista mandó esos saludos acusatorios? No es difícil adivinarlo.
 
Sólo hay que recordar que desde mediados de 2010, estaba claro que el favorito presidencial era Ernesto Cordero, no la actual candidata del PAN.
 
Para enero de 2011, ya había suficientes evidencias de las acciones orquestadas desde los más altos niveles del gobierno federal para favorecer el triunfo del delfín calderonista.

Y más si se considera que cuando tuvo lugar la conversación de Josefina Vázquez Mota con Agustín Torres, apenas habían transcurrido algunos días de la difusión de otra grabación en la que la precandidata panista decía que su adversario Ernesto Cordero era un “patán”.

Y si a esto se agrega que Manuel Espino, ex presidente de Acción Nacional, se ha quejado públicamente de que en 2006 fue víctima de espionaje por parte de los más cercanos colaboradores de Felipe Calderón, es fácil entender que Vázquez Mota no habla nada más por hablar.

Hay que recordar que cuando surgieron las divergencias más profundas entre el candidato Felipe Calderón y el presidente del PAN Manuel Espino, la ahora candidata era nada más y nada menos que la coordinadora general de la campaña de Calderón.
 
En esa campaña, Vázquez Mota impuso una enorme distancia entre el equipo del candidato y Manuel Espino.

La estrategia de grabar las llamadas telefónicas de los adversarios políticos no es nueva, ni particular de México.

Las escuchas telefónicas se han hecho siempre. Desde que empezaron a funcionar los primeros teléfonos en México, el interés del gobierno por conocer la vida de ciertas personas se hizo una costumbre ineludible para mantener el control político.
 
La principal compañía telefónica del país, Teléfonos de México, siempre sirvió –y sigue sirviendo, a través de la Plataforma México– a los intereses del gobierno federal en cuanto a actividades de espionaje, o de inteligencia, como se le denomina ahora a la costumbre de poner "pájaros en el alambre”.

¿Cómo olvidar la grabación que difundió el gobierno cubano para exhibir la novatez del presidente Vicente Fox cuando conversaba con Fidel Castro?
 
¿Quién no recuerda la famosísima grabación de la conversación entre el “Gober Precioso” y su amigo Kamel Nacif?

¿Y qué decir de las conversaciones del secretario de Comunicaciones Luis Téllez, las cuales lo llevaron a dimitir de su cargo?
 
Pero, que se recuerde, no hay antecedentes de que una precandidata o precandidato panista haya sido víctima de espionaje telefónico y que sus conversaciones hubiesen sido filtradas por funcionarios de un gobierno surgido del propio PAN.
 
Y es precisamente por este carácter electoral, además de la eventual participación de altos funcionarios del gobierno federal, que el Watergate tiene similitudes con el caso de las grabaciones de Josefina Vázquez Mota.
 
En 1972, Richard Nixon buscaba reelegirse como presidente de Estados Unidos. Felipe Calderón pretende algo similar. Quiere alguien que lo defienda y se convierta en pregonero de las buenas acciones de su gobierno.
 
Es cierto que nunca se tuvo la certeza de que Nixon había ordenado la escucha telefónica de sus adversarios políticos en el complejo de oficinas Watergate, sede del Comité Nacional del Partido Demócrata.
 
Pero quedó claro que funcionarios de gobierno del más alto nivel estaban involucrados en el espionaje. Por eso, Richard Nixon no tuvo más remedio que dimitir cuando las presiones del Gran Jurado casi lo llevan al juicio político y a la cárcel.
 
En México, todo mundo sabe que Genaro García Luna cuenta con los equipos más sofisticados para llevar a cabo acciones de inteligencia. Hasta produjo una serie de televisión para demostrarlo públicamente.

Y aunque Felipe Calderón ha tratado de defender a García Luna y Alejandra Sota en el caso de las intervenciones telefónicas en perjuicio de Josefina, hasta ahora no ha dado una explicación convincente.
 
Por el contrario, en cuanto se difundió la acusación de la candidata del PAN contra los más cercanos colaboradores de Felipe Calderón, el partido emitió un comunicado para exonerar anticipadamente a los funcionarios federales.
 
Ese mismo día, Josefina fue prácticamente obligada a declarar que “el enemigo no está en casa”. Y también dijo a los medios que no podía hablar más sobre el tema porque se trataba de un delito. Argumento por demás infantil.

El miércoles por la noche, el presidente Calderón asumió la defensa, tal como lo hizo Richard Nixon en sus tiempos.
 
En el programa Tercer Grado, advirtió que la grabación sólo podía venir de parte de los adversarios de la candidata panista, que son los priistas.

Y es que el propio equipo de campaña albiazul ha dicho en repetidas ocasiones que el único adversario a vencer es el candidato del tricolor.

"En esa llamada, quien menos estaría interesado o interesada en que se divulgara es, por un lado, Josefina y, por otro lado, Alejandra Sota o Genaro”, les dijo Felipe Calderón a los periodistas de Televisa.

"Esa grabación, ese espionaje telefónico, como el que se hizo a Josefina hablando de Ernesto Cordero, no vino del gobierno, vino de adversarios de Josefina", recalcó el presidente.
 
Insistió en que es ingenuo pensar que su gobierno o funcionarios de la administración difundieron la grabación para afectar su gestión o la candidatura de Vázquez Mota.
 
Sin embargo, entre los que creen que Calderón es el autor intelectual de la filtración, hay quien sostiene que la maniobra fue para poner a Josefina contra la pared.
 
Para que se vea obligada a defender públicamente la administración de Calderón en los tres meses de veda publicitaria para el gobierno federal.

Considerando la actitud asumida por la candidata panista, esto tiene más lógica que la pretensión de culpar al PRI.
 
LA OTRA JOSEFINA
 
Es cierto que casi todos los políticos suelen tener una doble personalidad, y algunos hasta triple. En público son unos, en el trabajo con su equipo son otros y en el ámbito familiar tienen un tercer rostro.
 
Ésta no es la primera vez que se desdobla la personalidad de Josefina. En otra ocasión, calificó a Ernesto Cordero de “patán”.

Sin embargo, lo interesante de las coloridas expresiones de la candidata panista no radica en los adjetivos que son de uso común entre la mayoría de los mexicanos.
 
Lo revelador es que, en la intimidad, no es la imperturbable candidata que cuida escrupulosamente su lenguaje y todos los detalles. Muchos han dicho que cuando está en público, parece una enigmática esfinge que sonríe.

En cambio, cuando está en privado, Josefina se transforma.
 
Es explosiva si algo la hace enojar. Es rencorosa y malhablada. No se contiene cuando algo le molesta o le indigna.
 
Pero también sabe ser dulce, cariñosa y hasta maternal con sus más cercanos. Como se comporta con “Agus”, el joven diputado michoacano.

En La Cámara Lúcida, un viejo texto del filósofo Roland Barthes sobre la fotografía, el autor juega con el ejercicio de los seres humanos de posar ante una cámara para registrar una imagen ideal, no la real. Se trata de consagrar lo irreal sobre lo verdadero sin importar, en este caso, los ciudadanos.

La grabación que ya todos conocemos también revela detalles sobre la actividad de Vázquez Mota en Twitter y Facebook.

Torres Ibarrola, coordinador de la campaña albiazul en las redes sociales, le llamó a la candidata para informarle sobre los textos que iban a subir a su cuenta de Twitter.
 
"Estamos pensando en subir dos twits ahorita, adicionales. Uno que diga: de las tantas iniciativas que mandó el presidente Felipe Calderón a la Cámara de Diputados, fueron aprobadas tantas durante el tiempo que fui coordinadora del grupo. No sé cómo lo veas. Y otro, un segundo twit que diga: para mí, debatir es contrastar ideas, no agredir, pelear o dar espectáculo", le dice el joven diputado a quien en todo momento llama "Jefa".

Si Josefina Vázquez Mota llega a ganar la elección, más de alguno se preguntará, y con razón, cuál de las Josefinas gobernará la nación.

“Mi Agus… ¡Vamos a ganar! Y, luego, ¿qué vamos a hacer?”.

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