21 de julio de 2013

SECUELAS

Por Andrés Timoteo
Los resultados electorales del 7 de julio han dejado toda clase de secuelas entre los aspirantes y suspirantes a cargos de elección popular, algunas de ellas extremas. Tal es el caso del priísta Gustavo Gutiérrez Hernández, candidato fallido del Partido Revolucionario Institucional en Tlacotalpan, quien ya fue presidente municipal de la llamada Perla del Papaloapan en el cuatrienio 2000-2004 y en esta ocasión pretendía volver a otro periodo de cuatro años, también arropado por el tricolor.

Sin embargo, los tlacotalpeños tan maltratados por la clase priísta estatal, hartos de los saqueos al erario público y sobre todo hastiados de la fidelidad y sus testaferros, especialmente con Hilario Villegas Sosa, actual edil y caballerango del innombrable pues es el encargado de cuidarle los caballos pura sangre que detenta en un rancho de la región, votaron en contra del partido oficial. La alcaldía tlacotalpeña fue ganada por el militar retirado y exdirector estatal de Tránsito, Homero Gamboa Martínez, abanderado del Partido Acción Nacional (PAN).

La diferencia en los resultados electorales no fue mucha, alrededor de 500 votos, pero puso fin a los largos cacicazgos edilicios que han sido el azote de aquella bella ciudad. Y ocasionó más pues durante  la semana que concluye se dispersó la versión de que Gutiérrez Hernández intentó suicidarse debido a una profunda depresión en la que entró después de que el Instituto Electoral Veracruzano (IEV) entregó la constancia de mayoría a Gamboa Martínez. Además ni  el innombrable ni los de palacio de gobierno y ni siquiera su compadre Villegas Sosa le contestaban el teléfono si quiera para servir de paño de lágrimas. En pocas palabras, lo dejaron solo para que cargara con la responsabilidad de la derrota priísta en Tlacotalpan.

Los tlacotalpeños aseguran que el intento de suicidio se perpetró  en el domicilio del mismo excandidato, ubicado cerca de la Plaza Zaragoza, a unos metros del palacio municipal y aunque no logró el objetivo, Gutiérrez Hernández fue trasladado a un hospital privado de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río para ser atendido no solo de las heridas que se autoprodujo sino también para recibir ayuda sicológica que lo ayude a superar  la extrema depresión que sufre.

A la par, por aquellos rumbos también  se dice que el otro gran perdedor del 7 de julio fue el exdirector de la Agroindustria Azucarera en la fidelidad, Juan Carlos Molina Palacios, quien fue el gran financiador de vla campaña electoral del priísta tlacotalpeño  e hizo un derroche impresionante de dinero. Por ejemplo, desde el mes de febrero y hasta un día antes del domingo 7 de julio cada semana se entregaban dos despensas por casa en Tlacotalpan con el mensaje de que eran “de parte de su amigo Gustavo”.

De esta forma, a la Perla del Papaloapan llegaron decenas de tractocamiones cargados de comestibles y otras chácharas pagadas por Molina Palacios para asegurar el triunfo de abanderado tricolor. Aún así, los tlacotalpeños votaron en contra porque sabían de dónde venían los regalos. Lo sucedido con el candidato perdedor  en ese municipio confirma  que las secuelas de las competencias comiciales no olo son políticas sino también existenciales. Ver para creer: lo que puede acarrear un descalabro electoral.

DOS TRISTES TIGRES

Otros que andan arrastrando la cobija por el azotón electoral del 7 de julio –aunque el mundo puede estar tranquilo porque nunca atentarán contra sí mismos pues no disparan ni en defensa propia- son los politólogos, mercadólogos, constructores de imagen, analistas y lo que se acumule en su ya desgastada currícula, Fernando Vázquez Rigada y Javier Moranchel, súper-asesores del empresario Sergio Pazos Navarrete, perdedor de los comicios para renovar el ayuntamiento de Boca del Río.

Vázquez Rigada y Moranchel hicieron mancuerna con otros falsos expertos en cuestiones de imagen y marketing, es decir, con la vocera estatal María Gina Domínguez y sus ineficientes subalternos. Ni en montón lograron ayudar a Pazos Navarrete pues no les funcionó ni las carretadas de dinero ni los conferencistas pagados por el erario estatal ni los boletines-noticia –mal redactados, claro- insertados diariamente en planas de periódicos, estaciones de radio y televisión y en portales digitales ni el cerco informativo para bloquear al panista Miguel Ángel Yunes Márquez y uniformar a toda la prensa local para que arropara al exdirector de la Oficina de Visitantes y Convenciones.

Pazos Navarrete mordió el polvo estrepitosamente, engañado por sus asesores chafas. Eso si, ni Moranchel ni Vázquez morirán de hambre porque cobran muy bien, vendiéndoles espejitos a sus asesorados, entre ellos el propio gobernante en turno, Javier Duarte de Ochoa, cuya imagen pública está más dañada que el agua de un florero, según el refrán colombiano, aunque eso no quita que ese par de “tigres” de la comunicación y el análisis político anden tristes.

Por cierto, los hermanos Marcos y Agustín Mollinedo amenazan con arrebatarles el titulo  de “Caín y Abel” a los futuros diputados Pola Estrada pues el pleito entre ambos es el nuevo deleite de los morbosos. El primero es panista y  actual alcalde de Atoyac pero le heredará la alcaldía al segundo que es priísta y que habría ganado las elecciones del domingo 7 de julio. Y se dice que “habría” porque los pobladores llevan varios días bloqueando la carretera federal Atoyac-Paso del Macho en exigencia de que se anulen los comicios pues acusan que hubo fraude. En este jaloneo, el priísta acusa a su hermano de financiar las protestas en su contra.

Es más, hasta amenazó con auditarlo en cuanto llegue al palacio municipal y mandarlo a la cárcel si descubre irregularidades financieras -¿le sabrá algo  o le habla al tanteo?, lo más seguro es lo primero- mientras que el panista alardea entre sus cercanos que no le dejará en las arcas municipales ni para comprarse un chicle porque no se lo merece. Es otro pleito fraternal al estilo  Caín y Abel. Nada más falta que saquen la pistola y la reyerta pase de lo ridículo a lo dramático como en Tlacotalpan.

FUENTE: NOTIVER

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