27 de septiembre de 2013

LAS PROTESTAS EN BRASIL


 

Eduardo de la Torre Jaramillo

“Esas voces de la calle deben ser escuchadas. Mi gobierno está escuchando esas voces que piden un cambio…”  
Dilma Rousseff

Que sirva este artículo para poder hacer un análisis comparado de otra sociedad como la brasileña, y que observemos las diferencias entre nuestros países.

De 1994 a 2002 gobernó Fernando Henrique Cardoso, sociólogo que en 1969 junto con Enzo Faletto crearon la única teoría latinoamericana en ciencias sociales, la famosa “Teoría de la Dependencia”, éste intelectual siendo presidente aplicó el “Plan Real” afianzando una macroeconomía ordenada con baja inflación, lo que le permitió bajar la pobreza en su primer periodo de gobierno en un 5.1%; aunado a lo anterior, las cosechas en ese país de 1996 a 2006 crecieron en un 360%, cuyo resultado fue que Brasil dejara de ser un país importador de alimentos como lo era en 1980, y se convirtió en una potencia agrícola mundial.

Continuando con la información anterior, Brasil es el primer exportador de jugos de naranja, pollos, azúcar, café, carnes; el segundo exportador mundial de maíz; y el cuarto de algodón y cerdo.

Posteriormente gobernó Lula Da Silva, candidato presidencial perdedor en 1989, 1994 y 1998, quien se convirtió en presidente de la república de 2003 a 2010, éste aplicó los programas “Beca Familia”; urbanizó los barrios pobres y sobre todo mantuvo la línea macroeconómica de su antecesor Cardoso con apoyo del Banco Central.Ambos gobiernos redujeron la pobreza, pero de manera más acelerada y eficaz en la época de Lula, en total disminuyeron 30 millones de pobres que pasaron a ser las nuevas clases medias brasileñas. -Dicho sea de paso, esos gobiernos fueron de izquierda, en el caso de Cardoso es un socialdemócrata y Lula venía de la clase obrera con formación marxista, de allí su Partido de los Trabajadores (PT), esta forma de gobernar significa una lección donde Estado y Mercado hicieron una complementación para tener una mejor gobernación, no exenta de corrupción, sobre todo con algunos integrantes del PT.

Por ejemplo en la parte económica, de 2002 a 2010, el PIB creció en un 4% anual; éxito en parte porque mantuvo una banca privada y pública; el crecimiento del salario fue del 59.2% (a diferencia de México que sólo es del -5.5%); su recaudación es del 36% del PIB (mientras que México recauda el 11% en promedio anual); para Gasto Social anualmente destinan el 26.2% (en el país es el 11.3%); el gasto en educación es del 5.6%, además Lula creó 12 nuevas universidades públicas (el gobierno federal del país destina el 3.7%); además de que es un país urbano en un 85% (el 77% en México).

Con el ascenso de Dilma Rousseff a la presidencia de la república, se pensó que Brasil se iría al primer mundo, esto porque ya encabezaba al BRIC, por supuesto que la crisis financiera global de 2009 le pegó a aquel país y dio comienzo al declive de dos narrativas: a) la reivindicación de la democracia, y b) las políticas de inclusión; fue así que la narrativa de la exclusión social se hizo patente, por ejemplo las nuevas clases medias no accedían a un sistema de salud mayor y de mejor atención.

Centrándome en la movilización de millón y medio de brasileños, éstase originó por el aumento del transporte público, y de allí sus protestas pasaron a ser en contra del Mundial de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016, porque el gobierno llevaba un gasto de 30,000 mil millones de dólares; por lo tanto transitaron hacia el reclamo de más y mejor educación, salud, transporte público y seguridad social; es pertinente mencionar que no quieren un cambio, no están exigiendo la modificación del régimen político, si mayor eficacia y eficiencia del gobierno, inclusive quieren un “Brasil mejor”, y con políticos menos corruptos, con menos impunidad, con menos privilegios y combatir el patrimonialismo; lo cual es una de las consecuencias de tener una reforma política congelada desde hace 20 años.

Definitivamente, lo que le pasó a las nuevas clases medias brasileñas es parte de un cambio cultural, en el cual procedieron de la seguridad del ciberespacio en sus casas a la calle (algunas de sus pancartas decían: “vamos a las calles, porque Facebook no basta” o “Hemos salido de Facebook”), ya no hay ideologías, están ignorando a los partido políticos, desconfían de los medios de comunicación, no reconocen liderazgos, en fin es un nuevo patrón de movimiento social, donde se evidencia la eficacia de la tecnopolítica (táctica y estrategia de las herramientas digitales que están configurando a las identidades colectivas).

El gobierno de Brasil entendió que “las respuestas represivas agudizan los conflictos y aíslan a los gobiernos”, por lo que se obligaron a tomar decisiones institucionales como: un porcentaje alto de los recursos del petróleo (Petrobas) se van a la educación y a la salud, además están cambiando la Constitución para controlar al gobierno frente a la corrupción.


Finalmente esa clase media ilustrada que se movilizó para exigir calidad de los servicios que se traducen en calidad de vida se reflejó en quienes asistieron a las marchas, por ejemplo el 77%  tenían título universitario; el 84% no pertenece a ningún partido político; y el 53% eran menores de 25 años. Y por supuesto quienes asistían a la marcha tenían un objetivo claro y sabían porque protestaban; quizá Brasil padeció una crisis de su progreso.

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