13 de diciembre de 2014

ROMPE PEPE YUNES CON JAVIER DUARTE

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Rompe Pepe Yunes con Javier Duarte
•Desde hace ratito la relación entre el gobernador y los senadores priistas naufragaba con vientos huracanados a la mitad del océano político
•La ruptura, a partir de la iniciativa de ley para achicar la gubernatura a dos años
•Proyectos antagónicos entre sí
•Se acabó, pues, la cortesía diplomática 
•Frente común de todos los Yunes juntos 

Por: Luis Velázquez 

El senador Pepe Yunes se ha lanzado con todo en contra de la iniciativa de ley de Javier Duarte para achicar la gubernatura a dos años sólo por el periodo siguiente. 

Incluso, ha sido más categórico que su homólogo, el senador Héctor Yunes Landa, y el panista Miguel Ángel Yunes Linares.
  
Firme, derecho, derechito, a la cabeza, sin medias tintas. Congruente consigo mismo con su versión que desde hace ratito ha expuesto. 

He aquí, pues, un resumen de lo que piensa y siente y cree:


Uno. La mini/gubernatura de dos años es “inoportuna, inconsecuente y lesiva”, tanto en materia económica como política, para el destino social de los 8 millones de habitantes de Veracruz. 

Dos. Hoy en el país y en Veracruz “se necesita concertación y conciliación” y en ningún momento polarizar a las clases sociales. 

Tres. La iniciativa duartista ni genera estabilidad económica ni tampoco política, cuando la república entera necesita confianza pública. 

Cuatro. Una gubernatura de dos años en ningún momento engendra confianza de la iniciativa privada.
  
Categórico, pues, el senador. Sin duda, a partir de su rueda de prensa en un hotel de Xalapa la relación institucional con el gobernador Javier Duarte y los secretarios duartistas se habrá endurecido. 

Mejor dicho, roto.
  
Descarrilado, pues los hechos y circunstancias indican que se trata de un par de proyectos políticos antagónicos entre sí. 

Lo más importante es que el senador Yunes Zorrilla se ha expresado sin rodeos, sin doblarse, sin doblegarse ante el jefe máximo en turno del priismo. 

Es más, según las versiones desde hace ratito la relación entre el gobernador y los dos senadores priistas naufragaba en el centro del océano político con vientos huracanados. 

Incluso, las redes telefónicas fueron clausuradas desde cuando el senador panista, Fernando Yunes Márquez, subió a tribuna en la Cámara Alta para denunciar irregularidades de recursos federales en Veracruz, primero, en materia de salud, y segundo, en el ramo educativo. 

Y el reproche de Duarte habría sido a partir de que, en su mirada y en la mirada de sus asesores secretarios más cercanos, ninguno de los senadores priistas se levantó a la tribuna para lanzarse en contra de Yunes Márquez. 

Peor tantito: se habla de reproches entre las partes, pues al final del día, y dada la mecánica burocrática cuando hay interpelaciones de tal naturaleza, la propuesta se envía a comisiones y ahí queda congelada. 

Y, en consecuencia, armar una defensa en la tribuna parlamentaria es poner crema a los tacos e inflar la acusación.
  

NUNCA HAN SIDO SANTOS DE LA DEVOCIÓN FIDELISTA 

Además, está claro: nunca, desde el sexenio de Fidel Herrera, ni Pepe Yunes ni tampoco Héctor Yunes han sido mirados con simpatía por la elite priista en el gobierno de Veracruz.
  
Fidel Herrera, por ejemplo, engañó a Pepe y Héctor de que serían candidatos a gobernador cuando ya tenía a su candidato “tapado y destapado” que era Javier Duarte.
  
Más todavía: cuando Pepe Yunes fue presidente del CDE del PRI nunca, jamás, el gobernador fogoso y gozoso lo visitó en el partido como priista que es, vaya, ni tampoco asistió a su toma de posesión en el edificio priista. 

Y hasta ahora existe la versión de que si Pepe Yunes fue derrotado en la primera candidatura a senador de la República se debió a un doble, triple, cuádruple juego del fogoso, que para tales fidelíneas tiene doctorado en la intriga palaciega. 

Ahora está claro: ni Pepe ni Héctor son candidatos de Duarte a la gubernatura, pues su círculo gravita alrededor de Érick Lagos, Gerardo Buganza, Adolfo Mota, Jorge Carvallo y Alberto Silva, más algún ‘tapado’ que pudiera incluirse en un camino tan largo y extenso de aquí a la primavera del año 2016.
  
Por eso, si desde el año 2010, cuando Fidel Herrera inclinó la balanza por Duarte para la candidatura, la relación con Héctor Yunes quedó fracturada y así se ha mantenido, ahora, con la declaración de Pepe Yunes sobre la iniciativa de ley duartista para achicar la gubernatura la relación entre el senador y el gobernador ha tocado fondo. 

Se acabó, pues, la cortesía política. 

PELEA ENTRE LAS HORDAS PRIISTAS 

Los dados políticos, pues, están en la mesa. 

Javier Duarte es Fidel Herrera. Pero más aún, ahora, Enrique Peña Nieto. 

Héctor Yunes es Manlio Fabio Beltrones y César Camacho Quiroz, y también Miguel Ángel Osorio Chong. 

Pepe Yunes es Luis Videgaray Caso, Fernando Aportela, José Antonio Meade Kuribreña, José Antonio González Fernández, Ernesto Cordero, Andrés Conesa, Guillermo Batatz, Guillermo Solomon, Raúl Murrieta Cummings y Jaime Valls Esponda, entre otros.
  
Y Videgaray es Ernesto Peña Nieto.

 Claro, se entiende, hoy es el tiempo de Peña Nieto y, bueno, los días y semanas por venir definirán el lado donde caigan los dados, aun cuando con la mayoría priista en la LXIII Legislatura, más los diputados panistas divididos (el grupo de los Julen Rementería apuesta a la mini de dos años), todo indica que la iniciativa duartista ya está, de hecho, aprobada. 

Y es que si tanto Pepe como Héctor Yunes han expresado su oposición a la mini/gubernatura, quedarse en la mera rueda de prensa resultaría infantil, pues el cabildeo habrá de continuar en medio de la tempestad y más allá del laberinto político legislativo. 

Sin embargo, queda claro: la relación entre el gobernador y los senadores priistas está rota, pues ni modo que luego de los espadazos políticos, legislativos y mediáticos fumen la pipa de la paz, pues de por medio se atraviesan los cien mil millones de pesos de presupuesto anual del gobierno de Veracruz, más el diezmo y el doble diezmo, más los negocios lícitos e ilícitos, más la lucha por el poder político, económico y social entre los grupos, las tribus priistas.
  
Y es que a ninguna de las hordas tricolores interesa el destino común de los 8 millones de habitantes de Veracruz con la miseria, la pobreza y la jodidez, y el desempleo, los salarios de hambre y la migración y la baja calidad educativa, de salud y de seguridad, sino, simple y llanamente, las mieles del poder con sentido patrimonialista. 

 PROPUESTAS QUE NADIE PELÓ…
  
La ruptura de los senadores priistas con el gobernador ha sido más notoria a partir de lo siguiente:
  
En la iniciativa de ley duartista para la mini de dos años consideran otras propuestas, entre ellas: 

Una. La reelección de diputados locales hasta por cuatro periodos. 

Dos. La reelección de presidentes municipales, síndicos y regidores hasta por cuatro periodos.


Tres. Las campañas por la gubernatura durarán sólo 60 días, en tanto las de diputados y ediles, la mitad; es decir, 30. 

Cuatro. La creación de una Fiscalía general, que sería designada por el procurador de Justicia y permanecerá en el cargo durante nueve años. 

Cinco. La organización, desarrollo y vigilancia de las elecciones, plebiscitos y referendos (figuras incluidas por Miguel Alemán Velasco en la Constitución Política local y que nunca, jamás, un gobernador ha tomado en cuenta) estén a cargo de un organismo público local.


Y, sin embargo, el eje central de la inconformidad electoral y política y social de los senadores priistas fue la mini de dos años.


Además, bastaría referir que de acuerdo con la cultura priista, aquella característica de la presidencia imperial y faraónica que ha vuelto a Los Pinos con el presidente Enrique Peña Nieto, está prohibido de hecho y derecho que un priista lleve y/o juegue la contra al jefe máximo.
  
Prohibido, pues, que alguien, cualquiera sea su nivel, contradiga al presidente de la República y/o al gobernador, incluso, al presidente municipal, porque en automático queda fuera del paraíso y, con frecuencia, el exilio dura un sexenio, con el riesgo de más tiempo. 

Es más, en el siglo pasado, el destino de un inconforme, irreverente, disidente al jefe máximo era el éxodo, el exilio, la cárcel y hasta la sepultura, como todavía hoy suele darse en algunas latitudes de la república.


El éxodo, por ejemplo, fue el destino de Pepe Yunes cuando Fidel Herrera gobernaba Veracruz y él terminara al lado de Beatriz Paredes en el CEN del PRI, como también, digamos, como referencia histórica, el éxodo fue la travesía de Fidel Herrera cuando Patricio Chirinos Calero y Miguel Ángel Yunes Linares ejercían el poder político en la tierra jarocha.
  

EJÉRCITO SIRIO/LIBANÉS DE TODOS LOS YUNES 

Con los dados en el aire, el escenario se plantea así: 

Uno. Si el senador Pepe Yunes se ha pronunciado tal cual en contra de la iniciativa de ley duartista.
  
Dos. Si el senador de la República, Héctor Yunes, de igual modo. 

Tres. Si el senador panista Fernando Yunes Márquez también ha cuestionado la mini de dos años.
  
Cuatro. Si el panista Miguel Ángel Yunes Linares también se lanzó duro en contra de la iniciativa duartista. 

Entonces, el riesgo es que los Yunes se coaliguen en un frente común pues, en todo caso, los secretarios duartistas y Duarte se han convertido de hecho y derecho en sus enemigos y adversarios.


Y aun cuando una parte de ellos son priistas, también hacia el interior de cada partido político, en este caso el tricolor, hay tribus, tan implacables como las hordas de Atila.


Todavía más si se considera que mientras los Yunes Linares y Yunes Landa proceden de los sirios del Medio Oriente, belicosos por naturaleza, los Yunes Zorrilla son libaneses, que son comerciantes, buenos para el negocio; pero también una parte de su contextura humana es la pelea callejera.
  
Y los genes, lo dice el científico social y político, genes son. 

Y más, cuando el senador Fernando Yunes ha dicho una y mil veces que el próximo gobernador será un Yunes, cualquiera de la familia. 

¿Podrían los duartistas fidelistas contra un frente común de todos los Yunes juntos? 

Los dados políticos están cargados. Y jure el lector que de aquí pa’lante, la vida será divertida… claro, mientras nadie se raje ni sea doblegado ni se eche para atrás. 

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