11 de enero de 2015

PERIODISTAS DE VERACRUZ: QUE EL ESTADO RESPONDA YA

Si al priista Javier Duarte de Ochoa su ineficiencia y falta de voluntad política sólo le alcanza para investigar los robos de frutsis y pingüinos en las tiendas Oxxo, el Estado mexicano debe mostrar ya, con urgencia, que no está quebrado, que aún tiene capacidad para defender a los ciudadanos y que, pese a la tremenda filtraciones de criminales que tiene en sus filas, aún es capaz de reaccionar y defender con toda su fuerza a los periodistas cabales en Veracruz.

Desde el 1 de diciembre de 2010, el día que Duarte de Ochoa tomó posesión como Gobernador de esa entidad, han sido asesinados 10 periodistas sin que se hayan esclarecido las causas ni presentado avances en las investigaciones de los homicidios.

Los comunicadores que han sido víctimas de la violencia y de la impunidad que toleran las autoridades de ese estado son: Noel López Olguín, Miguel Ángel López Velasco, Misael López Solana, Yolanda Ordaz, Regina Martínez, Guillermo Luna Varela, Gabriel Huge Córdova, Esteban Rodríguez, Víctor Manuel Báez Chino y Gregorio Jiménez.

Ahora, el caso del periodista Moisés Sánchez Cerezo, quien la tarde del 2 de enero pasado fue sacado de su domicilio, en la comunidad de El Tejar, municipio de Medellín de Bravo, por un grupo de hombres armados, y permanece como desaparecido, ha vuelto a poner en la mesa la crisis de intolerancia a la libertad de expresión que padece esa entidad, y la indiferencia cómplice del gobierno de Duarte.

Jorge Sánchez, hijo del activista en favor de la seguridad en su comunidad, comentó que su padre había recibido amenazas indirectas de que le darían “un susto”.

Esta versión fue corroborada por la organización internacional Artículo 19, que confirmó que el periodismo y activismo realizado por Sánchez Cerezo, provocó el enojo del Alcalde panista de Medellín de Bravo, Omar Cruz Reyes, pues “tres días antes del secuestro del periodista, éste se enteró a través de una fuente confiable que el Edil Cruz Reyes pretendía callarlo dándole una lección”.

Sobre el caso, Javier Duarte realizó otra de sus acostumbradas e irresponsables declaraciones. El 3 de enero pasado dijo, tras ser consultado por el “levantón” del periodista: “No es reportero sino un “conductor de taxis y activista vecinal”, como si estas dos últimas actividades fueran poca cosa y tampoco merecieran una investigación expedita y a fondo.

El Relator Especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para la Promoción y Protección de Libertad de Opinión y Expresión, Frank La Rue, ha dicho que Veracruz es el estado más peligroso para el ejercicio de la prensa en México, que a su vez es uno de los países de mayor riesgo a nivel mundial.
Así lo denunció también Artículo 19, en un informe donde además destacó que la repetición de las agresiones y la impunidad que suele acompañar a los casos documentados en Veracruz y en otras entidades del país ha provocado que la violencia contra la prensa tienda a incrementarse.
Esas razones, expuso, han tenido un efecto amedrentador para las y los profesionales de los medios, quienes optan por continuar con su trabajo a pesar de los riesgos de informar en un país donde más del 90 por ciento de los delitos denunciados quedan en la impunidad.
El caso de Moisés Sánchez exige ahora que el Estado mexicano responda ya, sin tardanza alguna, a la deuda que tiene con los periodistas veracruzanos, pues ni la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos en contra de la Libertad de Expresión, que depende de la Procuraduría General de la República (PGR), ni las procuradurías locales, ni los tribunales han tomado acciones contundentes para buscar la verdad, la justicia y la reparación de daños que estos ataques ameritan.

“Antes se hablaba de balaceras y asesinatos, de participación de la delincuencia organizada, y hoy hablamos de robos a negocios, de que se robaron un Frutsi y dos Pingüinos en el Oxxo”, dijo el Gobernador Javier Duarte en octubre pasado.
Sin embargo, sus ramplonerías no pueden tapar su evidente irresponsabilidad y su incapacidad política para lidiar con la crítica y con quienes no piensan como él.
Como escribió en Plumas Libres el periodista y analista político veracruzano Mussio Cárdenas Arellano, el “infame concepto de periodista” de Duarte es el siguiente:
“Si no está en su nómina, no es periodista.
“Si no tiene convenio de publicidad, no es periodista.
“Si no se arrastra y lo elogia, no es periodista.
“Si no encubre sus fechorías, no es periodista.
“Si es periodista crítico, es taxista.
“Y si insiste en hacer crítica, es activista vecinal”.

¡Feliz fin de semana!

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