27 de enero de 2015

RECOMENDAMOS: MOISÉS SÁNCHEZ, TAXISTA Y PERIODISTA ASESINADO, POR LUIS CASTRILLÓN

etcétera
El asesinato del periodista veracruzano Moisés Sánchez orilla una vez más a su colega yucateco Luis Castrillón —#YoSoyReportero— a reflexionar sobre uno de los oficios más riesgosos en México: el de tratar de informar de los crímenes, la inseguridad y la impunidad que imperan desde hace ya muchos años en este país.
 Él era Moisés Sánchez. Para algunos, incluido el gobernador de Veracruz, Javier Duarte, nada más que “un taxista”.
La apreciación del mandatario de esa entidad reconocida por su café de altura, el son y otros ritmos costeros, la música romántica a través de las letras de Agustín Lara, entre otras virtudes, da una muestra del interés que existe en el país por detener en realidad lo que parece un sistemático ataque al ejercicio del periodismo.
Sólo el estado de Veracruz contabiliza, ya con Sánchez, más de una decena de periodistas muertos. Duarte sabe bien que en un nefasto y mórbido ranking mundial gobierna la primera entidad en el mundo por el número de sus reporteros muertos y desaparecidos. Aunque para él y otros más era sólo el chofer de un auto de alquiler.
La realidad es que financiaba su trabajo periodístico con lo que ganaba como taxista.
La realidad es que el alcalde del municipio donde ruleteaba, Medellín, lo amenazó.

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