28 de junio de 2015

CUATRO MULTIMILLONARIOS DUEÑOS DE 9% DE LA RIQUEZA MEXICANA

En México es sólo una minoría privilegiada la que tiene asegurado el futuro. La desigualdad es innegable y cada vez más aguda. Esta semana Oxfam México dio a conocer su informe sobre la “extrema desigualdad” en el país.


Miseria para muchos, lujos para pocos… y el bienestar de las familias en el juego de la especulación. Mientras que la clase política y los grandes empresarios se enriquecen, las trabajadoras, los trabajadores y sus familias luchan día a día para poder llevar alimento digno a la boca.
El lujo
Presentado esta semana y elaborado por el Dr. Gerardo Esquivel, el informe titulado “Desigualdad Extrema en México: Concentración del Poder Económico y Político” expone la concentración del poder económico en el país. El estudio presentado por Oxfam México, una Organización No Gubernamental (ONG) dedicada a los temas de injusticia y pobreza, da cuenta de la “extrema desigualdad” y de la concentración del ingreso en manos de muy pocas personas.
Sólo el 1% de la población concentra el 43% de la riqueza del país. La desigualdad no podría ser más evidente, los números presentados por el informe de la ONG muestran a sólo 4 personas como poseedores de tal riqueza que suma cerca del 9% del Producto Interno Bruto mexicano.
Carlos Slim (Grupo Carso) dueño de Telmex y cerca de 180 empresas más, Germán Larrea (Grupo México) dedicado principalmente a la minería, Alberto Bailleres(Grupo Bal), Salinas Pliego (Grupo Salinas) dueño de Tv Azteca y dedicado a telecomunicaciones principalmente; son los cuatro hombres que concentran este 9%.
Estos multimillonarios aumentaron ocho veces su fortuna en veinte años, en un país como México parece imposible de creer. ¿Cómo lo hacen?
La miseria
A costa del trabajo y la pobreza de millones de mexicanos y aprovechando las reformas estructurales que les permiten jugar con la vida de las familias que trabajan jornadas extenuantes y en pésimas condiciones laborales.
A cambio, recibimos bajísimos salarios que garantizan las ganancias de las empresas de estos multimillonarios, el ahorro en los costos de producción viene casi siempre de bajar el costo de la mano de obra.
Ellos son propietarios de las empresas pero son los trabajadores quienes ponen el trabajo para que esas empresas se muevan, produzcan, comercien, transporten, exploten recursos naturales, etc. ¿Qué sería el dueño de una empresa sin los trabajadores? Aun los edificios en los que funcionan, aun las herencias que se trasmiten de los capitalistas a sus hijos, son trabajo acumulado.
Todos los días salen a las calles millones de trabajadoras y trabajadores a poner en marcha al país, en la fábrica, dando clase, en una oficina o limpiando las calles se produce la riqueza nacional que se distribuye de manera desigual, lo cual se levanta sobre la base de la explotación, esto es de que los grandes empresarios se quedan con el fruto del trabajo ajeno.
Los bajos salarios ponen al patrón en mejor situación, y si a eso sumamos los impuestos requeridos por el Estado mexicano, lo que queda para sobrevivir resulta insuficiente.
Algunos trabajadores han salido a las calles a protestar sobre losdespidos, los bajos salarios y las condiciones de precariedad, exigiendo una mejora para las condiciones de trabajo y de vida en la que la mayoría nos encontramos. A últimas fechas y al tiempo que las grandes fortunas crecen, se han denunciado casos de despidos, bajos aumentos salariales por parte de las direcciones sindicales y hasta condiciones de esclavitud para trabajadores como los de San Quintín.
La especulación
La desigualdad que expresa el documento de Oxfam México sin duda los mexicanos la tenemos presente, la vivimos a diario y la sentimos casi a manera de furia cada vez que leemos o escuchamos una noticia referente a estas condiciones de trabajo en contraste con los grandes lujos de la clase empresarial y política.
Las medidas anunciadas por el gobierno federal para mitigar las desigualdades no solo son cínicas mentiras de un gobierno que actúa a favor de los empresarios, sino que son parte del juego de la especulación. La pobreza, el hambre y la desigualdad se han vuelto una mercancía más para aquellos que tienen asegurado su futuro.
Mientras millones de personas en el país sufren las consecuencias de la pobreza y la austeridad impuesta por medio de los recortes presupuestales y las reformas que atacan los derechos laborales, la clase política de los partidos del régimen ocupa con fines electoreros y para su propio beneficio la miseria del país.
Los programas y campañas como las desarrolladas por el gobierno no dan solución de fondo a los graves problemas de pobreza de más de 50 millones de personas. Se utilizan para someter a los más pobres aprovechando las condiciones que el empresariado nacional y extranjero y el Estado crean aprobando reformas que flexibilizan la contratación, aumentan la productividad y no los salarios, atacan la seguridad laboral y garantizan el crecimiento de las grandes fortunas.
¿Por qué los empresarios no pagan más impuestos?
Mientras los trabajadores de a pie pagamos los impuestos por adelantado en nuestros recibos de trabajo, los dueños de las empresas pagan impuestos sobre lo ya ganado, hechos y declarados por ellos mismos sin que sean seriamente cuestionados. Y más aún, los impuestos recaudados que vienen de los millones de trabajadores son utilizados para poner en bandeja de plata las condiciones para que los grandes empresarios puedan acrecentar sus ganancias. La moneda de cambio son las condiciones de vida de las y los trabajadores en la vida de los negocios.

Establecer impuestos progresivos a las grandes fortunas, empresarios, banqueros y terratenientes que permitan aumentar los recursos y eliminar la presión fiscal sobre los trabajadores permitiría destinar esos fondos a trabajo, salud y educación. A la vez bregar por un aumento salarial de emergencia, así como una escala móvil de salarios de acuerdo a la inflación, son todas medidas para enfrentar el ataque capitalista que engendra cada vez más desigualdad. Constituiría un importante paso en la lucha contra la explotación y la opresión, pilar del capitalismo. 

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