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En un
derroche de presunción e insensatez, cosa que en realidad nos tiene
prácticamente sin cuidado, el asesino de Atenco y actual usurpador Enrique Peña
Nieto encabezó la “Quinta Carrera Molino del Rey”, organizada por el Estado
Mayor Presidencial este sábado por la mañana.
La
carrera de resistencia arrancó a las 8 horas en el Bosque de Chapultepec y pasó
por la Glorieta de la Lealtad, donde confluyen las avenidas Chivatito y
Alencastre, así como por el exterior de la Residencia Oficial de Los Pinos,
ilegalmente ocupada por Peña Nieto tras el millonario
fraude de 2012.
Varios empleados de Peña lo acompañaron en el recorrido de 10
kilómetros, entre ellos su dedo derecho Aurelio Nuño, la “secretaria de Salud”
Mercedes Juan López y el jefe del Estado Mayor Presidencial, Roberto Miranda
Moren. Todos ellos, claro, rodeados de cientos de elementos de la corporación,
policías federal y local, para evitar a toda costa el repudio popular.
Peña
supuestamente recorrió los 10 kilómetros de la carrera en su totalidad, a siete
semanas de haberse sometido a una intervención quirúrgica para extirparle la
vesícula. No obstante, fuentes al interior del Hospital Militar han señalado
que el asesino de Atenco en realidad está recibiendo tratamiento de quimioterapia,
por lo que entra y sale del nosocomio con regularidad.
Medios de comunicación mostraron imágenes del asesino de Atenco
durante la “carrera”, en la que se puede ver su deplorable estado físico. Se le
nota cada vez más delgado, pálido y por momentos durante el recorrido se le
veía totalmente sofocado, abriendo el hocico en extremo para tomar bocanadas de
aire debido a insuficiencia respiratoria.
Al concluir el evento, el sujeto encabezó visiblemente disminuido la ceremonia de premiación de la “carrera”, en la que presumió “sentirse muy bien” y que hace ejercicio todos los días. No obstante, su aspecto físico delata sus evidentes problemas de salud.
Luego de la “carrera”, el sujeto dijo ante la prensa que la devaluación que su régimen ha estado causando –y con ella la pobreza y hambruna de millones de mexicanos– “tiene un lado positivo”, porque hace a México “más competitivo”.
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