14 de agosto de 2015

EL GOBERNADOR DUARTE, CULPABLE POR OMISO

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Con mérito o no, gobernador de Veracruz es uno de los malos favoritos de los medios de comunicación y de las ONG´s de todo tipo
por  el 
Hace tiempo que, con mérito o no, Javier Duarte es uno de los malos favoritos de los medios de comunicación y de las ONG´s de todo tipo, en especial porque la violencia en el estado de Veracruz se ha cebado en periodistas. La última muerte de uno ocurrió en un bar de Orizaba cuando convivía, la madrugada de ayer, con jefes del grupo de Los Zetas.
Antes, al gobernador veracruzano le llovió sobre mojado a causa del homicidio múltiple en un departamento de la Colonia Narvarte, en la capital de la República, en el que una de las víctimas fue un fotorreportero paisano suyo que se habría exiliado de la entidad a causa de amenazas que lo hicieron temer por su integridad.
Lo repudiable en cualquier lamentable evento de este tipo es el oportunismo de quien sea; por ejemplo, la ejecución del reportero en la Narvarte dio al jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Mancera, la oportunidad de dictar disposiciones para proteger a periodistas, como si nuestro oficio nos otorgara una condición especial sobre el resto de la ciudadanía.
Se agradece su preocupación por los periodistas, pero es a todos los chilangos a quienes debe cuidar; para eso fue electo.
Nada hay nada, por el momento, que relacione al gobernador Duarte con la muerte de Rubén Espinosa, si acaso el audio de un encuentro del gobernador con periodistas en el que les advirtió que algunos andaban en malos pasos.
La madrugada de ayer fue asesinado un periodista en Orizaba; Juan Heriberto Santos Cabrera, que había sido corresponsal de una televisora capitalina, repartía dinero de los “Zetas” a colegas que cubrían la nota policiaca en la región, según reveló a Radio Fórmula José Abella, director del periódico “El Buen Tono”, en el que trabajaban 2 reporteros que se encontraban en el mismo bar a la hora de la ejecución y resultaron ilesos.
Abella no se anda por las ramas. Conforme a su versión, Santos Cabrera no cayó en fuego cruzado, sino que los ejecutores fueron sobre él y sus compañeros de convivio, Los Zetas.
Hasta hoy, nada relaciona a Duarte con esta ejecución, sin embargo hay una pregunta sin respuesta. Si el gobernador sabía y sabe (y supongo que su fiscal general, Luis Ángel Bravo Contreras, también) que algunos periodistas veracruzanos andaban o andan en malos pasos, ¿por qué sólo advertirles cuando lo rutinario sería proceder como corresponde?
Se puede preguntar de otra manera: ¿Sabían el gobernador y su fiscal general que Juan Heriberto Santos Cabrera andaba en malos pasos? ¿Si estaba en la lista que él conocía o conoce, por qué no procedió en su contra? Al parecer, según el director de El Buen Tono, era el contacto de Los Zetas con reporteros policiacos.
Debe saber el gobernador que también se es culpable por omisión.
El hubiera no existe, pero si Duarte hubiese procedido como era su obligación, quizás Santos Cabrera estaría preso, pero vivo.

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