14 de agosto de 2015

“TÚ PUEDES SER EL SIGUIENTE”, DICE DUARTE CON SU CÍNICA Y HORROROSA SONRISA: HENRY KIARA, PERIODISTA DE GUERRA

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TRESPUNTOCERO).- No sé si en todos los países, pero al menos en México, en Xalapa, de nada sirve que hagas un millón de cosas buenas. Con una que hagas mal todo se va a la basura. Hoy es uno de esos días en los que no importa lo que digas o hagas, todo sale mal. De esos días que se te va el hambre, se van las ganas, se te van los planes y se te va todo de las manos. Son días de impotencia… Ese fue el último mensaje que se afirma publicó en Facebook el periodista Víctor Manuel Báez Chino. Días después de su muerte esas líneas hicieron pensar que sospechaba que algo le podía pasar.

Henry Kiara, periodista de guerra, comenta a Revolución TRESPUNTOCERO, “conocemos los más recónditos sitios donde la muerte habita, caminamos a la par de francotiradores y no tienes asegurado que el próximo segundo sigas vivo, pero esa realidad no tiene nada que ver con el hecho que te persigan, que seas investigado, porque incluso en batallas en Medio Oriente, los periodistas nunca han sido su objetivo principal… ahí la prensa es respetada…

He visto decapitados en Afganistán, cuerpos deshechos por las bombas en Gaza, y cuando me tocó ir a los funerales de algunos periodistas mexicanos, la historia se contó distinto, aquí la prensa no es respetada, quienes se dedican a este oficio (de forma comprometida), son hostigados, porque se convierten en el enemigo público, quien no está con el gobierno, quien se hace el ciego, quien intenta echar pintura rosa al Estado Fallido, ese comunicador es quien padece la muerte más deshonrosa, en pedazos repartidos en bolsas negras, decapitado y sin que la tortura falte…
Porque es castigado y al mismo tiempo amenaza para los que se queden, ‘tú puedes ser el siguiente’, dice Duarte con su cínica y horrorosa sonrisa, pero también lo hace el diputado, el presidente municipal, el regidor, quien sea que tenga dinero y poder, porque hoy en México y en Veracruz, después de más de una decena de homicidios contra periodistas se ha establecido que el que pueda y quiera comete homicidio, esperará a que la noticia se enfríe, los activistas encuentren otra causa por la cual gritar y esa será la señal, que está olvidado y se puede matar al ‘siguiente’, porque mientras haya narcotráfico a quien culpar, todos tienen vía libre a cometer homicidios… México es la ciudad donde fluye sangre y cuerpos desmembrados”.
Kiara llegó a México días antes de la muerte de Víctor Manuel Báez Chino, no lo conoció, pero le impactó la manera en que fue asesinado “era una nueva circunstancia para mí, y después de ver los homicidios en serie, me sorprendió que aún nadie hubiera tenido la suficiente voluntad para investigar al sospechoso, a partir de ahí he viajado a este país tres veces más, el número sigue aumentando y las personas se siguen olvidando, porque ya no son ‘un hecho noticioso’, la insensibilidad también vuelve a matar”.

Báez Chino de 46 años de edad y con 25 años de experiencia en el terreno periodístico, tenía un sitio llamado reporterospoliciacos.com al cual acudía toda la ciudadanía cuando sabían que una balacera había sucedido, “siempre encontraban los datos del lugar, los muertos y los heridos, nunca fallaban, porque en ese sitio exponían la vida para que nosotros como sociedad civil se enterara si nuestros hijos, padres o hermanos, no habían pasado a formar parte de los muertos de este gobierno, porque si hay narco, es porque el gobernador les dejó la puerta abierta”, asegura Rosario Alcántara, mujer veracruzana que como lectora siguió el trabajo del periodista.

Era un miércoles 13 por la noche del 2012, salió del trabajo como todos los días, era el editor de reporterospoliciacos.com, un grupo armado lo interceptó y se lo llevó en forma violenta…

“No llegó, nunca más volvió a responder el celular, no volvimos a verlo, ni a escucharlo, siempre vivíamos pensando que podía sucederle lo que le pasa a la gente buena que se atreve a retar al gobierno y a sus aliados, las bandas delincuenciales. Finalmente lo supimos, estaba muerto, unas horas después su cuerpo fue desmembrado y llevado al centro de Xalapa, para que todos se enteraran”, asegura un familiar de Báez Chino, aRevolución TRESPUNTOCERO.

Comenta que la Procuraduría obtuvo un video, jamás se supo cómo, que daba cuenta de la forma en que había sido asesinado y el momento en que era desmembrado, también se encontró a lado de los restos una cartulina firmada por el grupo criminal los Zetas: “Eso le pasa a quienes traicionan y se quieren pasar de listos”, sentenciaba.
Todo aquel suceso y la forma en que se perpetró provocó que los compañeros de oficio dudaran en ir, tenían miedo que en los funerales se aparecieran los criminales y llevaran a cabo otros homicidios, los que llegaron estuvieron a la expectativa, y uno o dos fotógrafos se atrevió a usar su cámara.
“Documentaron poco, hablaron menos y escribieron nada, o casi nada, era razonable tenían miedo, también nosotros pedimos discreción y cómo no, si teníamos miedo que siguieran acribillando a toda la familia, a sus hijos principalmente que eran su todo. Se habló durante unos días la forma en que apareció muerto, pero no lo publicaron los medios nacionales, se realizó una pequeña manifestación por todos los ya abatidos, pero no asistimos, nuestro temor y desolación nos había superado”, afirma el familiar.
“Era un tipo con suerte y de buen humor. Un excelente periodista, excelente reportero, no estaba haciendo una investigación en especial contra algún grupo, era una persona tranquila que vivía de una manera muy modesta, sencilla, no era una persona que se hubiera enriquecido”, escribió el periodista Sergio González, subdirector de Milenio, El Portal de Veracruz, periódico donde también laboró Víctor como editor de la sección Testigo.
“Parece que la mala suerte llegó el 7 de junio, ese día hubo una rifa de carros en el festejo que realizó Duarte por motivo de la Libertad de Expresión. Víctor fue uno de los cinco periodistas que se llevó un auto Matiz a su casa, Duarte estaba intentando pagar sus culpas después de tanta masacre, quería hacerse ‘el bueno’…
La última noticia que Víctor sacó fue el robo a un comercio, la localización de tres vehículos robados, un estudiante ahogado, un choque vial y un intento de suicidio. Nada de eso podía comprometerlo, cierto que tenía una fuente policiaca pero jamás se metió con el narcotráfico, por eso era un absurdo”, confirma la fuente.
En aquel año, Víctor fue el periodista número nueve víctima de homicidio y tortura y el caso 52 que integró la Fiscalía Especial para Atención de Delitos Contra Periodistas, que depende de la Procuraduría General de la República, que pese a que era la responsable de investigar el crimen contra Víctor, los resultados nunca convencieron a la familia.
“El caso tuvo una ‘fácil solución’, el gobierno culpó a los Zetas y según la fiscalía de Veracruz, los asesinos (Juan del Ángel Torres y Daniel Reynoso Hernández), miembros de esa banda de narcotraficantes, fueron asesinados el 19 de junio por las fuerzas armadas en un enfrentamiento ocurrido en Xalapa…
Dijeron que tenían en su poder la credencial que identificaba a Víctor y que fueron reconocidos como los autores del rapto aquella noche, nada preciso, nada convencidos no hicimos más, porque no se puede, porque no es que no sintamos la necesidad de justicia y la rabia por la ausencia de ésta, pero existen personas que fueron muy amadas por Víctor y él no habría querido que las dañaran, no podemos exponernos”, puntualiza el familiar.
“Hoy todos identifican a Veracruz como la ciudad de la muerte, pero no debemos olvidar que todo el país padece homicidios, se le debe dar la misma importancia y la misma preocupación, porque mientras en otros países mueres porque te tocó estar en el sitio donde explotó una bomba o en una manifestación donde te tocó dos tres golpes, en México si eres periodista puedes aparecer a la mañana siguiente en pedazos y esparcidos por una plaza”, afirma Kiara.

Una historia puede ser narrada desde mil ángulos diferentes y ser, en esencia, la misma. Cada pluma es capaz de reconstruir los hechos y valorar determinados detalles de la misma. Se elija como se elija narrar la muerte de un periodista, se sabe que lo sucedido permanece sobre una capa de impunidad que prevalece en cada muerte en este país.

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