4 de octubre de 2016

¿QUIÉN DISPARÓ EL 2 DE OCTUBRE?

Tomado de  Pedro Salmerón

El 2 de octubre de 1968 el gobierno acabó con el movimiento y al mismo tiempo lo hizo inolvidable. Obtuvo el triunfo de las armas frente a un movimiento desarmado y sufrió una incalculable derrota moral. Mucha gente murió, nunca sabremos cuántos pero los testimonios hablan de varios centenares. El presidente quiso restarle importancia hablando de 20 o 30, como si disminuyendo el número disminuyera el horror.
Buena parte de los dirigentes del Consejo Nacional de Huelga fueron detenidos, entre ellos, tres que narraron después los hechos: Luis González de Alba, Gilberto Guevara Niebla y Raúl Álvarez Garín.
Se trató de una emboscada instrumentada por dos grupos de francotiradores, unos del Estado mayor Presidencial y otros de la Dirección federal de Seguridad, que abrieron fuego contra la multitud y contra los soldados desde las posiciones que habían ocupado horas antes del inicio del mitin, en los edificios.
Fue un crimen de Estado. La decisión se tomó en los más altos niveles del gobierno y de una u otra manera estuvieron directamente involucrados Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría, Alfonso Corona del Rosal y Marcelino García Barragán. La decisión era acabar con el movimiento simulando un enfrentamiento del mismo con el ejército… la conspiración. La versión inmediata fue que los estudiantes armados agredieron al ejército y éste respondió la agresión. Verdad oficial insostenible y probadamente falsa, aunque la derecha y el PRI, como vimos ayer en las redes, la sigue sosteniendo sin rubor y sin vergüenza.
Filmes y documentos gráficos muestran de qué se trató: el Ejército entrando a la plaza con bayoneta calada, las bengalas que salen de un helicóptero dando la orden a los francotiradores de abrir fuego, fuego continuo durante casi media hora y después intermitente durante dos horas más, tiros desde varios edificios, la multitud inerme corriendo para salvar la vida, los francotiradores del Estado Mayor Presidencial (Batallón Olimpia) identificados por un guante blanco, tomando el control del edificio Chihuahua para detener a los miembros del CNH…
La versión del gobierno se sostenía en los hechos, ciertos, de la herida del general Hernández Toledo y la muerte de varios soldados. Los primeros disparos vinieron desde los pisos altos de los edificios circundantes. ¿Quiénes dispararon?
El Gral. Marcelino García Barragán, secretario de la Defensa Nacional, heredó a su hijo, Javier García Paniagua, un testimonio personal y documentos probatorios que éste, a su vez, dejó a Julio Scherer para que los publicara después de su muerte. Ahí se descubre el núcleo de la conjura. Dice García Barragán:
“Entre las 7 y 8 de la noche el Gral. Crisóforo Mazón Pineda (comandante de las tropas en el “operativo Tlatelolco”) me pidió autorización para registrar los departamentos, desde donde todavía los francotiradores hacían fuego a las tropas. Se autorizó el cateo. Habían transcurrido 15 minutos cuando recibí un llamado telefónico del Gral. Gutiérrez Oropeza (jefe del EMP), quien me dijo: “Mi general, yo establecí oficiales armados con metralletas para que dispararan contra los estudiantes, todos alcanzaron a salir de donde estaban, sólo quedan dos que no pudieron hacerlo, están vestidos de paisano. Temo por sus vidas. ¿No quiere ordenar usted que se les respete?” Le contesté que se lo ordenaría al general Mazón, cosa que hice inmediatamente.”
Minutos después ambos oficiales se presentarona las tropas y dijeron al Gral. Mazón que tenían órdenes del Gral. Gutiérrez Oropeza (jefe del Estado Mayor Presidencial) de disparar contra los estudiantes.
Es decir, oficiales del EMP, que recibe órdenes directamente de la presidencia, fueron los que abrieron el fuego. El mando del ejército tenía órdenes de desalojar la plaza a la bayoneta, sin disparar, a menos que fueran agredidos, entonces, debían responder el fuego. Cae el general que los comanda, caen estudiantes… Los soldados disparan. Hay tomas y testimonios que muestran que la mayoría disparan por encima de las cabezas de los estudiantes, hacia los pisos de los francotiradores. El batallón Olimpia controla el edificio Chihuahua y aprehende a los miembros ahí presentes del CNH, pero resienten el fuego de los soldados, por eso, su insistencia en identificarse: “¡Aquí batallón Olimpia!”

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