15 de noviembre de 2017

DEL RITUAL AL DEBER

TEXTO IRREVERENTE

Hoy, 15 de noviembre, como lo marca la constitución local, el gobernador en turno deberá presentar ante el Poder Legislativo un informe sobre el estado de cosas en la administración pública. Para eso, el panista Miguel Ángel Yunes Linares acudirá personalmente, según lo ha anticipado, hasta el congreso local a entregar el texto escrito en lugar de enviarlo con algún funcionario de menor grado.

Así se restaura la costumbre suspendida durante el último del gobierno de Javier Duarte de Ochoa, quien no se presentó ante los legisladores porque ya estaba en plena fuga. Empero, el cordobés aisló ese ejercicio desde la mitad de su sexenio. En su periodo inacabado hubo cuatro eventos faraónicos, uno reducido a spots publicitarios –el del 2014- y otro inexistente –el del año pasado-.

Las ceremonias fastuosas  de los años 2011, 2012, 2013 y 2015 fueron con asistentes estrictamente controlados para evitar la protesta y la rechifla.  El miedo al repudio popular llegó a tal grado que en el 2013 sacó el evento de Jalapa para llevárselo al fuerte de San Juan de Ulúa, en el puerto de Veracruz, donde el ingreso de los invitados se hizo vía aérea –con  helicópteros-  para evadir las protestas, especialmente la de los maestros a los que había mandado desalojar a palos de la Plaza Regina Martínez en septiembre de ese año.

Luego, en el 2014 suspendió la encerrona magnifica y a puerta cerrada dirigió un mensaje en el edificio de la calle Encanto, también todo controlado para evitar manifestaciones incomodas, además de que solo fue a un puñado de legisladores, los que integraban la Comisión Permanente,  bajo el pretexto de la realización de los Juegos Centroamericanos y del Caribe había acaparado los esfuerzos y costos de su administración.

“La fortaleza económica es innegable, los resultados hablan por sí mismos”, les dijo a los diputados  ese año. A la distancia se comprenden tales palabras: hablaba de su fortuna personal y la de sus cómplices, que se amasó por el latrocinio que alcanzó  los 35 mil millones de pesos. Efectivamente era una’ fortaleza económica’ innegable, pues. Además, lanzó un dato que desde entonces sonaba a burla, al afirmar que “la seguridad  y protección de los veracruzanos es el principal compromiso”.

En el 2015, en un evento realizado en las instalaciones del Velódromo de Jalapa, también se burló de todos: “Veracruz ya cambió”, dijo, y agregó que teníamos “estabilidad económica y disciplina financiera con resultados positivos para todos y  no nos hemos endeudado un solo peso”.  Y remató: “con mi gobierno, Veracruz es un estado socialmente justo”. Lo dijo a sabiendas que se había robado el dinero para becas educativas, medicinas en hospitales, programas de combate a la pobreza y de obras públicas.

Eso comprueba que en el sexenio pasado las mentiras se presentaron como si fueran políticas públicas y metas gubernamentales cumplidas. Hasta el congreso local llevaron la falsía como informe constitucional. ¿Y qué hicieron los diputados? ¡Nada!, a excepción de uno o dos que cuestionaron el informe en posicionamientos de prensa, todo el cuerpo legislativo acepto la mentira como informe gubernamental.

Tal recuento se hace en este espacio porque es el paragón inmediato a lo que deberá suceder hoy en el recinto parlamentario cuando Yunes Linares entregué a los diputados locales el legajo escrito de lo realizado en los once meses de su administración, y en el cual debe romper la tradición de mentirle a ese poder institucional y por ende, a los veracruzanos. La mentira se institucionalizó en los doce años de fidelidad en el ritual de cada 15 de noviembre, y es lo que debe romper el actual funcionario.

El informe de gobierno tiene que dejar de ser un ritual de falsedades y de lucimiento personal para retomar lo que legalmente es: un deber que permite la transparencia y la rendición de cuentas ante una soberanía que, se supone, representa al pueblo. En ese deber, Yunes Linares no solo debe hablar de logros de su gestión sino también de los pasivos pues  de lo contrario el ejercicio de rendición de cuentas estará incompleto. La  obligación es dual porque debe presentar acciones cumplidas y los pendientes, evitando caer en lo que hicieron sus antecesores de negar hechos, maquillar cifras y construir realidades alternas.

HIT PUBLICITARIO

Por lo pronto, hay que destacar que el uso de la imagen del exgobernador Javier Duarte –detenido y enmascarado- en la publicidad previa a dicho informe fue un ‘hitazo’ desde el punto de vista promocional. Todos hablaron de eso, algunos para bien y otros para mal –los nostálgicos del duartismo que se sintieron agraviados-, pero la polémica es un ingrediente precioso para el éxito publicitario, como lo señalan los especialistas del marketing político.

Sobre todo si se explotan los deseos colectivos, como en este caso ver a Duarte detenido y esposado. Es el anhelo popular presentado en un afiche y éste cumplió su objetivo: enterar del evento y de su contenido, cuyo principal logro fue hacer que Duarte de Ochoa ahora esté preso. Ahí también se rompió el viejo ritual del priismo - ese que pedía “no barrer para atrás”- y  se ponderó el deber de denunciar y gestionar la aplicación de la ley.

Ayer también se dio a conocer el calendario  de los diez días para  la glosa del informe –glosar es revisar y pedir ‘glosas’ que son explicaciones adicionales - que serán del 16 al 29 de noviembre. En esa comparecerán los quince integrantes del primer nivel en el gabinete yunista, comenzando por el  secretario general de Gobierno, Rogelio Franco y cerrando el coordinador general de Comunicación Social, Elías Assad Danini.

Algunas comparecencias seguramente acapararán los reflectores, principalmente la de los titulares de Seguridad Pública – al que han querido llamar a comparecer varias veces -, Finanzas, Educación y  Desarrollo Social. Y por vez primera se rompe otro ritual ya que ahora el titular de la Fiscalía General, Jorge Winckler no está obligado a comparecer ante el congreso local para glosar el informe porque es un funcionario autónomo. Entonces, ¿a quién le va rendir cuentas?, ¿a los administradores del Twitter?

Envoyé depuis Paris, France.


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