20 de noviembre de 2017

EL TERRORISMO DE ESTADO SIGUE COBRANDO VÍCTIMAS

De la revista: El Insurgente
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LA LEY GENERAL DE DESAPARICIÓN FORZADA NO HACE MÁS QUE PROBAR LA EXISTENCIA DEL COMETIDO DE CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD COMO POLÍTICA DE ESTADO
EDITORIAL

A pesar que la junta administrativa en turno coligada con el poder de los monopolios en franca actitud oportunista aprovecha con dolo las consecuencias de los sismos recientes para tratar de legitimarse, la realidad muestra una vez más que el régimen sigue hundido en crisis, son múltiples las formas concretas de su expresión y magnitud, no hay hecho de la condición socioeconómica y política que no ilustre esta condición. 

Muestra concreta es el incremento de la violencia institucional contra el pueblo; mayor deterioro de las condiciones materiales de existencia de los trabajadores del campo y la ciudad; mayor subordinación y dependencia al imperialismo norteamericano; la expresión vulgar y su descomposición de la democracia burguesa en la candidatura independiente; y, la crítica política de las masas al régimen. 

El terrorismo de Estado sigue cobrando víctimas. Las ejecuciones extrajudiciales y la desaparición forzada contra el sujeto político que cuestiona al régimen, luchadores sociales, proletarios y campesinos pobres siguen en aumento en todo el país, la saña y descaro con las que se perpetran son propias de prácticas fascistas emanadas de un Estado policíaco-militar e impunidad que les brinda el estado de derecho oligárquico a los perpetradores, condición que expresa la putrefacción de un régimen antipopular. 

En este contexto la aprobación de la Ley General de Desaparición Forzada no hace más que probar la existencia del cometido de crímenes de lesa humanidad como política de Estado, en particular la desaparición forzada; y por su contenido de la Ley constituye una muestra más de la tiranía de la junta administrativa para justificar su responsabilidad en los cometidos de los crímenes de lesa humanidad. 

El espiral inflacionario producto de las prácticas monopólicas, la política económica y el lucro con la miseria por parte del Estado conducen a las masas populares a una vida paupérrima reflejada en el incremento de la pobreza, condición que la junta administrativa se esfuerza por ocultar con la manipulación de estadísticas y la demagogia, contradicción que revela la existencia de una junta administrativa que niega de manera absurda la existencia de la crisis para ocultar uno de los rasgos de su condición antipopular. 

La actitud servil, vasalla y entreguista de la junta administrativa más la actitud tirana de los representantes del imperialismo sujeta al país a una renegociación del TLC que trae como producto mayor funcionalidad y dependencia al imperialismo, aspecto que tiende a desembocar a la sujeción con beneplácito al neocolonialismo imperialista. Política de Estado con la que se conduce una junta administrativa antipopular quien se postra ante el amo imperialista para salvaguardar sus mezquinos intereses. 

La magnitud de la crisis política y putrefacción de la democracia burguesa lo expresa con claridad la candidatura independiente. Instrumento y trampa de la democracia burguesa que pretende legitimar al régimen y mediatizar la voluntad popular de combatir, constituye un mecanismo para oxigenar al régimen y perpetuar al sistema capitalista. Así lo muestra los cuarenta aspirantes a candidatura independiente aceptados por los mecanismos de la democracia burguesa, que en su mayoría son políticos de oficio corruptos, corroídos por el poder burgués y fervientes personeros del régimen. 

Ante la crisis del régimen donde las contradicciones antagónicas se vuelcan cada vez más violentas, es imposible una trasformación radical del sistema sin violencia organizada de las masas y con métodos pacifistas. La crisis del régimen debe ser resuelta con la antítesis del imperialismo: la guerra popular.


FUENTE: CEDEMA


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