Por: Teresa
Bobes-Bascarán, Adolfo J. Cangas, Alfonso Arteaga Olleta, Carmen Rodríguez
Blázquez, Joaquín Mateu Mollá, María J. García-Rubio, Maria João Forjaz/ The
Conversation
sábado 12 de
octubre de 2024
Según una
encuesta de la consultora Ipsos en 2023, la salud mental es el problema de
salud que más preocupa a la población mundial, con una media del 44 %. Esta
percepción empezó a cundir sobre todo a partir de la pandemia de covid-19, y
está respalda por cifras también crecientes en la incidencia de trastornos como
la ansiedad y la depresión o la tasa de suicidios. ¿Hay causas objetivas que
expliquen este aparente desplome generalizado de la salud mental? ¿O
simplemente están saliendo a la luz problemas que antes se invisibilizaban? Se
lo hemos preguntado a siete reconocidos expertos.
Teresa Bobes
Profesora
Asociada de Ciencias de la Salud en la Facultad de Psicología de la Universidad
de Oviedo
Estamos
inmersos en una sociedad que parece diseñada para quebrarnos: el estrés nos
ahoga, la soledad digital nos consume y la presión por ser perfectos nos
aplasta. Antes, estos sufrimientos se vivían en silencio, invisibles y
sofocantes. Hoy, hemos arrancado ese velo, y lo que descubrimos es abrumador.
No es que ahora seamos más frágiles, es que finalmente nos atrevemos a nombrar
el dolor que siempre estuvo ahí.
La salud
mental está en el centro de la tormenta. La pregunta no es si somos
conscientes, sino si seremos capaces de transformar esa consciencia en acción.
¿Podremos construir una sociedad que deje de alimentarse del sufrimiento y, en
su lugar, cultive el cuidado, la empatía y el bienestar emocional?
María J.
García Rubio
Doctora en
Psicología Clínica y de la Salud. Profesora de la Facultad de Ciencias de la
Salud de la Universidad Internacional de Valencia
Esta pregunta
tiene una difícil respuesta. La sociedad actual se enfrenta a unos desafíos que
asustan a nuestro cerebro. Las constantes demandas que nos incitan a la
conectividad, la productividad y la exposición de nuestra vida generan un
desequilibrio con nuestros recursos, lo que da lugar a una respuesta de estrés,
cronificada en la mayoría de los casos. Y numerosos estudios han demostrado que
una respuesta de estrés mantenida puede dar lugar a trastornos de ansiedad y
depresión. Con este enfoque, diríamos que el ritmo que sostiene la sociedad
actual sí rema a favor de la enfermedad mental.
La otra cara
de la moneda recae en la información. No es solo el ritmo de vida lo que nos
acerca a ese desajuste entre nuestros recursos y las demandas del ambiente,
sino que tenemos información inmediata y fiable sobre la sintomatología de
prácticamente todas las enfermedades mentales. Hasta los famosos hablan
abiertamente de sus diagnósticos. Por tanto, se ha derribado un pilar
importante de ese tabú que hace décadas asumía la enfermedad mental.
En conjunto,
si tuviera que contestar con una respuesta cerrada, desde mi formación en
neurociencia considero que el ser humano de hoy –al menos, su cerebro– no ha
evolucionado lo suficiente como lo ha hecho la sociedad que lo rodea, y que el
incremento de los trastornos mentales es un efecto colateral de ello.
Adolfo J.
Cangas
Catedrático de
Psicología de la Universidad de Almería
La cuestión
puede entenderse como dos perspectivas de un mismo fenómeno. Por un lado,
partiendo de la conceptualización, que desarrolló el sociólogo Zygmunt Bauman,
de la “sociedad líquida” en la que vivimos, es posible observar cómo las
relaciones interpersonales se caracterizan cada vez más por su superficialidad
y por un creciente énfasis en la obtención de logros materiales y el
reconocimiento social.
Esta dinámica,
en un entorno laboral precario y socialmente complejo como es el actual, tiende
a generar una dosis elevada de frustración y desesperanza, lo que contribuye a
la aparición de diversos problemas de salud mental. Un claro ejemplo se observa
en las redes sociales, donde es factible estar conectado con centenares de
personas, estar angustiados por el número de “me gusta” que recibimos y, sin
embargo, no tener ninguna o escasas relaciones significativas. Estos hechos
contribuyen a un incremento notable de problemas como la soledad no deseada, el
estrés o la frustración, factores claramente asociados con el incremento de
problemas de salud mental.
Por otro lado,
se ha observado una creciente concienciación social sobre la relevancia del
bienestar psicológico en nuestras vidas. Esta sensibilización ha arraigado
especialmente entre los más jóvenes, quienes reconocen que los problemas
comunes de salud mental, como la depresión o los trastornos de ansiedad, pueden
afectar a cualquier persona. No obstante, esta misma apertura no se extiende a
los trastornos graves, caso de la esquizofrenia, que siguen estando fuertemente
estigmatizados y rodeados de desinformación, lo que perpetúa actitudes de
rechazo y discriminación hacia quienes los padecen.
Joaquín Mateu
Mollá
Doctor en
Psicología Clínica. Director del Máster en Gerontología y Atención Centrada en
la Persona en la Universidad Internacional de Valencia
Desde mi punto
de vista no son dos opciones excluyentes. Considero que cada vez sabemos más
sobre los trastornos mentales, el porqué de su aparición y la manera en que se
expresan, lo que nos permite identificarlos con mayor precisión y articular
intervenciones más eficaces. No obstante, también reconozco que la sociedad que
habitamos se enfrenta a grandes retos adaptativos que inciden en dimensiones
tan importantes como el uso de las tecnologías, la vida laboral, los proyectos
familiares o la formación académica. No siempre es sencillo dar una respuesta
rápida ni eficiente a esos desafíos.
La dificultad
para construir una vida autónoma, el complejísimo acceso a la vivienda, la
precariedad laboral, la incertidumbre sobre el futuro o los obstáculos para
construir una familia atenazan a una gran parte de la población. Y pueden
abonar el terreno para la desesperanza y para los trastornos de ansiedad o del
estado de ánimo.
Alfonso
Arteaga Olleta
Doctor en
Psicología. Investigador y profesor titular del Departamento de Ciencias de la
Salud de la Universidad Pública de Navarra
Ciertas
características del momento actual contribuyen a que las personas presenten
mayores niveles de ansiedad, depresión, estrés, insomnio o conductas suicidas,
entre otros problemas de salud mental. Una sociedad que idealiza el concepto de
felicidad asociándolo al éxito inmediato, que promueve el individualismo y no
educa para la tolerancia a la frustración y la autonomía desde la infancia es
un caldo de cultivo para fomentarlos.
Sin embargo,
hay que evitar el alarmismo. Como ocurre en otros temas que nos preocupan
(machismo, violencia, conductas adictivas, etcétera), cuando ponemos el foco en
ellos se visibilizan más, sugiriendo un brusco y alarmante aumento. Las cifras
se incrementan, pero en gran medida debido al hecho de que al indagar en ellos
las personas se sienten más libres para identificarlos y/o pedir ayuda, lo cual
es muy positivo.
Carmen
Rodríguez Blázquez y Maria João Forjaz
Investigadoras
del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III
En el Día
Mundial de la Salud Mental no podemos olvidar al colectivo de las personas
mayores. Tenemos evidencia científica que la salud mental en este sector de la
población se ha convertido en un desafío de salud pública en los últimos años.
De hecho, en España, las personas con más de 75 años tienen las tasas más
elevadas de suicidio, así como de consumo de psicofármacos.
Las causas de
la enfermedad mental son multifactoriales, de forma que, a las enfermedades
crónicas y discapacidades que pueden aparecer en el envejecimiento, se suma la
exposición a factores de riesgo de índole personal, familiar y social. Todo
esto coloca a las personas mayores en situación de riesgo de sufrir soledad no
deseada, desigualdades y edadismo.
Se hace
necesaria, por tanto, una llamada a la respuesta sanitaria, ciudadana e
institucional para convertir la salud mental de las personas mayores en una
prioridad en salud pública.
Fuente: el economista
https://www.eleconomista.com.mx/arteseideas/vivimos-sociedad-promueve-enfermedades-mentales-conscientes-20241012-729759.html?fbclid=IwY2xjawF32yRleHRuA2FlbQIxMAABHQ3bDTNhSgRWzsTBalhsLI3cP65l-M1eOath3o4CI3uqI8bsy3X_qNMWlg_aem_12AF0li8_eAVkknmhHwptQ