Xalapa, Ver. (SinEmbargo).– Arturo Bermúdez Zurita, el Secretario de Seguridad Pública de Veracruz –quien declarará ante autoridades del DF por el asesinato del fotoperiodistaRubén Espinosa y cuatro personas más–, tiene un largo historial de incidentes con la prensa. Uno de los más notorios se desató cuando, en una comparecencia en el Congreso, con micrófono abierto, los llamó “pinches medios”.
Quienes lo conocen dicen que intenta parecerse al Teniente Coronel Julián Leyzaola Pérez, el ex Secretario de Seguridad Pública de Tijuana, que regresó el respeto a los oficiales de la Policía Municipal para que enfrentaran a los narcotraficantes. Pero al paso del tiempo, la prensa local ha empezado a comparar al Secretario de Seguridad Pública del estado de Veracruz con Arturo “El Negro” Durazo Moreno, ex jefe del departamento de Policía y Tránsito de la Ciudad de México y cercano al ex Presidente José López Portillo (1976-1982).
Durazo figuró como ejemplo de corrupción en instituciones policíacas.
La violencia llevó a Bermúdez Zurita al mando de la SSP de Veracruz en junio de 2011. Por esas fechas, su antecesor, y ex jefe, Sergio López Squer (General en retiro) vivió uno de los peores momentos de su vida cuando un comando de Los Zetas atentó contra su escolta. El militar no iba con ellos. Lo habían dejado en el aeropuerto de Veracruz minutos antes del ataque, cerca de la localidad de Villarín, el cual terminó con saldo de dos oficiales muertos y tres civiles armados abatidos.
De manera coordinada, a la misma hora, sujetos armados irrumpieron en la morada de López Squer en el municipio de Alvarado, dispararon contra la fachada de la casa y dejaron granadas de fragmentación sin detonar.
“Vivimos en uno de los estados más seguros del país, y ello no es casualidad ni consecuencia fortuita, sino resultado en buena parte, de la tarea que en los años recientes realizó el General Sergio López Esquer”, dijo sobre el hecho el Gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, durante la toma de protesta de Arturo Bermúdez, su amigo.
Han pasado cuatro años desde esa toma de protesta y Veracruz no es más seguro, pues tiene los peores indicadores en materia de lucha contra la delincuencia común, la que se roba el refrigerador, la casa, la vaca, la que asalta en la esquina o amaga en la ventanilla del banco. Datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) ubican a la entidad en el tercer lugar a nivel nacional en materia de secuestros, en el último reporte, Veracruz desplazó a Guerrero de esa posición.
El mismo organismo señala que en 1997, en Veracruz, la tasa de secuestros por cada 100 mil habitantes era de 0.11 y ésta pasó a 1.16 en 2012; en 2013 a 1.38; y en 2014 a 1.80; en cuanto a homicidios, en 2010, el Gobierno de Javier Duarte tomó el poder y se reportaron 583 homicidios dolosos; para 2011, fueron 890; en 2012, 968 y en 2013, 863.
Lo mismo con los secuestros, en 2010 se registraron 17; en 2011 la cifra fue de 60; en 2012 ascendió a 91; en 2013 fue de 109; y en 2014 de 144.
LA VIOLENCIA CONTRA LOS CIUDADANOS
Veracruz es también es el estado con más periodistas muertos -al menos 15- y desaparecidos. Organizaciones internacionales como Reporteros Sin Fronteras (RSF) y Artículo 19 ponen a la entidad al mismo nivel que países de Medio Oriente. La inseguridad en las calles es la misma y las autodefensas ciudadanas, son una realidad. No existe ciudad de Veracruz en donde no haya al menos una colonia con vecinos levantados contra la delincuencia.
En Coatzacoalcos, polo de desarrollo y capital de la industria petroquímica en el sureste mexicano, habitantes de la colonia El Tesoro colocaron mantas en donde amenazan a los ladrones: “Rata, si vienes y te agarramos, te rompemos tu madre”. En esta misma ciudad, en agosto pasado, el Secretario de Seguridad Pública recomendó a los empresarios y ciudadanos de Coatzacoalcos “comprar perros o candados” en caso de sentirse inseguros.
La declaración despertó el malestar de la clase empresarial y de los ciudadanos. Desde entonces, los reportes mensuales que elabora la asociación Observatorio Ciudadano dan cuenta de cuatro a cinco homicidios dolosos al mes, docenas de robos de autos, a comercios y a viviendas, secuestros y desapariciones.
En mayo de 2015, también en Coatzacoalcos, Bermúdez Zurita desairó a familiares de personas desaparecidas presuntamente a manos de su Policía de élite, La Fuerza Civil.
Los familiares se plantaron con pancartas a las afueras de un hotel en donde se encontraba Bermúdez.
La Fuerza Civil no se iba a marchar “porque se manifiesten los delincuentes”, respondió Bermúdez a la prensa cuando fue cuestionado sobre el tema.
“No es ninguna unidad de la Fuerza Civil, ya está la investigación en la Fiscalía. No hay ninguna, siquiera una patrulla ni gente de Fuerza Civil. A lo mejor son otro tipo de delincuentes que también lo estamos tratando de evitar y prevenir en la zona… Son delincuentes contra delincuentes que es lo que regularmente se enfrentan y se ajustan o hacen ajustes de cuentas entre ellos mismos”, dijo el jefe de la Policía veracruzana al criminalizar a los inconformes, la mayor parte niños y mujeres, algunas enfermas de la presión por no saber de los suyos en más de un mes.
El señalamiento obra en la denuncia 234/2015, de la Agencia Segunda del Ministerio Público de Coatzacoalcos, y es por la desaparición de José Manuel Cruz Pérez, Jhonit Enríquez Orozco, Héctor Manuel Facundo Ramos, Eliaquín Alvarado Villafuerte y Roberto Gallegos Osorio. Taxistas, obreros y empleados.
Al igual que estos cinco, desde el inicio del Gobierno de Javier Duarte de Ochoa –el 1 de diciembre de 2010-, se han documentado más de 50 casos de personas desaparecidas presuntamente a manos de elementos de la SSP comandada por Arturo Bermúdez.
Uno de los más sonados en el plano internacional, el del joven Gibrán Martiz, ex concursante de “La Voz México”, que generó la recomendación 14/2015 de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH). “El joven cantante, y dos de sus amigos, fueron víctimas de desaparición forzada por la policía de Javier Duarte y Arturo Bermúdez”.
A más de 90 kilómetros de donde fue detenido por la Policía en Xalapa, Gibrán Martiz apareció sin vida junto a uno de sus amigos, el 19 de enero de 2014; el otro sigue ausente.
Nunca la CNDH había mandado al Gobierno local una queja en ese sentido. A Bermúdez no le gusta hablar del tema. Sólo que aceptó la recomendación, pero ningún funcionario de mediano o bajo nivel presentó su renuncia por estos hechos. Se desconoce si Asuntos Internos de la SSP abrió algún expediente.
PRIMER CÍRCULO
Bermúdez Zurita está siempre en el primer círculo de poder del Gobernador Duarte de Ochoa, y con el homicidio del fotoperiodista, Rubén Espinosa Becerril, en la Ciudad de México –a donde llegó huyendo después de numerosas amenazas en Veracruz– está entre los que fueron llamados a declarar ante la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF).
La PGJDF solicitó este martes, vía oficio de colaboración, la declaración del ex titular de la SSP de Veracruz, el General Sergio López Esquer; la del actual titular de esa dependencia, Arturo Bermúdez Zurita; y la de la presidenta de la Comisión Estatal de Atención y Protección a Periodistas, Benita González Morales en relación al homicidio del fotoperiodista Rubén Espinosa Becerril, de la activista Nadia Vera Pérez, de Yesenia Quiroz Alfaro, Olivia Alejandra Negrete Avilés y la ciudadana colombiana Mile Virginia Martínez, el pasado 31 de julio en la colonia Narvarte.
La Procuraduría capitalina informó que “una célula de ministerios públicos de la Fiscalía Central de Investigación para la Atención del Delito de Homicidios de la PGJDF, arribó a la Fiscalía General de Veracruz, para que, a través de un oficio de colaboración”, los funcionarios y el ex funcionario del Gobierno de Javier Duarte declararan.
Desde el pasado martes 4 de agosto, los abogados de la familia de Nadia Vera Pérez, que coadyuvan en la investigación por el multihomicidio en la colonia Narvarte, entregaron a la PGJDF una solicitud de citatorio a los dos últimos secretarios de Seguridad Pública del Gobierno de Veracruz.
En abril de 2013, la revista Proceso dio a conocer una amenaza directa desde el estado de Veracruz contra uno de sus reporteros, Jorge Carrasco, quien estaba comisionado en esos días a las investigaciones sobre el homicidio de la ex corresponsal de la publicación, Regina Martínez Pérez, quien fue encontrada muerta en su casa en Xalapa, el 28 de abril de 2012.
La información versaba sobre un compacto y versátil grupo de agentes policiales que viajaría al DF a ubicar, recabar información y ejecutar un plan para “afectar” a Jorge Carrasco, quien tuvo que poner tierra de por medio temporalmente.
Los informes indicaban que los agentes eran activos entrenados de la SSP veracruzana, en ese entonces ya en manos de Bermúdez.
Los escándalos de Bermúdez no se remiten los temas relacionados con la muertos y desaparición de comunicadores, en octubre de 2014, realizaba la presentación de la Fuerza Civil, lo último en entrenamiento y tecnología para mantener la paz en territorio jarocho.
Todo pintaba para que el cuerpo de policía ganara una buena posición en medios de comunicación, de no haber sido por la contratación de una desnudista y modelo: Michel Arano, como encargada de Radio y Televisión en la SSP. La noticia se dio el mismo día del arribo de la Fuerza Civil y los periodistas y ciudadanos le dieron más importancia a las fotos de la funcionaria en las redes sociales, donde aparecía posando semidesnuda, en situaciones sugerentes y con alto contenido erótico. La andanada de críticas no se hizo esperar y la chica tuvo que dejar el puesto con el mote de “Lady SSP”.
NEGOCIO DE ESPIAS
Su primer paso por el Gobierno lo dio en la SSP de Nuevo León, como asistente (1996-1998). De allí pasó a la Secretaría de Finanzas y Planeación del Gobierno de Veracruz, con Miguel Alemán Velasco de Gobernador (1998-2004). Luego en Proyectos y en la Subsecretaría de Finanzas, y en esa oficina conoce a Javier Duarte de Ochoa, quien igual realizaba sus pinitos de burócrata, siempre respaldado por el ahora ex Gobernador Fidel Herrera Beltrán (2004-2010).
En esos años, alternaba el trabajo con un negocio pequeño de venta de alarmas, pero quienes le conocen también lo identifican por su sagacidad para los negocios.
Al llegar a la SSP de Veracruz, como encargado del C4, en el Gobierno de Fidel Herrera, se le vinculaba con la propiedad del Hotel Chachalacas, ubicado en las aguas del Golfo de México, en el municipio de Úrsulo Galván.
Pero ahora, según un reporte publicado en BlogExpediente bajo la firma del periodista Luis Velázquez, el jefe de la policía posee más de 10 negocios de distintos giros, entre ellos enumera la casa de empeño “La Capillita”, una constructora de nombre “Incorpora”, “a nombre del notario público de su confianza”; un taller automotriz, de nombre “Fusión”, y en el que se da mantenimiento de laminación y pintura a las patrullas de la SSP; un gimnasio, “Gym Jaguar”, en la colonia Ferrocarrilera de Xalapa; una empresa de alarmas de nombre “GPA”; una cadena de tintorerías de nombre “Max” en Coatepec; la escuela de idiomas de nombre “Kiosk”; un negocio de grúas, “SEAX”, en la calle 20 de Noviembre, de la colonia 2 de abril de Xalapa, etc.
Personas cercanas a su entorno indican que posee una empresa, sin nombre, muy subterránea, en la que hay especialistas en espionaje dedicados a elaborar y comerciar fichas informativas sobre políticos, periodistas, empresarios, opositores, defensores de los derechos humanos y cualquier veracruzano con alto perfil.
Esta manera de actuar de Arturo Bermúdez quedó al descubierto en diciembre de 2013, cuando Miguel Ángel Yunes Linares, el mayor enemigo político del Duartismo, mostró varios audios sobre cómo los funcionarios de Javier Duarte tramaban operar las elecciones (lo cual consta en denuncias ante la PGR), y en uno de ellos se escucha a Arturo Bermúdez en una supuesta reunión con candidatos del PRI a las alcaldías de ese estado.
El funcionario les oferta un paquete de “35 millones de fichas de veracruzanos” importantes, de quienes “sabemos dónde están, no sólo delincuenciales, las tenemos desde el punto de vista social, si ustedes quieren hacer un amarre político o decidir algo dentro de su municipio, pueden tener acceso a estas fichas. Se las podemos otorgar”. Algo así como vender un poco de ventaja.
En junio de 2015, en plena crisis por la golpiza a ocho estudiantes de la Universidad Veracruzana en Xalapa, Fidel Robles Guadarrama, Diputado del Partido del Trabajo (PT), dijo que la SSP contaba con fichas de estudiantes y activistas incómodos al sistema. Documentos elaborados por medio del espionaje, el seguimiento y la invasión a la vida privada.
Bermúdez no lo negó: “Existen son fotografías videos, y cámaras del C-4 de todas las gentes que hacen manifestaciones y dañan al público, existen videos, existen fotografías de ustedes mismos (de los periodistas), de las gentes que están incendiando, que están golpeando, dañando es lo que tiene la Secretaría” (7 de junio).
“PINCHES MEDIOS”
El 27 de noviembre de 2013 en el Congreso local, cuando un grupo de fotoperiodistas, encabezados por Rubén Espinosa, irrumpieron en la comparecencia del titular de la SSP para protestar contra los abusos de la policía, Bermúdez tenía el micrófono abierto, y sin pensarla, lo soltó: “Pinches medios” con la mueca de enojo por un lado.
La palabra retumbó en el recinto. Los asesores y ayudantes del jefe de la policía no sabían donde poner la cara, pero él, ni se inmutó. Se quedó con los ojos clavados en las pancartas. Tampoco se disculpó. Conforme arreció la protesta a nivel nacional por el exabrupto el oficial organizó un desayuno con la prensa en la academia de Lencero. Buscó limar asperezas mostrándose amigable en la mesa. También rifó planchas, licuadoras y televisiones en busca de acallar el escándalo.
Siete meses antes de ese escándalo, Bermúdez ya había protagonizado otra desavenencia tras descalificar unas fotos del corresponsal de la Agencia Cuartoscuro, y de AVC Noticias, Félix Márquez, sobre la aparición de autodefensas.
Bermúdez aseguró que las fotos eran falsas y el fotoperiodista había pagado a los ciudadanos para que posaran encapuchados, con palos y rifles. No iba a investigar a los que salieron en las fotos, pero opinó que el “que debería estar detenido es quien fue a sacar las fotos y le paga a los ciudadanos para que rayen las paredes, para que pongan grafitis y para que puedan hacer las cosas”.
Ante el escándalo, y el respaldo al fotoperiodista de distintas organizaciones defensoras de los derechos humanos, el funcionario reculó y pidió una disculpa al también corresponsal de la agencia AP. El tema dio hasta para la burla de Javier Duarte de Ochoa, quien lo calificó de “vacilada”, “tiene el mismo efecto de tomar una foto de tres personas disfrazadas de Batman, Blue Demon y Mujer Maravilla, no tiene ninguna consecuencia”.
Ahora las autodefensas en Veracruz son tan reales, como que en junio pasado, en el municipio de Soledad Atzopan, en la faldas del Pico de Orizaba, fueron capaces de hacer correr a un comando de sicarios que en su escape abandonaron un coche, cuando la policía lo abrió, encontró un cadáver. Ese día los pobladores también incendiaron una patrulla de la SSP porque llegaron tarde y prácticamente los dejaron solos contra los narcos.
VIDAS PARALELAS
Rubén Espinosa y Arturo Bermúdez también tuvieron su capítulo en Xalapa, y muy cerca a la muerte de fotógrafo de AVC Noticias, de Cuartoscuro y Proceso, con la golpiza, el 5 de junio, a ocho estudiantes, la mayoría de la Universidad Veracruzana (UV).
A uno le volaron los dientes, a otro le rompieron tres huesos, otro más perdió un dedo por un machetazo. Cuando lograron reponerse, los chicos acusaron indolencia y falta de auxilio de parte de los elementos de la SSP que llegaron al sitio de la agresión, durante esa madrugada, y tomaron el primer reporte sin prestarles ayuda ni mucho menos emprender acciones para ir de inmediato tras los agresores.
Al paso de los días, y la documentación de más abusos y acosos, son numerosas las voces que señalan a los de la SSP como posibles autores de una de las peores agresiones a los alumnos de la UV. Todo ese proceso, desde la noche de la paliza, lo documentó con su lente Rubén Espinosa. Allí fue donde comenzó su calvario. Allí lo comienzan a seguir y a fotografiar de su casa al trabajo, del trabajo a casa de sus amigos. Es cuando se siente inseguro en Veracruz.
Rubén Espinosa se le escapó a los toletes eléctricos durante el desalojo a los maestros y activista en noviembre de 2013
En las dependencias del Gobierno de Veracruz se ve la foto de Javier Duarte de Ochoa, sonriente y con los carrillos inflados. En casi todas, menos en las controladas por SSP, allí la foto es de Arturo Bermúdez. En algunas lo tienen con su uniforme, condecorado, con su gorra de policía. Conocido es su culto a la personalidad, el cual quedó de manifiesto en abril de 2015, en el marco de unas competencias deportivas, y exhibió un mural, en acuarela, en el cual se miraba su retrato fiel. Aun con las críticas, no quitó el mural y allí lo tuvo durante todas las jornada.