Por Raúl Abraham López Martínez
Coyuntura Política XXI
Es casi una ley social que conforme se agudizan las desigualdades económicas van en aumento los niveles de violencia y descomposición social. Justamente las revoluciones tienen como su precedente sustancial las desigualdades. La revolución francesa, la revolución rusa, la revolución China, la revolución mexicana, y todas la demás revoluciones han tenido como motor la pobreza.
En nuestro contexto actual la violencia que se ha desatado mantiene una relación estrecha con la implementación de las políticas neoliberales, con la reducción del gasto social, con el desmantelamiento de los derechos laborales, con la desaparición por decreto de importantes sindicatos, con la falta de empleos, con la falta de oportunidades para que nuestros jóvenes puedan estudiar o trabajar, con el aumento de la migración hacia Estados Unidos, etc. En síntesis, con la falta de las condiciones adecuadas para que la mayoría de los ciudadanos puedan acceder a un adecuado bienestar económico y a un óptimo desarrollo social y cultural.
Ante esta dramática reducción de los mecanismos para ingresar al mercado laboral, la gente ha tenido que buscar distintas formas de acceder a un ingreso económico. El espacio por excelencia a donde la gente ha tenido que salir para ganarse la vida ha sido la calle; la calle para el comercio informal, la calle para los franeleros, la calle para vender en los cruceros, la calle para vender el cuerpo, la calle para vender drogas.
Está expulsión hacia la calle ha implicado salir a un escenario social ajeno en su mayor parte a la protección del Estado, y lo que esto implica, a la falta de seguridad en todas sus dimensiones.
De esta manera "la calle" se ha convertido en el territorio de los más fuertes, del más gandalla, el que logra triunfar en la tierra de nadie se convierte en el Jaibo de Buñuel.
En la calle, en el territorio de nadie, han violado y asesinado en Xalapa a las niñas estudiantes de secundaria a unos pasos del Seminario Mayor al fondo, muy al fondo del Fovissste. En la nota roja es información de todos los días que: "mujer roba en centro comercial lápiz labial y paquetes de medias", "madre asesinó a su hijo de un año", "mató a su padre", "le dio otra golpiza a su esposa", "llegó drogado y mató a su novia", "se suicidó".
En Xalapa en mayor proporción, estas historias se presentan diariamente en las colonias populares. Xalapa la capital de Veracruz, Xalapa la urbe sede de los poderes de gobierno, la sede de la magna Universidad Veracruzana, Xalapa, con todo y su orquesta sinfónica, su compañía de teatro, sus escuelas Montessori, sus grandes centros comerciales, con todo eso, en Xalapa la descomposición social ha ido avanzando de una manera vertiginosa.
Ahora con el enfrentamiento entre el ejército y un grupo armado, las clases media y alta de Xalapa se encuentran espantadas, su Xalapa imaginaria, de esa ciudad tranquila y pacífica se ha desvanecido por completo. Bienvenidos a la Xalapa, a la que por años se han empecinado en negar, imbuidos en sus pudientes fraccionamientos, protegidos por los servicios de seguridad privada, llevando a sus hijos a las escuelas particulares más caras de la ciudad: Les ha quedado claro que su burbuja ahora sí se encuentra amenazada.
En el suelo han quedado los discursos de los políticos locales que pensaron que Veracruz era una isla alejada del "contagio" de la violencia. Las sonrisas de los gobernantes recién electos se ha desvanecido por completo. De sopetón han pasado de la simulación de la prosperidad a la cruda realidad.
Nos queda como habitantes de la ciudad de Xalapa reponernos en lo inmediato del susto, poner las cartas sobre la mesa y actuar de manera responsable; de manera solidaria. No olvidar las causas sociales que subyacen en la espiral de violencia social que se ha desatado en nuestra ciudad y en el territorio nacional. Debemos aprender de la experiencia vivida en lugares como Ciudad Juárez: la opción no es militarizar la ciudad. La opción tiene que ser: mayor inversión en cultura, en educación, en trabajo, en viviendas, en alimentación, y que todo esto se vea reflejado colonia por colonia iniciando por las más pobres de la ciudad.