Por Enrique Olivera
Lunes, 16 de Enero de 2012
El PRI y su abanderado presidencial no quieren saber nada de la "fidelidad".
El gran ausente en el primer círculo de la coordinación de campaña de Enrique Peña Nieto, es ni más ni menos que Fidel Herrera Beltrán, ex aspirante a la candidatura presidencial de su partido y hoy relegado. Por algo será, pero de que tal ausencia influirá en la integración final de la lista de candidatos a Senadores y Diputados Federales en Veracruz, ni duda cabe. La cúpula del tricolor y su abanderado no quieren saber nada de la “fidelidad” y su nefasta herencia. Pero ese no es nuestro rollo, que se hagan bolas los priístas.
Lo que si es de la competencia de todos los veracruzanos es la promesa incumplida de Tomás Ruiz, Secretario de Finanzas del gobierno duartista. Pasó navidad, pasó año nuevo, pasó el día de reyes, y es la hora en que no se cumple al cien por ciento con la promesa de pago a constructores y prestadores de servicios. De lo único que se da razón, en los términos declarados por el titular de finanzas, es lo relativo al logro de la reestructuración de la deuda bancaria contraída por la administración anterior.
Léase bien, reestructuración con nuevas condiciones de pago en plazo de capital y obligaciones anuales por servicio de la deuda, más no reducción de la misma. Luego el multimillonario adeudo subsiste, garantizado con las aportaciones federales que le corresponden a Veracruz.
Lo que en pocas palabras, significa que la sequía en las arcas de la administración pública estatal va para largo. Haciendo nugatorios los buenos deseos que para el 2012 formulara el gobernador. La sociedad veracruzana tendrá que seguir rascándose con sus propias uñas, sin aspirar a políticas públicas de alto impacto en apoyo a la producción y al fortalecimiento de la infraestructura.
Salvo, claro está, aquello que con fines estrictamente electorales, impacte mediáticamente en la población, como las medidas asistencialistas de presunto combate a la pobreza, vía programa “Adelante”. Asistencialismo que no resuelve gran cosa pero que contribuye a paliar exigencias y demandas en un año electoral.
Por cierto, nuevamente ha trascendido que se persiste en la práctica de exigir un “diezmo” adicional del 30 por ciento tanto a los acreedores por el pronto pago de lo que se les adeuda, como a los beneficiarios de programas de apoyo a la producción. Esto con el fin de contar con un colchón para lo que se ofrezca a lo largo del proceso electoral y, peor aún, para el bolsillo personal de algunos funcionarios de primero y segundo nivel de la administración estatal. Las finanzas públicas transitan por la calle de la amargura; la corrupción llegó para quedarse. Caray, lo que trae a colación nuevamente a Fidel Herrera Beltrán y su reducida cohorte de pasadores de charola, hoy ninguneados por la cúpula nacional priísta que encabeza Enrique Peña Nieto. Así se dan las cosas.
Y si que así se dan. Puesto que el ninguneo implica modificaciones sustanciales en el ajedrez político veracruzano. Personajes de triste memoria como Erick Lagos, Jorge Carballo y Reynaldo Escobar, de alfiles pasarán a simples peones, gracias a su estrecho nexo con el hombre fuerte de Nopaltepec. La corrupción, tarde o temprano, también devora a sus artífices.
Lo que muchos se preguntan es si el Sr. Doctor en Economía, Javier Duarte de Ochoa, se verá afectado al no ser tomado en cuenta Veracruz en la integración del primer círculo de la coordinación de campaña del virtual candidato del PRI a la presidencia de la República, y lo que venga después si el mexiquense llega a Los Pinos.
Fidel ordenaba, Duarte de Ochoa cumplía en su carácter de secretario de planeación y finanzas. Entre otras cosas, a este último servidor público se le atribuye la maniobra bursatilizadora con la que se pretendiera tapar un agujero para terminar abriendo otro mayor. Todo depende de si ante Peña Nieto tiene éxito su orquestada campaña en contra del gobierno federal a cargo de Felipe Calderón. Cosas de la política que hombres y mujeres vinculados a la grilla cortesana o al periodismo oficialista, perciben pero se lo callan.
Quien seguramente no guardará silencio tras su sonado fracaso al frente del Comité Directivo Estatal del PRI, es Héctor Yunes Landa, quien tomando como trampolín el cargo ganado por su abyecta sumisión, trabajó para su santo. Hoy desde su tribuna personal, “Alianza Generacional”, en su carácter ya de aspirante formal al Senado, volverá a su vieja táctica de ofrecer enderezar entuertos, así sea pateando el pesebre. Está en su naturaleza.
Y mientras los dimes y diretes en torno a lo electoral calientan el ambiente en el cotarro doméstico, Europa se derrumba, amenazando llevarse entre las patas no sólo a quien se deje, también a quien no quiere ver que el horno no está para prósperos bollos con jalea. Xalapa, Ver.-
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