invierte mil millones de pesos en cambiar “la percepción” de la imagen de México |
LEOPOLDO GAVITO NANSON - MARTES, AGOSTO 21, 2012
Hace tiempo que en este espacio se afirma que México es un país bajo asedio. Asedio que inició con el gobierno de Miguel de la Madrid y que durante los seis años de Carlos Salinas socavó pilares sustantivos de lo que había sido el Estado mexicano. El cambio esperado con Vicente Fox tuvo lugar en el PAN. El primer gobierno nacional panista palió sus limitaciones por la vía de reproducir los mecanismos de acción y control políticos desarrollados por el PRI. No le costaría trabajo, el corporativismo y clientelismo priísta construido y tomado de los fascismos europeos –italiano, fundamentalmente– correspondía y aún corresponde a la estructura institucional de la Iglesia católica a la que el PAN es tan afecto. Razón que explica la facilidad con la que los gobiernos panistas se han apropiado de los mecanismos informales de gestión política construidos por el priísmo.
Al final de esta calamitosa administración Felipe Calderón exhibe sin piedad su falta de pudor. Al patético y gravísimo saldo de la matanza; a la desventajosa enajenación de la tercera parte del territorio nacional a empresas mineras extranjeras; a la alarmante precipitación de la ya magra capacidad de producción agropecuaria; a la total pérdida de soberanía alimentaria y a la fragilidad paralizante del peligro de hambruna real que enfrenta un país que importa más de 70 por ciento de su ingesta en tiempos de sequía de sus principales proveedores; se remata con la franca ofensiva censuradora contra una empresa de comunicación (MVS) cuya falta es la de respetar y no influir en la línea editorial de periodistas incómodos al régimen. Un régimen especialmente mentiroso y manipulador.
Tuvieron que morir más mineros en Coahuila para que al final del sexenio se empezara a medio clausurar instalaciones mineras que no pasan de ser meros pozos a donde se manda a los trabajadores como si fuera la entrada al infierno. De los 65 obreros desaparecidos en Pasta de Conchos en 2006, a la fecha se suman otros 148. Doce muertes por año, una por mes y apenas es la hora en que el gobierno de Calderón medio finta con hacer algo. Si eso no es complicidad apesta a azufre.
Al final de julio pasado, el académico y comentarista de MVS, John Ackerman renunció a seguir colaborando en MVS. La razón de ello fueron las presiones y censura que personas allegadas al PRI ejercieron para evitar que se transmitieran al aire sus colaboraciones.
Frente a las palmarias irregularidades y lo que en estos días se orquesta en la defensa a ultranza de una elección hecha con base en empresas lavadoras de dinero o que lavaron dinero para efectos de la operación priísta electoral (Monex, Efra, Fraga Hilaire, Atama, entre otras posibles 27) el IFE simplemente niega lo evidente.
Según los muy costosos consejeros electorales, la vendimia en lo oscurito de entrevistas y comentarios inducidos que en realidad son propaganda disfrazada de información, no fueron relevantes en la elección. Con base en ese sospechoso “razonamiento” libraron a Enrique Peña Nieto de toda culpabilidad por manipulación de los medios de información. Medios que promovieron su candidatura desde muchos meses antes de que siquiera iniciara el año electoral. Un IFE funcional al servicio de un sistema que ha desangrado al país. Con la gracia de una sevillana obesa y flatulenta, el IFE abandona su calidad ciudadana para servir al sistema.
La revista Proceso primero y el periódico inglés The Guardian probaron y documentaron la sistemática adquisición de voluntades ciudadanas por parte del PRI y sus operadores. Entre otros muchísimos detalles la transmisión irregular a nivel nacional de mensajes sobre el quinto informe de gobierno de Peña Nieto en el estado de México. Un millón 150 mil pesos por comentarios de Joaquín López Dóriga y Óscar Mario Beteta, más una batería de entrevistas sospechosas a Enrique Peña Nieto.
El IFE optó por nadar de dorso (de muertito) y nunca investigó ni tomó en serio con la velocidad que los tiempos electorales exigían. En dos meses nunca llamó a nadie para verificar o desestimar con pruebas el dicho de los periodistas de The Guardian y Proceso. La justificación del IFE no tiene desperdicio, según el instituto como las denuncias no descansan en ninguna prueba cierta e inconmovible, son hechos endebles de los que no se puede hacer inferencia válida alguna. Es decir, según el IFE no hay base para siquiera sospechar de una venta soterrada de espacios publicitarios y mensajes presentados como información noticiosa.
Mientras eso sucede la maquinaria alisa las imperfecciones de un terreno harto disparejo y Felipe Calderón invierte poco menos de mil millones de pesos en cambiar “la percepción” de la imagen de México desde que aceptó que su guerra socava la imagen de México en el exterior y la credibilidad en los mercados internacionales. Brillante deducción.
No hay dimensión en la que Felipe Calderón no haya conducido al país al desastre. Sea la seguridad pública o el empleo, las inversiones de capital extranjero o la producción agropecuaria. Y ahora la vendetta contra una empresa que transmite la información de un equipo de periodistas conducidos por Carmen Aristegui. Falta poco más de tres meses para el cambio de gobierno, en este tiempo todavía es posible empeorar.
Es Cosa Pública...
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