Luis Velázquez
Veracruz, México., 20 de diciembre de 2012.--
HAY
EN LAS CIUDADES DE VERACRUZ Y BOCA DEL RÍO, COMO EN LAS DEMARCACIONES URBANAS
DE LA TIERRA JAROCHA, FOCOS ROJOS PARA LA INSEGURIDAD:
I. Hay unas plazas comerciales donde en el día y en la tarde las amas de casa son asaltadas, luego de hacer el mandado, en las puertas del supermercado, a la vista de todos. Pero también sus automóviles son robados. En el mínimo de los casos, cristaleados.
II. Hay unos fraccionamientos, por ejemplo, Reforma, donde los vecinos han integrado una bitácora del número de robos en sus casas habitaciones.
III. Cada vez aumentan los asaltos en los autobuses urbanos de pasajeros.
IV. Si un turista llega al aeropuerto de la ciudad de Veracruz y alquila un taxi y pide al taxista lo lleve al mejor antro, lo lleva; a la mejor casa de citas, lo lleva; a una narcotienda, lo lleva.
Así, y mientras por un lado los taxistas conocen tales movimientos, resulta inverosímil que los cuerpos policiacos los desconozcan.
V. De norte a sur de Veracruz hay pueblos dominados por los carteles y más ahora cuando luego de la narcoguerra del sexenio anterior los carteles quedaron fracturados y, de pronto, como el sarampión, aparecieron decenas de cartelitos. Entre 60 y 80 dice el procurador de Justicia, Jesús Murillo Karam.
Y no obstante, los cartelitos, integrados ahora también con delincuentes comunes, proliferan de norte a sur “del estado ideal para soñar”.
Y cuando se pregunta al maestro Carlos Ernesto Ronzón Verónica de qué manera pudieran explicarse las conductas anteriores aporta la siguiente interpretación:
Primera: si hay robos, digamos, en plazas comerciales, y los policías están ausentes, sin una vigilancia constante, pudiéramos entender que el personal es insuficiente.
Y más cuando, por ejemplo, muchos políticos tienen policías comisionados en sus casas, para ellos como escolta y como escolta de su familia.
Y por añadidura, hay muchos periódicos en Veracruz cuidados día y noche por los cuerpos policiacos.
Segunda: hay robos en plazas comerciales, asaltos en casas habitación y autobuses de pasajeros, narcotiendas en las colonias populares, etcétera, porque los cuerpos policiacos están coludidos con los malosos.
Y como son aliados, cómplices y socios, las ciudades quedan descobijadas.
UN INFIERNO LLAMADO COSAMALOAPAN
De norte a sur, la inseguridad se multiplica en las familias, pues el pueblo está dominado por los señores de la droga: desde carteles hasta cartelitos.
Y lo que es peor, los miembros de los cartelitos son tipos violentos y sádicos que han roto los códigos de la delincuencia y, además de secuestrar y cobrar rescate millonario, matan al plagiado, y si se trata de una mujer, la ultrajan.
El hermano de un amigo que vive en Puebla habló a su familia para decirle que como en las noticias hablan mucho de la incertidumbre y la zozobra social en Veracruz, cancelará su visita en navidad y fin de año.
El dos veces exalcalde de Cosamaloapan y exdiputado local, Juan René Chiunti dice que en el transcurso del año existieron meses de un secuestro por día.
Pero, además, en el año 2012 unos 800 paisanos se desplazaron de Cosamaloapan a otras latitudes, debido a tantas amenazas telefónicas, extorsiones, plagios y crímenes.
También habla de que entre el 30 y el 40 por ciento de los comercios están quebrados.
Y lo mismo, por ejemplo, existe en el norte de Veracruz, con un montón de comercios cerrados y decenas de personas desplazadas.
El colmo: en Zempoala, allí donde muere un familiar y lo velan, los cartelitos merodean buscando víctimas.
En Córdoba y Orizaba, unas ONGs han denunciado y documentado secuestros virtuales al por mayor.
Bastaría recordar, por ejemplo, que en la tierra gobernada por el alcalde Francisco Portilla Bonilla, tenía su búnker “El Lucky”, cuyos sicarios presos involucraron ante el Ministerio Público de la Secretaría de Marina a una lista de subprocuradores de Justicia, a quienes pagaban hasta cien mil pesos mensuales por su complicidad.
LOS DUEÑOS DE LA NOCHE
El caso es que la vida cotidiana en Veracruz sigue borrascosa.
Y en veinte días del presidente Enrique Peña, se reproduce la misma ola de violencia que en el calderonismo.
Antier, 16 ejecutados en cinco estados del país; antes de antier, cinco mujeres asesinadas en una sola entidad, etcétera. Ahora, la clase gobernante alardea de la gendarmería anunciada por el presidente.
Veremos para dentro de un año cuando está programada entre en operación.
Mientras, los días y las noches en Veracruz, en el resto del país, continúan en una pesadilla inacabable.
Hay ciudades donde apenas pardea, las calles están solitarias. Sin gente. Por miedo y temor.
Mejor dicho, donde las calles quedan dominadas por los carteles y cartelitos como los grandes dueños de la noche.
Y mientras, la policía sigue levantando borrachitos, ocupando el primer lugar en atropellos y excesos del poder denunciados en la Comisión Estatal de Derechos Humanos…
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