por Lilia Baizabal
“El peor pecado hacia nuestros semejantes no es odiarlos, sino tratarlos con indiferencia; esto es la esencia de la humanidad”: William Shakespeare
La inseguridad sigue siendo el talón de Aquiles de los tres niveles de gobierno. A más de 100 días de la nueva gestión federal, no se vislumbra el cumplimiento de la promesa de campaña de que con el PRI de regreso a la presidencia, vendría la tan anhelada paz y seguridad al país.
Varios medios nacionales publicaron en sus primeras planas la noticia, “arrestan a niña narquita de 11 años”, con fotografía y toda la cosa, presentada la menor por las autoridades de Procuración de Justicia del estado de Quintana Roo, como si fuera algo gracioso o que pudiera ser condenado por la opinión pública. ¡Que vileza de los funcionarios públicos que exhibieron de esta manera a una pequeñita indefensa!.
La noticia reveló que la niña de tan solo 11 años, fue detenida mientras ofrecía droga en las calles de Cancún, Quintana Roo. Las fotografías revelan un terror brutal en el gesto de la pequeña, a la que le ocultan los ojos- por razones de imprenta- que sin duda alguna, no sabía absolutamente nada de lo que evidentemente, le obligaron a realizar.
El preocupante hecho, se suma a la lista de cientos de casos de detenciones de niños de 12, 13, 14 años que han sido arrestados luego de que los acusan de asesinar, degollar,quemar vivos a personas, mutilar, asaltar, secuestrar y vender estupefacientes.
Casos que lejos de asombrar, preocupan e indignan. Para nadie es un secreto que muchos de esos niños que están siendo detenidos y que no tienen la suerte de ser localizados por sus padres o las autoridades, antes de morir en un tiroteo, o de que los obliguen a delinquir, son parte de los cientos de pequeños, jóvenes que han sido levantados en muchas partes del país, luego entrenados y obligados participar en los hechos de los que son acusados.
“Niña narquita”. Foto. OEM
Las últimas cifras oficiales revelan que en los últimos 6 años, han muerto poco másde 70 mil mexicanos y están desaparecidos más de 30 mil. Además de que más de 200 mil familias han emigrado de estados con elevados índices de violencia a otros donde es menor.
Lo más preocupante es que la estrategia de combate a la inseguridad que ha continuado la nueva gestión federal, no parece dar resultados. El gobierno no puede presumir de nada y es más terrible que se diga que hasta dentro de un año, ofrecerán resultados, cuando el número de muertos en México, es casi igual al de pérdidas que sufrió Estados Unidos en las guerras que protagonizó contra Corea y Vietnam.
Y lo crítico, que las fuerzas de seguridad, armada, ejército y dependencias de los estados, no están atacando la parte financiera de los grandes carteles de la droga, sino que libran sus batallas mortales contra individuos que distribuyen enervantes en pequeñas cantidades, o que no hacen altos cuando se los piden. Muchos de los que mueren acribillados, son gente que se gana apenas 2 mil pesos a la semana por servicios que presuntamente prestan como halcones, burreros o demás. ¿ Y dónde están los grandes capos?.
Queda claro que no existe auténtica voluntad política ni del gobierno mexicano o americano para poner fin a la ola de terror y de sangre que mantiene al pueblo de México, confundido y lleno de terror. A quién le conviene que los ciudadanos vivan con miedo y concentrados en cuidarse, mientras por el otro lado, la “intocable”, clase política impulsa reformas en detrimento de los intereses de la nación, como privatización de la industria petrolera, reforma a la ley de educación, la ya aprobada reforma laboral y las que se acumulen.
A estas alturas, se aprecia el crecimiento de la corrupción en todos los niveles de gobierno, resulta difícil creer que nadie pueda controlar la masacre de migrantes centroamericanos al paso por la frontera sur del país, como también que nuestros niños, niñas, adolescentes, mujeres, sigan siendo las principales víctimas de esta era de terror.
Lo indignante es que la violencia ya no sólo es contra los nacionales, niños, niñas, adolescentes y mujeres indefensas, sino hasta contra los extranjeros. Casos como las violaciones de turistas españolas en Acapulco, Guerrero, han llevado a México a ser retirado de la lista de los 10 países más visitados del mundo.
Y la exagerada violencia en Coahuila, Chihuahua, Durango, Nuevo León, Jalisco, Quintana Roo. Los ataques diarios a los escasos medios de comunicación que se han atrevido a relatar parte de la barbarie. El asesinato en el país, de poco más de 100 periodistas en los últimos 6 años, 9 de estos en Veracruz. ¿Quién hace algo contra eso?.
Hasta cuándo la sociedad va salir de su letargo, hasta cuándo reaccionará y tomará acciones drásticas para defender a sus niños, niñas, hombres y mujeres jóvenes, a sus periodistas, a sus ancianos, a los más de 50 millones de mexicanos, que se mueren de hambre, no por la falta de pan, y la corrupción de la clase política en general, sino por la indiferencia con que vivimos los otros 70 millones de ciudadanos.
Qué más tiene que pasar para que salgamos del asombro y actuemos. Para que cuando observemos una información que diga “¡detienen a la niña narquita!”, protestemos y manifestemos por el medio que sea, nuestro repudio y rechazo a esta clara violación a los derechos de un niño.
Qué se necesita para que salgamos de la indiferencia, la comodidad y el conformismo, pensando que solo les pasa a los “andan metidos en eso”. Quién se está preocupando por defender los derechos de los menores, las miles de mujeres desaparecidas, asesinadas, las adolescentes levantadas, que son ingresadas a las redes de tratantes de blancas.
Quién está protestando cuando un menor de edad, está siendo obligados (as), a ser narco, asesino, secuestrador, prostituta, vendedor de droga. Cuando evidentemente, una niña de tan solo 11 años, lo que anhela es una muñeca o un juego de té para jugar a la comidita.
Hasta cuándo se permitirá que la clase política siga postrando a México de rodillas ante los intereses del exterior.
Es justo, es legal que una pequeña de tan solo 11 años de edad, sea presentada por las autoridades responsables de procurar justicia como una “terrible delincuente” y se le tomen una y mil fotografías que circulan hasta por las redes como si hubiera algún motivo serio para condenarla o criticarla.
¡Que pena!. ¡Que indignación, rabia y tristeza!, que la sociedad mexicana siga ahí, muda, sorda, ciega e indiferente de todo lo que los políticos están permitiendo suceda contra el pueblo. Porque sino hacen nada serio, teniendo las soluciones, ¿es que lo permiten, no?.
Qué nos pasó. En dónde perdimos la humanidad, el asombro, la solidaridad, el hartazgo.¿Hasta cuándo?.
Hasta cuándo continuará la amnea civil que ha permitido el funcionamiento de este sistema perverso, corrupto, cobarde y criminal que tanto daño le está haciendo al pueblo de México. ¿Hasta cuándo?.
Vale la pena recordar una parte del poeta, “Cuando los nazis vinieron“, …que recuerda….”Que el amor al prójimo no conoce límites ideológicos ni confesionales.» Y dice:
«Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista,
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,
Cuando vinieron a por los judíos,
no pronuncié palabra,
porque yo no era judío,
Cuando finalmente vinieron a por mi,
no había nadie más que pudiera protestar.»…
FUENTE: PLUMAS LIBRES