La bamba nació el 16 de mayo de 1683
en los médanos de Malibrán, justamente donde se encontraba la hacienda del
mismo nombre, propiedad de doña Beatriz del Real, famosa por su belleza y
proclividad a los fandangos en la época de La Colonia.
La autoría corresponde a un tal Lino cuyo apellido no se precisa, pero que se
ubica como El Guaruso.
La historia referida es que el Guaruso era un trotamundo que se ganaba la vida
como jaranero y decimista. Así es como llega a Malibrán, invitado por unos
peones que había conocido por el camino.
En la hacienda fue su jarana mágica alegría para el cansancio de la peonada,
nocturnal bullicio en los bohíos y obligado remate en las fiestas de la
molienda y guarapera.
El Guaruso se sentía a gusto entre esa gente, sobre todo porque Rita, La China,
una guapa medellinera, de grato porte y galanura, le traía embullado.
Cierta mañana, cuando la gente hacía la tumbada en el cañaveral, por el camino
de Veracruz, empolvado y sudoroso, llegó a la hacienda Sabás, el recadero de
doña Beatriz, quien dejando el mulo a pie de la talanquera corrió hasta la
ermita y sacudió a rebato la pequeña campana.
El sonoro ¡quitilán, quitilán! se esparció por la campiña convocando a reunión
a la peonada, que mocha y guataca en mano salió por la guardarraya de los
cañaverales hasta el casco de la hacienda, y al interrogar a Sabás la causa de
la escandalera este sólo exclamo: "¡Los piratas!"
En efecto, por la punta de Antón Lizardo se perfilaba una escuadra de barcos
piratas, comandados por el feroz Lorencillo, que de manera sigilosa se dirigía
rumbo al puerto de Veracruz.
Malanga, un mulato fornido y emprendedor, de quien se decía gozaba de los
favores de doña Beatriz, temeroso de que desembarcaran en los médanos de
Malibrán, organizó a la peonada, sacó los viejos arcabuces del bodegón y con
serena palabra y valerosa actitud incitó a los hombres a la lucha por la
defensa de la hacienda y las mujeres.
Toda la noche se trabajó en la hacienda preparando arreos, amarrando troncos y
acarreando a la playa hasta el pequeño cañón de salva con el que se aunciaban
todos los festejos de la patrona de la ermita.
Mientras todo esto sucedía, El Guaruso, tumbado bajo el techo del trapiche
rasgueaba su jarana y machacaba el sonsonete de un cantar:
"Quitilan, quitilan,/ que suenan las campanas de Malibrán/, qué vienen los
piratas que no vendrán.../ Qutilín, quitilín,/ que suena la campana de
Medellín/ y que suena y suena a rintintín".
Amaneció, Malanga, posicionado en el médano más alto de la playa escudriñaba el
mar en la lejanía, viendo cómo el velamen de los abejeles de Lorencillo se
enderazaba rumbo a Veracruz.
A galope su caballo regresó a la hacienda donde doña Beatriz, rodeada de
mujeres, lo esperaba con impaciencia. Para ella era mejor huir, dejar la
hacienda abandonada y buscar abrigo en los pantanos de Medellín con las mujeres
y niños.
¿Que harán ustedes?, decía doña Beatriz a Malanga, que ni marineros son. A lo
que el mulato respondió: "No soy marinero, pero aquí seré". Acto
seguido arrancó con su gente rumbo al Playón.
Viendo esto, doña Beatriz ordenó encerrar a los niños en la ermita, reunió a
las mujeres y con voz imperante les dijo: "!Nuestros hombres se han ido a
la luchar a la playa. Vamos tras ellos, Les animaremos hasta verlos
vencer!".
Pero cuando se acercaban a la, digamos trinchera, ya por el palmar cercano
venía la peonada con Malanga al frente gritando de júbilo, pues Lorencillo
había pasado de frente rumbo a Playa de Hornos, para ubicar sus naves e iniciar
el bombardeo al puerto.
En la hacienda todo fue regocijo, festejándose como triunfo la pretendida
defensa.
Doña Beatriz y el mulato Malanga dispusieron el fandango, y El Guaruso, ya en
la guarapeta entonó su jaranera copla.
Asi fue como, según don Ramón Río García, quien consultó un trabajo de
Francisco Avila Rivera, basado en testimonios de los viejos de la comarca, que
en tiempos de La Colonia, un trovero, El Guaruso, bordó típico cantar, que se
asentó en la campiña jarocha como obligada ejecución en bailes y fandangos,
ganando posteriormente la gloria de ser la reina del son jarocho.
La palabra bamba es de origen africano que significa fiesta, huateque o
celebración. Como ese día en Malibrán se armara la fiesta, pués se armó la
bamba.
Algunas coplas originales de La bamba se han ido modificando o incrementando
según el intérprete en turno. Incluyendo al propio Guaruso, que a su
composición hubo de agregar aquello de "para subir al cielo se necesita
una escalera grande y otra chiquita", ya que después de haber sido
perdonada la hacienda del ataque de piratas que tenían por costumbre arrasar
todo a su paso, los lugareños se sintieron protegidos del Señor, como si
estuviesen en el mismísimo cielo. De ahí que el compositor ubicara la Gloria en
Malibrán siendo la escalera grande aquella que daba acceso al médano donde se
encontraba la hacienda, y la "chiquita" la que libraba la barda que
rodeaba la misma.
Fuente: redes sociales