Rúbrica
Por Aurelio Contreras Moreno
El arranque de las campañas electorales por la gubernatura de
Veracruz nos mostró que no podemos esperar demasiado de los actores políticos.
Jugarán a lo que saben, a lanzar promesas y a manipular los deseos del
electorado, que tampoco da muestras de haber madurado ni de exigir algo
diferente.
Acarreados, anuncios “espectaculares”, populismo, acusaciones,
fueron la tónica del inicio de campañas en Veracruz. Más de lo mismo en un
estado que necesitaría mucho más que eso.
Curiosamente, quien abrió las “hostilidades” fue quien no estará
en la boleta pero indudablemente participará, legal o ilegalmente, en el
proceso: el gobernador Javier Duarte de Ochoa, quien en una medida por demás
populista y electorera decretó, minutos antes de que iniciara oficialmente el
periodo de campaña y la veda electoral gubernamental, la eliminación del
programa de fotomultas en el estado y la próxima expedición de licencias de
conducir “permanentes”.
Retractarse de un programa como el de las fotomultas a muy pocos
meses de haber sido implementado sólo para intentar obtener beneficios
electorales, es una clara muestra de cómo las políticas públicas se han
aplicado a capricho en Veracruz los últimos años, sin buscar el bien colectivo
y muy probablemente sin que éstas arrojen resultados positivos.
El argumento para justificar esta decisión de gobierno, el que
los ciudadanos demostraron su respeto a la ley sin necesidad de coerción, es de
tan pueril, francamente ridículo. Como en ridículo se puso la administración
estatal, que hasta convenios firmó con el vecino estado de Puebla para regular
los límites de velocidad.
Este anuncio, como seguramente muchos que vendrán, fue
simplemente un artículo propagandístico más en época electoral, pero que
significará una pérdida de dinero público, pues se invirtieron millonarios
recursos en la adquisición de la tecnología para monitorear la velocidad de los
vehículos en calles, avenidas y
carreteras. ¿Quién va a responder por eso?
Y en esa misma tónica se ven venir las campañas. Denuncias que
no van a prosperar, declaraciones tronantes pero sin relevancia en la vida
pública. Y por supuesto, las futilidades de los candidatos comparsa, que al no
representar nada para la población, buscan espacio en los medios vistiéndose de
bufones y declarando gracejadas, banalizando el discurso y diluyendo así de la
mirada pública los verdaderos problemas del estado.
Bienvenidos al circo electorero. Nos esperan dos largos meses.
Habrá que armarse de valor para lo que viene.
Un pobre político
Dice el gobernador Javier Duarte que su patrimonio personal es
acorde con sus ingresos como servidor público, y que únicamente posee su casa
en Córdoba y otra en el puerto de Veracruz.
Y Fidel Herrera se sacó la lotería dos veces y decía que la
millonaria era su esposa.
Twitter: @yeyocontreras