26 de junio de 2012

PIDEN DOS MILLONES! POR LA ALCALDESA

La buscan en Oaxaca

Por Manuel Hernández
Reportero de Notiver


  Ninguna autoridad oficial emitió declaración, pronun-ciamiento o postura alguna en torno a los hechos ocurridos con la alcaldesa de Tlacojalpan, Marisol Mora Cuevas, incluso el secretario de gobierno Gerardo Buganza que se encontraba ayer en Veracruz en la graduación de marinos mercantes evitó dar declaraciones al terminar el evento cuando se le intentó entrevistar.

  Trascendieron una declaratoria de emergencia para el municipio pero no por lo ocurrido con la alcaldesa sino por las torrenciales lluvias e inundaciones, a la par de una declaración difundida en internet por medios de comunicación de la zona, hecha por el sub procurador regional; a la alcaldesa la buscan en el estado de Oaxaca. 

  Conforme a la información difundida, Juan Pérez Sánchez, subprocurador de justicia de la Cuenca del Papaloapan, dijo que las corporaciones policíacas oaxaqueñas han reforzado el operativo que busca rescatar a la alcaldesa.

Se trabaja en forma coordinada con la Policía veracruzana, Ejército Mexicano, Marina Armada de México, y Policía Federal.

  Detalló que al municipio de Tlacojalpan y localidades oaxaqueñas circunvecinas ya arribaron fuerzas federales.

  No se ha presentado formal denuncia tampoco por los hechos.

Se sabe que la familia no quiere la intervención de las fuerzas policiacas.

También ha trascendido que los secuestradores están pidiendo dos millones de pesos por regresarle su libertad.

  En lo concerniente al municipio Tlacojalpan había entrado en polémica por la toma del palacio municipal que se extendió por casi tres meses, a la par debido a adeudos con trabajadores se solicitó al congreso del estado un adelanto de particiones de recursos.

  Al tiempo otra información que se dio a conocer en torno a Tlacojalpan es la siguiente:

  “… Tuxtepec, Oax.23 May 2011- El Presidente Municipal de Loma Bonita, Felipe Reyes Álvarez, finalmente cedió el permiso para la entrada de una nueva línea de transportes proveniente de Tlacojalpan, en el estado de Veracruz, que lleve a cabo el arribo de pasaje (ascenso y descenso) Tlacojalpan-Loma Bonita, Loma Bonita-Tlacojalpan

  Esta nueva línea que inicia el día de hoy sus funciones con la entrada de “La Dama de Tlacojalpan”, el único vehículo con el que cuentan de momento, obtuvo el permiso del presidente municipal de Loma Bonita, luego de insistir por espacio de cinco meses aproximadamente, ante la negativa del propio edil, que en ese tiempo se vio amenazado de tener tomas de palacio por parte del líder de taxis de los llamados “rojos” Aniceto Porcino, quien se negaba a contar con más competencia.

  De acuerdo a fuentes, son muy pocos los regidores del ayuntamiento de Loma Bonita, que conocen de este permiso que concedió Felipe Reyes, al señor José Sánchez Torres, ex coordinador de campaña de la actual Presidenta de Tlacojalpan, Veracruz, Marisol Mora Cuevas, pues de lo que se trata es de evitar el golpeteo político, aún contando ya con la anuencia del líder de taxis “Rojos”…”

El balance azul


El político panista que sacó al PRI de Los Pinos ahora quiere que regrese ese partido a la casa presidencial. Argumentando que con Felipe Calderón la pobreza aumentó, da su apoyo incondicional a Peña Nieto. Entérate de la verdadera situación que deja el PAN en el país después de 12 años de gobierno
 

23 de junio de 2012

TEXTO IRREVERENTE - APOTÓSICO

Por Andrés Timoteo
APOTÓSICO
La multitud congregada ayer a orillas del malecón para que el candidato priísta a la Presidencia de la República, Enrique Peña Nieto, hiciera uno de los cierres regionales de su campaña, fue apoteósica. Pese a que el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador llenó plaza un día antes, difícilmente se podría comparar con la concentración del priísmo y tampoco es factible que la abanderada del blanquiazul, Josefina Vázquez Mota lo logre. El tricolor mostró el “músculo” para el acarreo.

Provenientes de todo el estado, mil 200 autobuses, que fueron las cuotas de cada ayuntamiento gobernado por el tricolor más las aportaciones de los sindicatos de filiación priísta entre ellos el petrolero y el ferrocarrilero, desquiciaron la vialidad en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río. Sobre todo el puerto de Veracruz se vio estrangulado tanto por el ingreso de camiones como el operativo de seguridad para cuidar al candidato presidencial.

La pregunta de oro en esta circunstancia es cuántos de los acarreados votarán por el copetón el domingo primero de julio. Eso será lo interesante pues el acto de ayer recordó el cierre de campaña que en el mismo malecón costero hizo Roberto Madrazo Pintado en el 2006, cuando era el abanderado del PRI a Los Pinos. Apoteósico también. La enorme serpiente de acarreados se extendió hasta Landero y Coss. Todo era fiesta y todo era color, rojo en ese entonces pues era la moda de la fidelidad.
En ese evento, Madrazo abrazó al entonces gobernante estatal, aquel que no debe ser nombrado, y dijo ante la muchedumbre: “a partir del primero de diciembre el gobernador de Veracruz tendrá las puertas abiertas, se podrá meter hasta la cocina de Palacio Nacional”. Todo era fiesta pero el invitado a colarse hasta los fregaderos de Palacio Nacional, nunca pudo hacerlo. Roberto Madrazo perdió estrepitosamente, quedando en tercer lugar de la contienda.
 
Además porque el innombrable, al igual que otros ocho gobernadores priístas, ya había pactado con el panista Felipe Calderón, a través de la dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo, que trabajarían en contra del candidato de su partido y apoyarían al blanquiazul. Pese a la promesa, ni siquiera el panista ganó la elección en Veracruz pues lo hizo el perredista Andrés Manuel López Obrador.

Aún así, Calderón Hinojosa fue impuesto en Los Pinos, “haiga sido como haiga sido”, pero el innombrable tampoco se pudo colarse a ver qué freían las sartenes de la casa presidencial porque el panista le dio un portazo en la nariz, nunca lo aceptó ni lo quiso cerca. Los cuatro años restantes de sexenio veracruzano lo mantuvo a raya y le cerró la llave de los recursos federales, es más, hoy, según los bien enterados, lo tiene en capilla y a punto de ser llevado a un ministerio público. No hay que olvidar que hasta el peroteño José Yunes Zorrilla fue víctima de ese acuerdo con los panistas porque también desde palacio de gobierno le trabajaron en contra para que perdiera la senaduría, y así inhabilitarlo para el 2010 rumbo a la gubernatura.

Hoy son otros tiempos y otras circunstancias. El gobernante actual, Javier Duarte de Ochoa no es un operador electoral brillante ni tiene el colmillo político de su antecesor. Más bien es tosco y está rodeado de personajes burdos y muy ineficientes, de ahí que lo haya cachado en muchas jugarretas: le decomisaron los 25 millones de pesos que envió en dos maletas al Estado de México, le descubrieron una bodega llega de chácharas y le exhibieron hasta el manual para comprar el voto en el distrito de Coatepec.

Lo que debe de ser quirúrgico, con bisturí y finas agujas hipodérmicas, el cordobés lo hace a hachazos y con moto-sierra. Y la obviedad es tan tremenda que ayer mismo mandó ante los medios informativos…¡a su hermano!, Cecilio – Cecil, para los cuates- a hablar a nombre de los jóvenes priístas a favor de Peña Nieto. Este señor es presidente de la agrupación Juventud Dinámica (JD, que son las mismas iniciales del nombre y apellido del gobernante), y que se formó desde el 2009 en Córdoba cuando Duarte de Ochoa era candidato a la diputación federal.

JD se ha mantenido agazapada todo este tiempo, su aparición más reciente fue la golpiza a unos jóvenes que protestaron contra Peña Nieto el pasado 15 de mayo cuando visitó Córdoba, y hoy promete que 350 mil jóvenes votarán por el mexiquense, y lo hace en un intento – vano, por supuesto- de contrarrestar la animadversión que provoca Peña Nieto entre los estudiantes universitarios adheridos al movimiento #YoSoy132. En fin, ya se verá que tan efectiva es la familia Duarte en eso de hacer votar a los jóvenes a favor de su candidato. El triunfo o la derrota serán para toda la parentela, no solo la priísta.

CANCUNENSES

La periodista Gretel Luegas, muy recordada en Veracruz por haber trabajado muchos años en la filial de Televisa, hizo un compas en su quehacer informativo y ahora despacha como directora de Relaciones Públicas en el ayuntamiento de Benito Juárez, conocido popularmente como Cancún. Desde hace varios meses, Gretel se trasladó junto con su esposo y sus dos hijos a vivir a las paradisiacas playas del Caribe y a despachar como funcionaria pública a invitación del alcalde Julián Ricalde Magaña.

Por cierto, la familia Luengas también es propietaria de una cafetería Andrade frente al parque principal de Playa del Carmen. El sitio es un punto de reunión de políticos y también de periodistas pues se encuentra frente al ayuntamiento de Solidaridad, nombre oficial del municipio. Es una especie de Parroquia a la caribeña, donde se toman lecheros y se da el ventaneo político, lo que significa que ya le ganaron el brinco al contador Marcelino Fernández en abrir una sucursal del Gran Café de la Parroquia por aquellos bellos lugares. Ya se tardó, pues.

Otra veracruzana que ya radica en Cancún es la promotora cultural Silvia Saldaña que ahora colabora para una importante dependencia federal en la Riviera Maya. Como se recuerda, en los últimos años Silvia colaboró para el Instituto Veracruzano de la Cultura (IVEC), fue directora de la Galería de Arte Contemporáneo y coordinadora de la Feria Nacional del Libro Infantil y Juvenil en Jalapa. Hoy es otra nueva cancunense.
 

Aparecen mantas!-EN CONTRA DE PEÑA NIETO

DE LOS #YO SOY132
* Cobos jura que no las quitó
 
Por Noemí Valdez
Reportera de Notiver
Foto EON
Previo a la visita del candidato presidencial del PRI, Enrique Peña Nieto, al puerto de Veracruz, en varios puntos de la zona conurbada aparecieron mantas donde se leía “no queremos el regreso del PRI”, “Peña la gente no te quiere”.
 
Las lonas aparecieron en la avenida Rafael Cuervo y la Avenida Adolfo Ruiz Cortines cerca de las siete de la mañana de este viernes.
 
Poco después de las nueve de la mañana, sujetos no identificados, retiraron las mantas que habían sido colocadas en los puentes peatonales.
 
Por su parte el dirigente municipal del PRI en Veracruz, Jorge Cobos Ruiz, negó que su partido haya retirado estas telas ya que mencionó “no sabemos quien fue”.
 
“Desconozco quien pudo haber sido, lo que sí te puedo decir es que no fuimos los priistas, no sabemos quién las puso, pero seguramente es de aquellos que se rehúsan al cambio y que les incomoda el hecho de que estén perdiendo esta contienda electoral” dijo.
 
Cobos Ruiz dijo que el PRI en la zona conurbada, se mantendría en alerta ante hechos que pudieran “incomodar” a Peña Nieto en su última visita por el Puerto de Veracruz.

“nuestra gente va a estar muy atenta a todos los posibles escenarios, y obviamente se va a conducir dentro del marco de la ley y con toda la responsabilidad que esto obedece, nosotros buscamos tener un evento con toda la tranquilidad y hacer de este evento una fiesta” dijo.

Remarcó que sus militantes no buscan confrontación con los simpatizantes de otros partidos, por ello esperan que rumbo a la contienda electoral las cosas transcurran con calma.

“el PRI es no confrontación, no descalificaciones, no denostaciones como lo han querido hacer los de enfrente” finalizó.
 

Cambio de camiseta

Saltar de un partido a otro es común en México. Fox, el panista que sacó al PRI de Los Pinos, ahora apoya a Peña Nieto. El priista Bartlett está con AMLO. Entérate quiénes son los políticos que se han vestido de otros colores

Por Félix Arredondo
Si hace 12 años alguien hubiera dicho que los panistas Vicente Fox y Manuel Espino apoyarían al priista Enrique Peña Nieto, nadie lo hubiera creído.

Sin embargo, los cambios de camiseta de Fox y Espino hoy son una realidad que ha sorprendido a casi todos. Menos, claro está, a Manuel Espino y Vicente Fox. Y es que tanto Espino como Fox son políticos que, como a muchos otros, el cambio de camiseta partidista les parece algo tan natural, que no les produce ningún sentimiento de culpa.

Aunque para la mayoría es algo que pudiera tener cierto tufo a deslealtad y traición. Sin embargo, Fox y Espino no son los únicos políticos notables que han cambiado de camiseta en este proceso electoral.

En los últimos días también han cambiado de color y camiseta otros políticos.
stán los casos, por ejemplo, de la ex presidenta del PRD Rosario Robles, que ahora es fan del priista Peña Nieto; el del senador ex perredista René Arce (alias Oscar Nahum Cirigo Vázquez) y su hermano Víctor Hugo; el del todavía priista Manuel Bartlett, quien ahora apoya la causa de Andrés Manuel López Obrador.
 
Eso sin contar que al tabasqueño también lo apoyan desde hace mucho tiempo los ex priistas Manuel Camacho Solís, Dante Delgado, Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal, Alfonso Durazo, Agustín Basave y Porfirio Muñoz Ledo.

Sí. El cambio de camisetas políticas, aunque no es nuevo, cada día se hace más frecuente.

¿Qué tan reciente es este fenómeno en la política mexicana?
 
¿Por qué los políticos cambian con tanta facilidad de camiseta?
 
¿Cómo saben cuándo hay que cambiar para no equivocarse? Analicemos.
 
‘EL PARTIDO ME HA ENCOMENDADO…’

“Señor licenciado Jo-sé López Portillo, el partido me ha encomendado preguntarle si aceptaría usted la responsabilidad de todo esto”, y con un gesto (el presidente Echeverría) envolvió el ámbito del Poder Ejecutivo concentrado en el despacho de Los Pinos.

“Sí, señor presidente. Acepto.

“Bien. Entonces prepárese usted, pero no se lo diga a nadie, ni a su esposa y a sus hijos. Ya lo llamaremos, cuando el partido concluya la organización y los actores se pronuncien públicamente”.

El ex presidente José López Portillo consigna esta anécdota en sus memorias para describir el ritual del ungimiento del delfín que se acostumbraba en los tiempos priistas. Sin embargo, más allá de que los hechos hayan ocurrido con una especie de misterioso encanto de la liturgia cínica de la política mexicana, lo interesante radica en la advertencia que Luis Echeverría le hizo al elegido.

“Prepárese usted y no se lo diga a nadie. Ni a su esposa, ni a sus hijos”.

Todos, y al mismo tiempo una sola persona. Ése era el misterio de la fe priista que imperó durante 70 años. ¿Por qué un presidente imperial y autoritario se veía obligado a mantener en secreto su decisión, así fuera por unos días? Por increíble que parezca ahora, la realidad es que la “presidencia imperial” de entonces también tenía sus límites.

El presidente tenía adversarios y enemigos que no solo “podrían traicionar al partido”, sino que hasta intentarían un golpe de Estado.

Para el 22 septiembre de 1975, José López Portillo ya era el único candidato a la Presidencia de la República. Además del PRI, los partidos satélites también lo postularon. Y el PAN, por problemas internos, no había lanzado un contendiente.

¿Había democracia? Desde luego que no, contestarían Josefina Vázquez Mota, Andrés Manuel López Obrador y hasta Enrique Peña Nieto. Pero los viejos priistas se las ingeniaban para argumentar con sofisticados sofismas que sí la había. “La cuestión está en que el candidato del PRI se sabe que ganará las elecciones”, escribió López Portillo, “porque el partido es mayoritariamente apoyado y así, históricamente, se ha demostrado.

“Y esto no es antidemocracia, ni mucho menos, sino una de las eventualidades de todo sistema en el que se decida por mayoría de votos. “Puede ocurrir el evento inclusive del voto unánime, difícil prueba de la democracia que puede ser su gloria o su agotamiento, porque existe un derecho a la coincidencia como hay otro para la disidencia”.  sí. Aunque no había lugar para la disidencia, en los hechos sí se daba.
 
La “eventualidad” ocurrió precisamente en las elecciones de 1976, cuando el candidato del PRI José López Portillo pudo haber ganado con un solo voto porque no había candidato opositor.

Los conflictos políticos se recrudecieron tanto, que México estuvo a un tris de vivir un golpe de Estado al final del gobierno del presidente Luis Echeverría.

‘LA SOLUCIÓN SOMOS TODOS’

El sistema del partido de Estado estaba en serios problemas, y López Portillo no tuvo más remedio que impulsar una reforma política.

El 28 diciembre de 1977, un año después de que López Portillo tomara posesión como presidente de México, se publicó la Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales (LOPPE), reglamentaria de algunos artículos reformados de la Constitución.
 
Esa reforma, instrumentada por el entonces secretario de Gobernación Jesús Reyes Heroles, es considerada la madre de todas las reformas electorales hechas desde entonces.

“Los izquierdistas estaban felices”, cuenta López Portillo. Suponían que, por fin, el sistema político mexicano permitiría que todas las ideologías fueran auténticas opciones a través de los partidos.

Con la ley LOPPE, algunos creyeron que el socialismo podría tomar la forma de un partido legítimo capaz de llegar al poder.

Ser de izquierda dentro de la Constitución se empezó a poner de moda entre los juniors de las oligarquías políticas y empresariales de entonces.
 
Entre ellos estaban Jorge Castañeda Gutman, hijo del secretario de Relaciones Exteriores de López Portillo, y Rubén Aguilar Valenzuela, hijo del director del Banco Nacional de México.
 
Probablemente fue entonces cuando empezó a cobrar fuerza la idea, o el mito, de que un día las elecciones serían definidas por “tercios”, con los electores facturados por las reformas a cada uno de los tres grandes partidos políticos.

El PAN de derecha. El PRD de izquierda. Y el PRI de centro.

Sin embargo, y a pesar de los entendimientos iniciales de López Portillo con los más importantes empresarios del país, y a pesar de que durante su mandato vino un Papa a México por primera vez, los problemas políticos siguieron tan intensos como siempre.
 
Al final de su gobierno, López Portillo nacionalizó la banca y decretó un tipo de cambio controlado.

EL PRIMER GRAN CAMBIO DE COLOR

La situación política se fue complicando. No todos los priistas estaban de acuerdo, ni con el presidente, ni con su partido.

Por eso, después de haber tratado de formar una “corriente democrática al interior del PRI”, la cual no prosperó, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y Porfirio Muñoz Ledo, dos notables priistas, decidieron abandonar el tricolor y cambiar su camiseta por una de color amarillo.

Los priistas jugaban a parecer antipriistas, pero realmente no dejaban de serlo.

En tanto, los panistas siguieron siendo el contrapunto que perfeccionaba y le daba vida plena a lo que Mario Vargas Llosa calificó como la “dictadura perfecta”.

Para 1988, el hijo del priista Lázaro Cárdenas se enfrentaba con el hijo de Raúl Salinas Lozano, otro priista.
 
Y aunque Carlos Salinas de Gortari ganó en aquellas polémicas elecciones, no por eso Cuauhtémoc perdió sus privilegios políticos, los cuales le llevarían después a ocupar la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal. Fue así como se inauguró una supuesta alternancia entre priistas y ex priistas.

A final de cuentas, la familia revolucionaria, con todo y sus cismas, se volvió a entender. Al menos así fue cuando Fernando Gutiérrez Barrios fue secretario de Gobernación.

Y aunque Andrés Manuel López Obrador encabezaba marchas desde Tabasco hasta el Zócalo capitalino, siempre se pudo entender con Don Fernando. Los dos eran liberales como Juárez.

Sin embargo, el reencuentro no duró mucho. Después de que Carlos Salinas de Gortari removió a su secretario de Gobernación, sobrevino una serie de trágicos eventos: el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, el levantamiento armado en Chiapas, el atentado contra Luis Donaldo Colosio y el asesinato de José Francisco Ruiz Massieu.

Fue justamente en el sexenio salinista, en 1991, cuando el presidente, sin quitarse su camiseta, intentó ponerse otras dos. Una azul y otra que decía “Solidaridad”, pero se le despintó.

Una camiseta azul que le sirvió para ordenarle a Luis Donaldo Colosio, entonces presidente del PRI, que se reconociera en Baja California el triunfo del joven panista Ernesto Ruffo, y después para que se pusiera a Carlos Medina como gobernador de Guanajuato.

La otra camiseta de Carlos Salinas fue la de “Solidaridad”. La de una estructura política paralela al PRI que nunca llegó a cuajar. Cuando Salinas de Gortari dejó el PRI, esa camiseta se deslavó.

CAMISETAS ROJAS POR CAMISETAS FOXISTAS
 
En el año 2000 se intensificaron las defecciones priistas. Pero quienes cambiaron de camiseta no se fueron al PRD, sino al PAN, con Vicente Fox.

Florencio Salazar y Alfonso Durazo aparentemente también cambiaron de bando durante la campaña de Fox, pero no tuvieron que afiliarse al PAN.

Porfirio Muñoz Ledo declinó a su candidatura presidencial a favor de Fox.

Jorge Castañeda y Adolfo Aguilar Zinser, que habían colaborado en el Centro de Estudios del Tercer Mundo de Luis Echeverría y después apoyaron al PRD de Cuauhtémoc Cárdenas, se incorporaron al equipo de Fox. Y los dos ocuparon cargos importantes.

Además, el priista Francisco Gil Díaz fue designado secretario de Hacienda y el ex secretario particular de Luis Echeverría, Juan José Bremer, fue nombrado embajador de México en Estados Unidos.
 
La lista de priistas incorporados y asimilados al gobierno de Fox fue tan larga, que el panista Carlos Medina, cuando se cumplieron 10 años del triunfo foxista, dijo:
 
“En realidad (los panistas) no cambiamos nada. Solo nos dedicamos a administrar el viejo sistema”.
 
Las camisetas rojas de Calderón

“Todos llevamos un pequeño priista dentro”, cuenta Manuel Espino que le dijo Felipe Calderón. Y sí hay que creerle. Porque al igual que Vicente Fox, Felipe Calderón incorporó a muchos tricolores en su gabinete.

Agustín Carstens en Hacienda, Luis Téllez en Energía, Jesús Reyes Heroles en Pemex, Enrique de la Madrid en Financiera Rural.

Eso sin contar el cambio de camiseta de quienes apoyaron a Felipe Calderón desde que andaba en campaña: Carlos Ruiz Sacristán, Genaro Borrego y Jesús Reyes Heroles.

Y no hay que olvidar la ayuda que los gobernadores priistas Eduardo Bours, Enrique Peña Nieto, Eugenio Hernández y Natividad González Paras le dieron a Felipe Calderón para sumarle votos en 2006.
 
Lo que sucedió después fue un auténtico desastre. Los panistas ya no sabían qué hacer. Si ellos se incorporaban al PRI, o dejaban que los ex priistas asumieran el control del albiazul.

Los priistas Javier Lozano Alarcón, Diódoro Carrasco, Benjamín González Roaro y Miguel Ángel Yunes, entre otros, se transformaron en “panistas” privilegiados.
 
Mario López Velarde, Rafael Moreno Valle, Guillermo Padrés y Gabino Cué ahora son gobernadores de Sinaloa, Puebla, Sonora y Oaxaca, respectivamente.
 
El tiempo ideal para cambiar

¿Cuál es el momento ideal para cambiar de camiseta?

Cuando las encuestas dicen que viene una “revolución” o una “involución”.
 
Porque como dice una vieja tradición, “primero está comer que ser cristiano”.
 
Y, hablando en términos de política:

“Vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”.