Por Ignacio Carvajal,
especial para SinEmbargo
Ciudad de México, 6 de julio
(SinEmbargo/Blog Expediente).– Un taxi en busca de pasaje recorre avenidas en
el puerto de Veracruz. Juan Mendoza Delgado va al volante. “Una corrida al
Centro, por favor”, pidió un sujeto a Juan Mendoza: “Claro, jefecito, ¡cómo
no!, sólo debo hacer una parada breve a unas cuantas cuadras. No tardo. Lo
juro, no tardo”, espetó Juan Mendoza. “Ok”, asintió el otro.
En Héroes de Puebla esquina con y
Orizaba el ruidero de la sirenas aturdía los oídos. Las patrullas alentaban el
tráfico. Juan Mendoza, cafre, reportero al fin, se coló como pudo y llegó a
donde un hombre yacía en el suelo con seis tiros en el pecho, y una veladora
encendida por los pies.
“Jefe, sólo le tomo unas fotos y nos
vamos”, el pasajero quedó estupefacto al ver al hombrecillo retacón, moreno,
canoso, jalando un chaleco del diario “El Dictamen” y su cámara fotográfica
para luego bajar del coche y enfilarse a la escena criminal.
Click-click-click-click. No tardó ni
dos minutos. Saludó y se despidió de polis, periciales y toda la fauna
judicial. Arrancó a toda marcha con el pasajero aún confundido y las
interrogantes a flor de labios. Dejaron atrás el peste a pólvora quemada y la choquilla
de la sangre derramada para internarse en la ciudad cachonda y violenta en los
años de cacería contra Los Zetas.
Así era un momento, en un día
cualquiera, en la vida de Juan Mendoza Delgado, el reportero número trece
asesinado en Veracruz, el lugar más inseguro para ejercer el periodismo, según
la organización Reporteros Sin Fronteras. Entidad donde más de 30 comunicadores
han recurrido al desplazamiento forzado, indicó un reporte de la organización
Artículo 19.
Incluso, la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos (CIDH), al condenar el asesinato de Mendoza Delgado, en
Veracruz, y el de Filadelfo Sánchez, en Oaxaca, alertó que estas dos
entidades “son de las más peligrosos para ejercer el periodismo” en México.
“La situación de violencia contra los y
las periodistas en México ha sido motivo de preocupación especial para esta
oficina. En 2014 fueron ocho los comunicadores asesinados en el país
norteamericano presuntamente vinculados al ejercicio de su libertad de
expresión y este año se han registrado cuatro casos”, destacó la Relatoría para
la Libertad de Expresión de la CIDH en un comunicado emitido hoy.
Agregó que tanto Veracruz, como Oaxaca,
ambas entidades al sur de México, “son de los más peligrosos en ese país para
ejercer el periodismo. Este año fueron asesinados en estos estados los
periodistas José Moisés Sánchez Cerezo y Armando Saldaña Morales, y reporteros
de esa zona han denunciado amenazas en numerosas ocasiones”.
“Exhortamos a las autoridades a
investigar de manera exhaustiva la hipótesis según la cual estos crímenes
estarían asociados con el ejercicio del periodismo y a identificar, procesar y
sancionar a los responsables materiales e intelectuales”, exigió el organismo.
También taxista. También independiente.
También de Medellín de Bravo como el número 11, Moisés Sánchez Jiménez. Moy y
Juan compartieron la tierra, el aire, el agua, los oficios y el destino: la
muerte.
VIDAS PARALELAS
Los dos reporteros oriundos de Medellín
de Bravo no asistieron a la universidad. Eran empíricos. Moisés aprendió a
escribir notas informativas leyendo todo lo que encontró a su paso, subrayando
documentos, textos, párrafos que luego reescribía para crear estilo propio.
Juan Mendoza, cuentan sus allegados,
inició hace unos 20 años, y después de andar mucho tiempo atrás de reporteros
de información general y de la fuente policíaca.
Analizaba su desenvolvimiento en campo,
la forma en que levantaban información y el tratamiento posterior.
Moisés Sánchez soñaba con un mejor
municipio, pavimento en las calles principales, viviendas dignas para todos,
empleo para hombres y mujeres, centros de salud, etc. El estado de bienestar.
Y Juan Mendoza, desde
su página escribiendolaverdad.com también le daba voz a los
inconformes con la situación en Medellín de Bravo. A los vecinos del
fraccionamiento Puente Moreno -uno de las regiones más habitadas en el área
metropolitana de Veracruz-Boca del Río-Medellín de Bravo- a cada rato les
sacaba notas sobre carencia de agua, inseguridad, asaltos en calles oscuras y
los fraudes cometidos por las constructoras.
A Moisés Sánchez lo traía intranquilo
el tema de la autodefensa ciudadana, la protesta social como herramienta para
acceder a los bienes y servicios negados y mal administrados por los
gobernantes.
Juan Mendoza cubría cada protesta y
cada manifestación, ya fuera de Moisés Sánchez o de otros grupos en Medellín, y
alrededores para exigir acciones al Gobierno.
A Moisés Sánchez le salió músculo en la
garganta gritando sus inconformidades contra los alcaldes de Medellín de Bravo.
Por cada bache que denunciaba y era tapado por Obras Públicas, sentía la
satisfacción de ir más lejos.
A Juan Mendoza le tocó caminar por esas
mismas calles, padecer el dolor similar y la indignación que su vecino por la
indolencia oficial.
Los dos soñaron con acceder al poder
para emplearlo en beneficio de la sociedad. Moisés Sánchez intentó ser agente
municipal de El Tejar; pero su presunto asesino, el Alcalde panista con
licencia, prófugo de la justicia, Omar Cruz Reyes, se le atravesó; Juan Mendoza
hasta se promocionó por el Partido Humanista como precandidato a la Alcaldía de
su pueblo; incluso pensaba en una asociación de taxistas para hacerle
contrapeso a las de Veracruz y Boca del Río.
Hoy el Medellín de Moy y de Juan
Mendoza no ha cambiado mucho. Los niveles de inseguridad son palpables. Sus
policías son acreditables, pero con todo y eso, están bajo sospecha.
Aunque en la zona hay destacamentos de
la Secretaría de Marina Armada de México y del Ejército Mexicano, pareciera que
no existen, y que en ese reducto de territorio es comarca de los malos.
En Medellín, además de las faltas de
oportunidades, la población no cuenta con ningún beneficio palpable porque
Veracruz y Boca del Río se abastezcan de agua del río que pasa por su
territorio (el Jamapa) y la operación de la planta de tratamiento de agua
potable, erigida en los tiempos de don Porfirio Díaz, la de El Tejar.
En ese municipio colindante con la
conurbación, los vecinos son los que se deben cuidar mutuamente por el fracaso
de los tres niveles de gobierno. Por lo menos el trabajo de Moisés Sánchez en
La Unión, hasta su último respiro, así lo denunció.
DOS PERIODISTAS
Moisés Sánchez, desde joven, cuentan
sus familiares, inició haciendo pequeños pasquines para informar sobre sus
derechos a los trabajadores del Mercado Malibrán, en donde laboraba cargando
bultos.
También elaboraba historietas y figuras
de papel con las que pretendía enviar mensajes a los usuarios del mercado.
Después, al paso de los años, inició
con sus hojas volantes, ya conocidas como La Unión, y al poco tiempo creó su
diario de unas cuantas hojas para informar sobre lo acontecido en Medellín y
llevar la denuncia social a un documento escrito.
Juan Mendoza, cuentan sus allegados,
arrancó su carrera desde la lona, ya que en los años mozos la hizo de luchador,
intentando llegar al nivel de Tinieblas, El Santo o Canek. No la hizo en las
llaves; pero comenzó a sentir el interés por la prensa.
Conoció a muchas personalidades del
cuadrilátero y proyectó una revista de contenido deportivo, cuyo nombre no se
recuerda pero es el primer antecedente sobre su incursión al periodismo.
De allí se fue al
diario Notiver, consiguió trabajo en Espectáculos, pues era
conocedor del mundo de la farándula. Al poco tiempo se mudó a El
Dictamen, donde hizo 16 años tomando fotos y redactando notas sobre
policiaca, hasta que la empresa decidió sacarlo de sus filas.
Moisés Sánchez nunca obtuvo un premio
de periodismo, menos algún reconocimiento. Juan Mendoza, se sabe, menos.
Escribían como medio de existencia frente a los otros no para cosechar
galardones.
“Su gran pasión era el periodismo, en
las mañanas escribía, después se iba a trabajar en el taxi, al mediodía
actualizaba su portal y por las noches, si podía, escribía”, contó la mujer de
Juan Mendoza, Taide Griselda Pavón Mogue, el día de su entierro.
“Si Moy no estaba descansando o pasando
tiempo con sus familiares o en el taxi, seguro andaba en la lectura o
escribiendo en su mesa. El periodismo, decía, era lo suyo y no se veía haciendo
otra cosa”, dijo, en su momento, María Ordóñez Gómez, viuda de Moisés Sánchez.
En distintas etapas, ambos se vieron
afectados por la falta de acceso y obstáculos a la libertad de expresión en los
medios tradicionales.
Moisés Sánchez notó distantes a los
reporteros de Veracruz y Boca del Río para con las demandas sociales de su
terruño y mejor fundó su propio diario.
Tras 16 años, Juan
Mendoza se convirtió en desechable para El Dictamen –diario
célebre porque en alguna ocasión llevó a portada, como noticia de ocho
columnas, la extracción de una muela al ex Gobernador Fidel Herrera Beltrán,
con foto de su cara, abierta la boca como un cocodrilo hambriento– y también
montó su proyecto escribiendolaverdad.com. Allí editaba y jerarquizaba a
su criterio las noticias en las que creía.
Moisés Sánchez no ganaba ni un peso por
sus diarios. Invariablemente los regalaba y por su página en internet no tenía
ingresos. Juan Mendoza pasó 16 años en un medio de comunicación veracruzano,
conocidos por sus bajos salarios y fuertes cargas laborales. En su espacio en
internet quedaron los barners en blanco a la espera de anunciantes.
Los dos dieron todo por sus familias y
trabajaron para que no carecieran de nada; sin embargo, fueron incómodos para
alguien y pese a que eran taxistas los alcanzó el destino del Veracruz de
Javier Duarte de Ochoa: la muerte como una moneda de cambio y la impunidad tras
la última palada de tierra a la tumba, pues hasta el momento, en ambos casos, la
Fiscalía veracruzana sólo da palos de ciego.
En una nota publicada el 29 de enero
en su portal informativo, Juan Mendoza calificó de “lamentable, reprobable, el
secuestro y asesinato del amigo y colega Moisés Sánchez”.
Comentó que “ahora sale el procurador
de Justicia (Luis Ángel Bravo) diciendo que detuvieron al asesino del
periodista y que sus cómplices están prófugos porque Clemente Noé Rodríguez
Martínez -el detenido- no sabe los nombres solamente los apodos ‘El Harry’, ‘El
Chelo’, ‘El Piolín’, ‘El Moi’ y ‘El Olmos’.
”Señor Procurador, eso ni sus nietos
se lo creen, para realizar un trabajo de esa canallada deben ser gente de toda
confianza para que no hablen”.
Cinco meses después de esta
publicación, Juan Mendoza Delgado se topa con la muerte y la Fiscalía resuelve
que murió por “lesiones causadas por atropellamiento”, versión que no ha sido
aceptada ni por la familia ni por el gremio ni por las organizaciones
defensoras de la libertad de expresión.
Delincuencia común, organizada y los
malos gobiernos emanados del Partido de la Revolución Institucional (PRI) eran
los tópicos más recurrentes en la agenda informativa manejada por Juan Mendoza,
director y fundador del portal de noticias www.escribiendolaverdad.com.mx.
Un escrutinio a la página de internet,
que era administrada y nutrida cotidianamente por el periodista número trece
asesinado en el gobierno de Javier Duarte de Ochoa, evidencia un reiterado
rechazo al tricolor, así como una postura de crítica social y política.
Y aunque era originario de Medellín de
Bravo y operaba desde la localidad de El Tejar, le ponía mayor relevancia a las
informaciones de Veracruz puerto y Boca del Río, ciudades en donde se concentra
la política y la toma de decisiones para la mayor parte de los 212 municipios.
Dos ciudades en las que la violencia se
ha vuelto cotidiana para las autoridades, indolentes e invisibles, para los
medios de información tradicionales, como diarios, televisoras y estaciones de
radio, que ahora apuesta más al entretenimiento que a la información.
TODO CONTRA EL PRI
En una revisión somera a las
informaciones de Juan Mendoza, destacan críticas y notas negativas a Marlon
Ramírez, ex subsecretario de Gobierno; a Ramón Poo, alcalde de Veracruz, Anilú
Ingram Vallines, diputada local, derrotada en la pasada contienda electoral y
varias más contra Carolina Gudiño Corro.
Es a estos personajes a los que
torpedeaba cotidianamente, cada semana, cuando actualizaba su columna, “¿Por
qué callar?”.
En su última entrega, firmada el 14 de
junio, determina que el senador Héctor Yunes Landa es un “politiquillo” que
busca ser gobernador por dos años en proyecto político sin beneficios para
Veracruz..
De Yunes Landa escribió: “No cuenta con
este perfil, primero porque como senador nunca ha sobresalido y es catalogado
como un político gris que vive a costilla del pueblo”.
Además, “siempre le ha gustado quedar
bien con las personas; pero con sombrero ajeno, cuando realiza eventos sociales
busca el apoyo de asociaciones para que paguen los gastos y él no gastar un
solo peso y quedar bien”.
También le da su repasada a Carolina
Gudiño Corro y Anilu Ingram Vallines, a las que califica de “consentidas del
exgobernador de Veracruz, Fidel Herrera Beltrán”, y afirma: “Obtuvieron lo que
cosecharon durante sus funciones públicas”, esto después de sendas derrotas en
el proceso electoral pasado, donde ambas aspiraban a diputadas federales por
Boca del Río y Veracruz, y resultaron vapuleadas.
“Estas dos damas cuando se encontraban
en el poder eran soberbias y prepotentes con la ciudadanía, Carolina nunca
recibía a la gente de la clase media para abajo y Anilú Ingram siempre ve a la
gente humilde con desprecio” asentó Juan Mendoza en su última columna.
En la entrega del 14 de febrero de 2014
tundió al regidor porteño Benjamín Gutiérrez García, al que acusa de despojar
“a su esposa de su único patrimonio: un puesto de tortas y refrescos que tenía
en la calle de Esteban Morales”. Dice Juan Mendoza que “los dejó sin sustento
para comer, vestir y estudiar” por pasear “con una muchachita 30 años menor que
él”, a quien sí da “todo tipo de lujos”.
En una columna de notas breves,
identificada como Buzón del Lector, desfilan distintas notas. Todas
madreadoras. El PRI usa casa de narco en Boca del Río”, dice la última, y se
reseña que un inmueble que era usado como bunker del equipo de Carolina Gudiño
es propiedad de un ex convicto y miembro del cártel Los Zetas.
“Qué se investigue a Omar Cruz por
homicidio de Moisés Sánchez”, “Extorsionan a taxistas en retén de seguridad de
Las Vegas”; “Omar Cruz, cumple tu palabra, vecinos de Arboleda San Ramón”, y
así por el estilo.
TRAS LOS MALEANTES
Otra buena parte de la información que
dio soporte a la página de Mendoza Delgado se relaciona a hechos delictivos de
alto impacto, como el que reseñó bajo su firma el 12 de julio de 2012, con la
aparición de “dos personas ejecutadas en la avenida Netzahualcóyolt entre las
calles de Juàrez y Lerdo de la zona centro”.
En la nota informa que las víctimas
fueron arrojadas desde una camioneta. A los dos les dejaron un mensaje firmaron
por el grupo delincuencia Cártel de Jalisco, según informes de las agencias
internacionales de Seguridad, uno de los cárteles más poderosos de América.
En el texto se reseña que sobre el
cartel dejaron una amenaza y las manos de los dos ejecutados, la cuales les
fueron amputadas.
Un mes antes, el mismo año, habló de un
joven que apareció asesinado de varias puñaladas en la calle Ignacio de la
Llave, y con otro mensaje.
El 14 de julio, también bajo su firma,
documentó la aparición de tres ejecutados en el interior de una camioneta en la
colonia Miguel Hidalgo. Todos delitos impunes.
En agosto de 2014 dio cuenta de la
detención de la banda de José Luis Cruz García, El Flamas, quien fue apresado
en medio de un tiroteo con otros cinco sujetos a quienes se acusó de formar
trabajar para Los Zetas.
El primero de diciembre de 12 informó
sobre la captura, por parte de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) de
Eduardo Ramírez Rodríguez, alias “El pachis”, quien terminó en manos del
ejército con un importante arsenal; sin embargo, pasó poco tiempo en la cárcel,
salió libre sólo para que lo ejecutaran un año después. Era identificado como
presunto jefe de plaza para la región de los Llanos del Sotavento para Los
Zetas.
El ocho de mayo de 2013, reseñó la
detención de dos supuestos jefes operativos de Los Zetas en Veracruz puerto:
Sergio Luján del Ángel, alias “El Verdugo”, y Óscar Sánchez Morales, alias “El
Güero”, de 19 años de edad, originario de Maltrata.
El 15 de septiembre de 2013 en su
página se informó sobre la detención de dos presuntos extorsionadores del
mercado Malibrán quienes iban a pedir cuotas a nombre de Los Zetas.
En una nota del 26 de junio de 2013, se
denuncia que Roberto López Santollo, exdirector de Tránsito del estado, así
como su jefe, el Secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez,
presuntamente, brindan protección a Los Zetas a cambio de cuotas en efectivo.
Hay igual numerosas notas sobre el alza
en robos en la zona metropolitana. “Se roban hasta las tapas de los registros”,
“desmantelan banda de ladrones”, “en dónde está la policía, reclaman
empresarios”, “¿Y la poli?, lincharán a rateros”, son algunos de los títulos de
notas informativas alojadas en el servidor de escribiendolaverdad y que dan
cuenta de las preocupaciones del finado por el robo patrimonial.
Datos del Secretariado Ejecutivo del
Sistema Nacional de Seguridad Pública indican que en lo que va del año, en la
entidad se han cometido nos 7 mil 800 robos, de los cuales, 2 mil 200 han sido
con violencia.
A nivel estado, son 228 robos a casa
habitación y unos 185 homicidios dolosos, más de la mitad con arma de fuego.
Con más de 40 secuestros, Veracruz ya supera a Guerrero en plagios y se ubica
en cuarto lugar.
Pese a este contexto, la Fiscalía
Veracruzana sostuvo que el reportero murió a consecuencia de lesiones por
atropellamiento, versión que ha sido rechazada por la organización Artículo 19,
que ve poca claridad en las pesquisas.
Sebastián Aguirre, de la Organización
Artículo 19, dijo que pareciera que en estos casos la autoridad en Veracruz ya
cuenta con un guión y un esquema para manejar los asesinatos de periodistas,
que se queden en la impunidad y no castigar a nadie.
Uno de los primeros
pasos, y que ha pasado con otros reporteros, es la desacreditar su labor, en el
único comunicado que hasta el momento ha emitido la Fiscalía por el caso Juan
Mendoza, lo manejan como un ciudadano cualquiera, sin hacer referencia a su actividad,
con lo que se le restó importancia. Aunque la misma Comisión para la Atención
de los Periodistas en Veracruz ya reconoció que se trató de un homicidio y
exigió a la Fiscalía esclarecer de manera adecuada el homicidio del también
taxista.