Por: Manuel Rosete Chávez
“De las derrotas hay que aprender”
Javier “El Chicharito” Hernández
La consejera nacional del PRD, Yazmín Copete Zapot, ha puesto el dedo en la llaga:
“Si Veracruz fuera un estado de derecho, donde prevaleciera la ley y no hubiera impunidad, esta desgracia no se hubiese repetido”, lo anterior con relación a los delitos de pederastia que ha venido cometiendo el chacal de Tempoal Celestino Rivera Hernández, quien cuenta con una larga lista de denuncias en su contra por violaciones en contra de menores de edad, pero quien gozó de la protección del gobernador Fidel Herrera Beltrán, redentor de los corruptos y delincuentes en general a lo largo de su administración.
Pero como la situación en Veracruz ha cambiado, Celestino ya no pudo burlar esta vez a la justicia cuando fue sorprendido en flagrancia tratando de violar a un menor de doce años en un motel de Tantoyuca. Lo sorprendieron y de inmediato echó marcha atrás creyendo que estaba en la administración anterior cuando se podía cometer cualquier delito y no había autoridad que lo castigara porque el hoy millonario lo impedía mediante negociaciones ($$$), Celestino sacó un fajo de billetes (doscientos cincuenta mil pesos que traía de cash) y los ofreció a los policías que lo detuvieron para que, como en cinco ocasiones anteriores lo dejaran escapar y se topó con pared, esta vez ya no hubo otro Celestino que lo protegiera.
Hoy se sataniza a todos los involucrados en una de tantas denuncias interpuestas en contra de este torvo sujeto, cuando era diputado local y violó a una menor de edad, sus familiares pusieron la demanda, Celestino trató de comprarlos con treinta mil pesos aprovechando la miseria de esa gente quienes con dignidad rechazaron el ofrecimiento, pero en el Congreso sus compañeros le brindaron protección, su correligionaria la diputada Margarita Guillaumin usó la tribuna para hacer una encendida defensa de pinche pederasta, lo exculpó y el criminal por línea directa del titular del Ejecutivo, burló la justicia, que lástima que no se encontró en el camino a una hija o hijo menor de uno de sus compañeros diputados que lo defendieron, para que sintieran en carne propia lo que es amar a Dios en tierra de hombres, pinche punta de encubridores corruptos que vendieron sus conciencias a cambio de unos pesos en el fidelato para que los veracruzanos fueran víctimas de atrocidades como esta.
¿El Procurador de ese entonces Salvador Mickel Rivera?, era empleado directo del gobernante, con mucha necesidad de una chamba, andaba muy enfermo y a decir verdad como Procurador de Justicia del Estado hizo lo mismo que Emeterio López Márquez: obedecer las instrucciones que les daba el gobernante, la ley para eso se hizo, para violarla, pisotearla y aplicársela a los adversarios políticos.
El indignante caso de Celestino Rivera Hernández, por cierto dos veces alcalde de Tempoal, pinta de cuerpo entero lo que vivimos en la administración que lo protegió, que le permitió andar violando menores de edad, que instrumentó a campaña de “En Veracruz los niños no se tocan” únicamente con fines electorales pero que dejó a los veracruzanos a merced de la delincuencia, mientras ellos -los funcionarios- por su lado trataban de saciar su voracidad de dinero.
¿El DIF fiel?, otra cloaca de las más hediondas. Esperemos que todo esto no se vuelva a repetir porque difícilmente los veracruzanos tolerarán una situación semejante.
Por lo demás el futuro de Celestino Rivera está en el estigma de su propio nombre: Alcahuetes de la injusticia que renuncien al cargo, como en su tiempo lo hiciera el Papa Celestino V –primer Papa que renunció a la silla de San Pedro-, creador de la orden de los celestinos y a quien Dante Alighieri lo ubicara en el infierno por sus tropelías.