por Lilia Baizabal
“Las amenazas a la democracia en América Latina: terrorismo, debilidad del estado de derecho, neopopulismo y corrupción”: Mario Vargas Llosa.
Édgar Valdez Villarreal, alias la “La Barbie”, acusó a Genaro García Luna, aún titular de la Secretaria de Seguridad Pública federal, de recibir dinero de los grupos criminales y al presidente Felipe Calderón, próximo a terminar su sexenio, de pactar con los capos de los cárteles del narcotráfico. Lástima que lo haya hecho a tres días de la renovación del poder ejecutivo federal. Pero no extraña ni sorprende. Y todavía lo que falta por salir a la luz pública.
En el periódico Reforma la extraordinaria reportera de investigación Anabel Hernández, detalla el contenido de una carta que supuestamente redactó “La Barbie”, acusado de trabajar para el cártel de los Beltrán Leyva y preso en el penal del Altiplano, Valdez Villarreal señala que desde el 2002, el titular de la SSP y algunos colaboradores reciben dinero de la delincuencia organizada.
Sino fuera por los desastrosos resultados tras la presunta “guerra contra el narcotráfico”, podríamos decir que les están levantando calumnias a los funcionarios federales protagonistas de “limpiar a México de los malos”. Pero no, las últimas cifras reveladas ayer dan cuenta de la muerte de 101,mil 109 personas asesinadas en los 6 años del Calderonismo.
Edna Jaime directora de México Evalúa, dijo que este número de personas asesinadas, es superior al saldo que dejó la guerra de los Balcanes (1992-1995) y México es ubicado como el país de mayor incremento de la violencia letal, registrada en el mundo, superando a Kirgustán, Haití o Pakistán.
Nada de esto podría explicarse sin las serias acusaciones de Edgar Valdez que dice:“…me consta que ha recibido dinero de mi, del narcotráfico y la delincuencia organizada, al igual que a un grupo selecto integrado por Armando Espinosa de Benito quien trabajaba con la DEA y me pasaba información, Luis Cárdenas Palomino, Edgar Eusebio Millán Gómez, Francisco Javier Garza Palacios (PF Colombia), Igor Labastida Calderón, Facundo Rosas Rosas, Ramón Eduardo Pequeño García y Gerardo Garay Cadena quienes también forman parte y reciben dinero de la delincuencia organizada y de mi”, cita.
Añade que García Luna recibe sobornos del narco desde que era titular de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI) en el sexenio de Vicente Fox.
“Pese a los antecedentes de Genaro García Luna, los cuales se encuentran en diversas causas penales, y de los que el Gobierno americano ya tiene conocimiento; incluso, formaron parte de los temas tocados en la Iniciativa Mérida, y a los cuales he tenido acceso, el más reciente el testimonio del testigo colaborador ‘Mateo’ (Sergio Villarreal), el Presidente Felipe Calderón lo sostiene en su cargo sin que se ejerza acción penal en su contra”, afirma.
De acuerdo con el texto, “La Barbie” también aseguró que su captura (agosto del 2010) se debió a que se negó a participar en un acuerdo con el mandatario federal.
“Mi detención fue el resultado de una persecución política por parte del C. Felipe Calderón Hinojosa quien instauró un acosamiento en contra de mi persona por la razón de que el suscrito se negó a formar parte del acuerdo que el señor Calderón Hinojosa deseaba tener con todos los grupos de delincuencia organizada para lo cual él personalmente realizó varias juntas para tener pláticas con grupos de delincuencia organizada”.
Palabras más, palabras menos. Simple y sencillamente la realidad, los números que deja el sexenio que concluye hablan más que mil palabras. Siempre se notó que la “guerra” era unavil mentira. Ordenada no para atacar a los delincuentes, sino para mandar el mensaje del miedo a los habían decidido emprender una cruzada contra quienes detentaron el poder de una manera fraudulenta.
Ellos y sus falsos operativos de “México Seguro”. Han presumido la detención de los capos mas buscados por los organismos internacionales y como ya lo confiesa uno de ellos, solo se ordenó asesinar o “detener”, a los que no quisieron pactar o probablemente, dejarle el camino libre a los que si supieron como “convencer” a las altas autoridades para que les despejaran los caminos.
Lo raro del asunto es que como en una novela al estilo de Edgar Allan Poe, alguien se preocupó por desaparecer al militar que habría sido el intermediario para el desarrollo de esas reuniones. Se trató del general Mario Arturo Acosta Chaparro, asesinado en abril de este año en la capital del país. Una vez muerto, no puede afirmar ante ninguna autoridad para qué lo utilizaron.
Lo más preocupante de todo esto, es que de ser ciertas las versiones de la Barbie, los mexicanos han protagonizado una de las más grandes mentiras en toda su historia. Nadie se explica por qué si han golpeado a las cabezas visibles, no disminuyó un ápice la distribución y comercialización de la droga y los grupos están más fortalecidos que nunca.
Lo cierto es que mientras el crimen organizado se ha valido de la debilidad institucional para corromper a las autoridades de todos los niveles, han sido miles los ciudadanos inocentes que han perdido la vida. Mientras los altos funcionarios responsables de ordenar esta barbarie, se retiran a administrar las jugosas ganancias que obtuvieron a lo largo de estos años.
Felipe Calderón Hinojosa, pasa la historia como otro Victoriano Huerta, dejando a México con más víctimas inocentes asesinadas por su falaz guerra, casi golpe militar. Su estrategia fue fallida y día a día lo continúa reflejando la estela de sangre que dejan las acciones de la delincuencia.
Algunos marinos, soldados, policías y funcionarios que se aliaron a los delincuentes y abusaron de sus encomiendas, además de ordenar afectar a discreción, torturaron, violaron domicilios y secuestraron igual o peor que los señores a los que dijeron combatir. Como en los viejos tiempos de “guerra sucia” de la “dictadura perfecta”.
No resolvieron absolutamente nada. En cambio, cientos de miles de personas han perdido a uno o más familiares. Mientras, sobrevivimos en el terror, por esa guerra de Calderón que ya superó a la ordenada por el mismísimo traidor Victoriano Huerta.
Se va Calderón habiendo abusado como nunca antes del presidencialismo para dejar al país inmerso en una estela de sangre. Favoreció a sus amigos, empresarios, colegas del PAN, banqueros y a todos los ricos personajes impulsores de la globalización del neoliberalismo económico. También como Huerta, favoreció a la economía de Estados Unidos abriendo las fronteras a los vehículos pesados, empobreciendo al campo mexicano para poder importar desde leche, carne, frijol, maíz, arroz hasta los huevos. La lista es demasiado grande.
Y por supuesto, como nunca antes, se exacerbó la injerencia estadounidense en las definiciones estratégicas de la agenda de seguridad y defensa mexicana. La ambición por el financiamiento externo en el “combate a la inseguridad”, trajo consigo mayor dependencia del vecino país. Permitió la introducción de armas para los narcotraficantes, con el camuflaje de Rápido y Furioso.
Y vivió México y vive una ola de terror grande, grande.
En cambio, dejó intocados a los líderes de los sindicatos más corruptos del país como Elba Esther Gordillo, del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación del (SNTE), y al perverso Romero Deschamps, del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana. (SNTPRM).
Por su odio a los trabajadores y un ajuste de cuentas personal con sus dirigentes, echó a la calle a miles de ellos, del Sindicato Mexicano de Electricistas, y dejó en la mano invisible de los patrones el despido de empleados. Su último golpe a los trabajadores fue proponer una reforma laboral que afectará a miles de obreros que ahora ganarán 7 pesos la hora, tendrán contratos laborales por hora y podrán ser despidos hasta vía email sin una indemnización como lo establecía antes la ley.
Nombró a sus panistas incondicionales en los cargos de la administración pública. La mayoría se enriqueció brutalmente sin que ninguno haya sido llamado a cuentas por la Secretaría de la Función Pública. Y no removio del cargo a Genaro García Luna, pese a las miles de denuncias en su contra, fue protegido, solapado y hasta premiado. Y otros ya tienen sus maletas listas para irse a vivir a Miami en Estados Unidos o Europa.
Sacó a la marina de los mares para que combatiera en tierra. Y al ejército lo condenó al descrédito total pues ahora muchísima población ahora también le teme a los soldados, como antes sólo a los policías.
Tremendos problemas hereda el calderonismo a Enrique Peña y al PRI. Deja el PAN y su todavía presidente al país destruido. Un México donde impera la corrupción en la administración pública, donde el saqueo y la descomposición política está crecida como nunca antes. Un México donde como ya lo dice otro delincuente, un secretario cometió abusos y metió las manos al dinero mal habido y se va tranquilo, feliz, a disfrutar de su nueva vida de millonario.
Se va Calderón dejando al país con 60 millones de pobres y más de 30 millones sin empleo formal. Al menos 600 mil son jóvenes sin esperanza, llamos “ninis”. Construyó más cárceles que escuelas, lo que acaba de enorgullecerse el hombre de todas sus confianzas y ahora, evidentemente, su amigo, su cómplice, Genaro García Luna.
Los mexicanos anhelan que el “regreso al pasado, no signifique mas de lo mismo”. También que se llame a cuentas a los que contribuyeron a la muerte de tantos ciudadanos inocentes que han sido asesinados, desaparecidos y desplazados por miles. Que se juzgue y castigue los que se llevan las maletas cargadas de dinero sucio así como de los recursos provenientes de los impuestos de los ciudadanos.
Hoy más que nunca, urgen liderazgos civiles que pugnen por una auténtica modernización y depuración de las instituciones. Hoy más que nunca, México necesita de todos los buenos ciudadanos para reconstruirlo. Hoy más que nunca, México necesita de todos los ciudadanos y actores políticos y sociales, para poder salir de esta triste y terrible pesadilla en la que deja Felipe Calderón Hinojosa y su partido el PAN, al país.
¡Pobre México!¨, ¡Pobre México!.