CLAROSCUROS
/Por: José Luis Ortega Vidal
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Duarte y el Sur de Veracruz:
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Es el gobernador y su familia política -nativa de Coatzacoalcos- radica
mayoritariamente en la antigua población de Puerto México.
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En las negociaciones políticas de cara a la elección federal del 2015 el grupo
más fuerte -encabezado por Marcelo Montiel- le propuso como candidato a Víctor
Rodríguez Gallegos, funcionario de la delegación de SEDESOL en la entidad.
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Si dicho personaje hubiese ganado o no es tema aparte. El caso fue que Duarte
dijo No e insistió en el que candidato fuera Marcelo Montiel, ex alcalde
porteño en dos ocasiones que rechazó la indicación del jefe del ejecutivo y –en
la cultura de poder del PRI- “líder moral” de dicho partido.
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El rechazo de Montiel Montiel marcó, con toda claridad, un debilitamiento ya
visto en la figura de poder de Javier Duarte, un año antes de su relevo.
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Tal debilitamiento suele ocurrir en la tradición caciquil del priismo a nivel
nacional, estatal y municipal.
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En Veracruz, empero, está ocurriendo dos años antes de la sucesión; lo que se
explica por una serie de desaguisados políticos y económicos que se viven en la
administración duartista y por la falta de consolidación de la figura política
del aún gobernador que no pudo -y ya no podrá- sacudirse la presencia, la
presión, la intervención de su antecesor y creador: Fidel Herrera.
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El caso es que el PRI perdió la plaza de Coatzacoalcos a manos de la candidata
de MORENA.
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Rocío Nahle vapuleó al abanderado tricolor, Rafael García Bringas, impulsado
por Javier Duarte y su familia política.
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Este hecho, en términos de costos políticos, va a la factura de Javier Duarte
más que a la del PRI estatal en manos de Alfredo Ferrari.
(2)
Hoy, jueves
18 de junio, estará Javier Duarte en Nanchital donde encabezará la Reunión
Estatal de Protección Civil
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¿Por qué Nanchital y no Coatzacoalcos?
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La derrota del priismo en la llamada –por el propio Duarte- “Capital del
Sur”-duele y esto se refleja, por ejemplo, en la selección de la sede para el
evento de hoy.
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Ahora bien, además del contexto político/electoral, más allá de un gobernador
que está en la debilidad de la despedida cuando aún no son los tiempos para
decir adiós; al margen de los choques internos del PRI que han dejado un saldo
negativo para dicho partido al perder no sólo Coatzacoalcos sino Poza Rica,
Xalapa y el corredor Boca del Río- Veracruz, es importante observar a la región
desde lo cotidiano, bajo la óptica de lo terrenal, a partir de la economía de a
pie.
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Etileno XXI se concluirá en noviembre próximo y no obstante ser el más
importante proyecto de inversión en materia petroquímica a nivel
latinoamericano, dicho Complejo dejará una base laboral de 3 mil 500 empleos
fijos.
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El resto, unos 15 mil en el cenit de la construcción, se están terminando, se
van por el simple hecho de que una cosa es la etapa de construcción de una casa
y otra cosa es habitarla; una cosa es fabricar el carro y otra muy distinta
manejarlo.
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En la construcción del Complejo Petroquímico Etileno XXI –con inversión de la
brasileña Braskem y la mexicana IDESA- participaron trabajadores de numerosas
áreas y les fue bien a todos junto con la región. Ahora, en la operación de la
planta sólo se requerirán especialistas en el ramo petroquímico.
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Y ya. Nadie ha engañado a nadie. Esa es la regla del sistema capitalista y se
cumple a cabalidad en el sector privado: produces y te vas.
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¿Qué tiene que ver el sector público al respecto? Es decir: ¿Qué vincula a
Javier Duarte con este tema?
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Bueno, el sector público maneja los recursos que todos pagamos vía impuestos y
en un sistema económico mixto como el mexicano, una buena parte de la economía
productiva parte desde el Estado, vía la obra pública.
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Además es el Estado -es decir el gobierno en todos sus niveles- el responsable
de facilitar, impulsar, animar, vigilar, co-responsabilizarse en la inversión
privada.
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Y resulta que en Coatzacoalcos no se sabe, en concreto, de próximas inversiones
privadas macro, multimillonarias, que generen decenas de miles de empleos para
el corto y mediano plazo.
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Tampoco hay obra pública relevante, como para activar la macro economía de la
cual depende, en buena medida, la microeconomía prácticamente depauperada en la
región.
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Dicho en simples y llanas palabras: en el Sur de Veracruz se vive una parálisis
económica con muy escaso circulante, con bajas tasas de ocupación sin
perspectivas de que venga más empleo y con severos problemas de inseguridad e
inestabilidad social que se vinculan -entre otros factores- a los problemas de
las finanzas públicas, privadas, macro, micro, de los sectores primario,
secundario, terciario; de la inversión local, estatal, nacional; de capitales
mexicanos como extranjeros, etcétera.
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Sin inversión no hay empleo, sin empleo no hay estabilidad, sin estabilidad hay
inseguridad, con inseguridad se ahuyenta la inversión y el círculo vicioso
sigue…ad infinitum.
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Un gobernador se ocupa de toda esta agenda.
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Para eso es gobernador.
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Y hoy, en Nanchital, los sureños tendremos la visita de un gobernador que –a
menos que sea mago- no se ve cómo pueda informar, detallar, explicar la forma
en que saldremos de este atolladero en el que estamos como consecuencia -en
parte- de dos sexenios negativos.
