Para 1980 el volumen de la deuda externa de los países de
América Latina y el Caribe era de 257 mil 400 millones de dólares, y para 2012
se multiplicó por cinco hasta llegar al billón 191 mil millones de
dólares, de acuerdo con los estudios de la Comisión Económica para América
Latina y el Caribe (Cepal).
En 1985 el comandante de la revolución cubana, Fidel Castro,
advirtió que a menos que los gobiernos actuaran conjuntamente y atacaran el
problema en sus causas de fondo, la deuda externa que las naciones
latinoamericanas habían contraído con instituciones financieras
norteamericanas, se convertiría en una hipoteca eterna, impagable e incobrable.
“Nosotros decimos: es
impagable. Pero impagable por razones matemáticas, económicas, no implica un
juicio moral del problema, o legal, o político del problema. Pero nosotros
decimos también: es un imposible político. Los gobiernos no están en
condiciones, en ningún país de América Latina, de aplicar esas medidas (de alto
costo social) del Fondo Monetario Internacional, en ninguno; ni a sangre y
fuego pueden hacerlo”, expresó durante su discurso en el encuentro sobre la
deuda externa de América latina y el Caribe, que tuvo lugar el 05 de agosto de
1985, en La Habana.
En su alocución, el
líder revolucionario planteó la necesidad de estudiar la estructura y el
funcionamiento del capitalismo a nivel mundial, y su impacto sobre las
economías de los países de la región, ya que el intercambio comercial desigual,
las restricciones, la fuga de capitales, el estancamiento económico y la
profunda dependencia, tornaban imposible el pago de la deuda.
“El problema es que los
hechos demuestran que no es fácil pagar eso, ya que se requiere mercado, ¿y
dónde están los mercados? El Fondo Monetario dice: ‘Todo el mundo a exportar’,
pero qué es lo que van a exportar. ¡Ah!, ¿más café, más cacao, más azúcar, más
carne? No, si les van a estar pagando menos cada vez por eso. Y exportar a
dónde, si el proteccionismo se multiplica todos los días con medidas
arancelarias y no arancelarias”, expuso en referencia a las políticas
proteccionistas de las potencias imperiales sobre sus economías.
El comandante cubano
definió a la deuda externa como un cáncer, “que se multiplica, que liquida el
organismo, acaba con el organismo; y que requiere una operación quirúrgica”.
“El imperialismo ha
creado esa enfermedad, el imperialismo ha creado ese cáncer, y tiene que
extirparse quirúrgicamente, totalmente. No le veo otra solución”, aseguró en su
discurso.
Unión de los pueblos
para enfrentar la agresión
Para Castro la solución
a este mal no estaría sólo en manos de la abolición o anulación de la deuda,
sino que requería de la unión de los pueblos en desarrollo, para poder hacer
frente al imperialismo y sus intereses de dominación y explotación.
“Volveremos a estar
igual, porque los factores que determinaron esta situación están ahí presentes.
Y nosotros hemos planteado esas dos cosas muy asociadas: la abolición de la
deuda y el establecimiento del Nuevo Orden Económico Internacional”, manifestó
en aquel entonces.
“Es muy importante que
estemos conscientes de que esta no es una lucha solo de América Latina, debe
ser una lucha de todo el Tercer Mundo, porque es lo que nos da la fuerza.
Tienen los mismos problemas y algunos los tienen peores que nosotros, solo que
América Latina es la que puede liderar esta lucha, es la que tiene más
desarrollo social, incluso, más desarrollo político; una mejor estructura social,
millones de intelectuales, de profesionales, decenas de millones de obreros, de
campesinos, un nivel de preparación política, habla un mismo idioma”, aseguró
en aquella intervención.
30 años después de estas
palabras, América Latina y el Caribe han sumado esfuerzos por promover la unión
entre sus pueblos, y cuenta con mecanismos de integración y cooperación, como
la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (Celac), la Alianza Bolivariana para los Pueblos
de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (Alba -TCP) y la
alianza energética de PetroCaribe, que permiten potenciar el desarrollo social,
político, económico y cultural de la región.
Esta cooperación
contrasta con la situación que atraviesa el continente europeo, en el que las
naciones que conforman la Zona Euro, han impuesto a Grecia una serie de
reformas laborales y de pensiones, así como la activación de un fondo de
privatizaciones que alcanza los 50 mil millones de euros, como condición
aplicar un nuevo rescate de su economía por un monto superior a los 82 mil
millones de euros.
La nación helena debe a
sus acreedores unos 242.000 millones de euros, cifra que incluye los préstamos
de dos rescates anteriores que concedieron los países de la eurozona, el FMI y
bancos europeos.
En aquel análisis de
Fidel, en 1985, se explicaba lo que pasó -por mencionar un ejemplo- cuatro años
después en Venezuela, cuando en febrero de 1989 los venezolanos salieron a las
calles a protestar contra las medidas del FMI, las cuales fueron impuestas a
“sangre y fuego”, el dinero para el “rescate” tampoco llegó al pueblo
venezolano pero dio paso a una revolución que ahora es referencia para los
griegos. La deuda sigue siendo impagable.
Leonardo Buitrago