Columna: Fuera de Foco
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Se
confirma la lamentable información que la reportera del Sol de Orizaba, Anabel
Flores Salazar ha sido su sustraída de su domicilio por elementos vestidos de
“militares” -que a nuestro sentir y por la forma de operar actualmente por la
policía estatal de Bermúdez Zurita, podrían referirse a ellos pero disfrazados-
el día de hoy en la madrugada. Ella atendía la sección de policíaca en dicho
medio informativo y se desconoce su paradero. Lo único que sus familiares
advierten que al parecer ésta fue detenida por sacada por sujetos de su
vivienda.
Indican que la periodista tiene su domicilio
ubicado en Río Lerma #5 de la Unidad Habitacional Puerta Grande del municipio
de Mariano Escobedo. Al lugar arribaron tres camionetas con alrededor 10
sujetos vestidos con indumentaria militar, chalecos y cascos, quienes venían
fuertemente armados, ingresaron al domicilio para llevársela asegurando una
orden de aprehensión que al parecer jamás mostraron. No sabe hasta el momento
su destino, pero se teme por su integridad física, luego de los terribles
sucesos vivimos en Tierra Blanca Veracruz, en donde policías estatales,
desaparecieron a los cinco jóvenes de Playa Vicente y luego se lavaron las
manos argumentando que los entregaron a un grupo delincuencial.
La periodista, Anabel Flores
Salazar, laboró en el periódico “El Buen Tono” propiedad del político, José
Abella, como también en el Mundo de Orizaba. Tiene dos hijos, uno literalmente
recién nacido.
Indudablemente este hecho es
más ya indignante. ¿Qué pretende Javier Duarte con la hostilidad en contra de
los periodistas de Veracruz? ¿No se le hacen suficiente el daño que ha
ejecutado en contra de la prensa? ¿No se le hacen suficientes 16 periodistas
asesinados?
El barco se le hunde a Javier Duarte
Al parecer no tan sólo dinero
el gobierno del estado le ha robado a los veracruzanos. Dentro del paquete
también se fue la tranquilidad de caminar por sus calles en la madrugada y
sentir –por el cúmulo de personas que paseaban a la misma hora- que eran las 10
de la mañana o dos de la tarde. También Fidel Herrera y Javier Duarte se
robaron las tradiciones, proveniente de la fiesta más importante del estado,
que es el Carnaval.
El negocio que año con año
hacían en el Carnaval –y que jamás los ayuntamientos han reportado a los
ciudadanos en qué gastaron las ganancias- se ha ido desmoronando por la
corrupción que cada día es más insoportable y que ejecutan tanto el gobierno
del estado como el municipio encargado de llevar a cabo dicha festividad. Son
un grupo determinado de ciudadanos que pretenden “disfrutar” lo que se ha
convertido, una verdadera fiesta de la carne, dónde se permite todo, hasta
robar enfrente de la misma “Fuerza Incivil” y elementos de la Secretaría de
Seguridad Pública. Pero únicamente los ciudadanos han perdido los espacios
públicos. Actualmente el gobernante en turno –si es que a eso se le puede
llamar gobernar- Javier Duarte de Ochoa no vive tranquilo. No duerme a pierna
suelta, porque cada día el repudio social se está acrecentando a causa del
hurto que tan cínicamente ha perpetrado. El término de su mandato está próximo
a concluir y no ha podido “amarrar” políticamente su salida.
Las fiestas carnestolendas eran
antiguamente no tan sólo una celebración social. En ella, quienes ocupaban
puestos políticos aprovechaban para “darse baños de pueblo”, sino que también
les daba la oportunidad de sentir el “clamor” a su favor de quienes asistían a
los paseos de los carros alegóricos. Fidel Herrera Beltrán fue el último
gobernante que se regocijaba en las fiestas carnestolendas. “La Nauyaca” se
desplazaba entre la gente, abría los desfiles caminando al frente, se hacía
rodear de personas con bastante hambre, para sentirse admirado y adorado; a
cambio, él siempre traía consigo “tajos” de dinero para repartirlos entre su
“concurrencia”. Los zalameros recibían las dádivas de quien se sentía “Dios”.
Al contrario de su padre
“putativo”, Javier Duarte de Ochoa, gobernador del estado de Veracruz, ha
logrado unir al pueblo veracruzano, pero en su contra. El repudio ha crecido a
tal grado, que ha alcanzado a todos los estratos y sectores tanto empresariales
y productivos. A todos a robado, a todos los ha perjudicado.
A causa de ello, el ejecutivo
estatal se ha visto en la necesidad de esconderse de la sociedad, por el temor
de ser objeto del escarnio no tan sólo en el estado, sino a nivel nacional e
internacional. Los colectivos de familiares de desaparecidos no ponen “en saco
roto” cualquier oportunidad de acusarlo de “asesino”. Tiene muy presente lo
sucedido el 23 de octubre del 2015, cuando se presentó a realizar un
promocional a favor del municipio de Orizaba, el cual busca alcanzar la
denominación de “Pueblo Mágico”. Ahí la Araceli Salcedo –madre de Rubí
Fernanda Salcedo Jiménez, desaparecida el 7 de septiembre del 2012- hizo que el
mundo entero conociera de sus bajezas. Lo grabaron en video en el Sol de
Córdoba y como pólvora, se difundió a todas partes del mundo.
La sociedad está dispuesta a
demostrar su falta de honradez, su falta de humanidad. Lo exhibe como lo que
es, un gobernante sin calidad moral, sin ética, sin un gramo de inteligencia,
sin criterio político. Lo exhibe como un verdadero orangután de la política. Un
verdadero psicópata social.
Es la razón por la que ayer,
Javier Duarte de Ochoa no asiste a los eventos públicos. Le teme a la sociedad.
Les teme a todos aquellos que tienen cuentas pendientes con ellos. Y la lista
es muy larga.
Ayer mismo, el Consejo de
Universidades Públicas e Instituciones Afines de la ANUIES, difundió en
diferentes medios de comunicación nacional, un desplegado firmado por 60
rectores, los cuales le reclaman al gobernador del estado de
Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, la falta de pago de 2, 251.6 millones de
pesos, correspondientes a 1,799 millones de subsidio estatal y 451.7 millones
de subsidio federal, a la Universidad Veracruzana.
Entre los firmantes del
reclamo, están la UNAM, el IPN, la UAM, el Colegio de México, el CIDE, el
colegio de Posgraduados, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, la
FLACSO, el CIESAS, el Centro Nacional de Investigación y Desarrollo
Tecnológico, el Instituto Luis Mora, así como universidades y tecnológicos de
todo el país.
Pero este sujeto ya perdió la
capacidad de la vergüenza. Javier Duarte de Ochoa en lo único que piensa es en huir
del país. No dudo amable lector que dentro del hurto que ha perpetrado en
contra de todos los sectores, también se encuentren en la lista a personajes de
la delincuencia organizada. Tampoco dudo, que el convenio para salvar su triste
y patética humanidad es dejarles delinquir con “manga ancha” como lo están
haciendo en este momento.