“Javier Duarte también nos quedó mal”, dice la madre del joven Alexander Figueroa, víctima de desaparición forzada en la comunidad La Patrona. La mujer, quien antes organizó movilizaciones para la campaña del mandatario priista, afirma que ahora no les da la cara.
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Alexander Figueroa López, desaparecido desde diciembre de 2014. Foto: Blog Expediente. |
Por Ignacio Carvajal
Coatzacoalcos, Veracruz, 14 de marzo (SinEmbargo/Blog
Expediente).– Alexander Figueroa López fue víctima de privación ilegal de su
libertad por sujetos desconocidos que lo sacaron de su casa, en La Patrona, y
lo llevaron hacía rumbo desconocido. Cuando lo trasladaban a bordo de un
vehículo, a exceso de velocidad, custodiado de al menos 20 pistoleros en un
convoy de tres camionetas, se toparon con los soldados, pero estos no hicieron
nada para detenerlos pese a que marchaban con evidentes huellas de sospecha.
“Los soldados estaban con ellos, el Gobierno estaba con esos
sujetos”, acusa la madre de Alexander Figueroa López, Analilia López Ortiz,
quien carga un agravio contra su vecino y conocido de la infancia Luis Ángel
Bravo Contreras, Fiscal General en Veracruz.
“Era nuestro vecino allá en Amatlán, lo conocemos de allí, desde
niño, y cuando nos pasó lo de nuestro hijo le fuimos a ver y nos recibió, nos
dijo que no pusiéramos denuncia, el secuestro, por ser un delito grave, se
perseguía de oficio.
“A mi hijo se lo llevan un 5 de diciembre de 2014, pero el fiscal
nos tuvo un mes a las vueltas, que no denunciáramos, nos puso con un licenciado
encargado de la Unidad anti Secuestro de Córdoba, Jorge Arturo Rodríguez
Pucheta, hasta que pasado un mes, casi 40 días, el señor Pucheta nos dice que
teníamos denunciar si no ellos, los de la Unidad Especializada anti Secuestros
(UES), no podían actuar. Un mes se había perdido, Dios mío, y sin saber de mi
hijo.
Cosa rara, a los tres días de haber puesto la denuncia 03/2015 en
la Unidad Especializada anti Secuestro de Córdoba “llaman al celular de mi
hija, piden hablar conmigo: “Si quieres volver a ver a tu hijo, me debes dar 2
millones 300 mil pesos, de lo contrario, lo haré pedacitos y te lo entrego en
una bolsa”. Le respondí que sí, que se los daba, pero pedía una prueba de vida.
Después de mucho jaloneo me dijo que no era posible, y si no le daba el dinero,
ahora arremetería contra mi hija, “la tenemos ubicada”.
“Les tuve que dar el dinero por el temor a que me robaran a mi
otra hija, a mi hijo nunca me lo dieron. Les pagué protección, obvio eran
personas que sabían de nuestro dolor después de la denuncia, me hicieron pagar
los 2 millones 300 mil pesos en una caseta de policía en Orizaba”.
Las autoridades locales lograron la detención de una persona
identificada como Roque Hernández Muñoz, a él llevaron las pistas de las
llamadas al celular en donde le pidieron el rescate. “Aún falta por detener una
persona, no creo que uno sólo haya sido capaz de cobrar esos dos millones 300
mil pesos, tampoco dio datos sobre mi hijo”.
A los seis meses de haber puesto la denuncia “la UES se declara
incompetente porque en la investigación salía la presencia de elementos de la
Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), y se tuvo que dar parte a la
Procuraduría General de la República (PGR), en la denuncia 488/2015, de
la Subprocuraduria Especializada en Investigacion de Delincuencia
Organizada (SEIDO)”.
Se dio parte también a la Comisión Nacional de los Derechos
Humanos (CNDH) cuyos visitadores ya fueron a La Patrona para buscar indicios
sobre la presencia de militares ese día, y el pueblo ya dijo que sí, que los
hubo, y está en trámite esa investigación.
AUTORIDADES
LOCALES NO HAN HECHO JUSTICIA
“Mi esposo con mucha esperanza fue a ver a Luis Ángel, lo acaban
de nombrar como encargado de dar justicia, y en verdad pensábamos que por ser
de nuestro rancho, conocido, vecino, que allí nació… nos iba a echar la mano y,
al principio, fue así, atento, al poco tiempo nos dimos cuenta que era puro
engaño y vueltas y vueltas… nunca buscó a nuestro hijo”.
Otro que les quedó mal es el gobernador, Javier Duarte de Ochoa,
cordobés: “Como mi esposo es líder cañero, le ayudó en su campaña para diputado
federal, le juntó gente; lo mismo cuando iba para gobernador, se le apoyó, sabe
quiénes somos, conoce nuestra casa, pero cuanto esto pasó nos cerró las
puertas… son tantas personas que han ido a interceder por nosotros ante él y no
nos ayuda”.
EL
SECUESTRO
Pasaban de las 3:00 P.M. en el domicilio de la familia Figueroa
López, en La Patrona, al menos 20 personas, de civil, con armas largas, cortas,
chaleco antibala, radio, granadas colgadas, en dos vehículos, rodearon la
vivienda.
El joven Alexander Figueroa López, de 23 años, acababa de llegar
del campo cuando se dio el ataque. Se encontraba sentado a la mesa
alimentándose cuando los sujetos armados se presentaron.
“Al suelo al suelo al suelo todos” gritaron los sujetos que
abrieron la puerta de la casa a golpes y se apoderaron de patio y de las otra
dos casas en el corral.
“Preguntaban por mi esposo, era al que buscaban, voltearon todo,
cajones, colchones, roperos, destruyeron todo a su paso sin resultados. En eso
revisaron credenciales de elector, vieron los apellidos de mi hijo, y se lo
llevaron, no sin antes revisar en azoteas y patios. Se fueron rumbo a la
autopista Veracruz-Córdoba”.
A esa misma hora, en la entrada y salida del pueblo, elementos de
la Sedena vigilaban los puntos.
“Las camionetas con los pistoleros, y mi hijo plagiado, pasaron
frente a un rancho de nosotros, allí los trabajadores notaron como las
camionetas iban a exceso de velocidad, llenas de sujetos armados, se cruzaron
con los soldados en sus patrullas y éstos no les hicieron nada. Los dejaron
pasar.
“Minutos después de que se fueron los sujetos, tras media hora de
ocupación, arribaron los soldados y a lo mismo: preguntaban por mi esposo,
revisaron, se asomaron por todos lados, querían cerciorarse de que en verdad no
estaba. Les dije lo de mi hijo y salieron, pensé que iban a buscarlo pero no;
se estacionaron afuera de la casa y allí pasaron buen rato vigilando, tal vez,
por si salía o regresaba mi marido. Lo querían a él”.
Analilia piensa: “A mi esposo, como dicen en el rancho, le
pusieron el dedo de que se dedicaba a algo malo, lo querían fregar; pero como
no estaba se llevaron a nuestro hijo. El Gobierno lo sabía, todo estaba
planeado, pues ese día, en el caso de los policías estatales, no estaban, los
habían mandado a todos a un evento en Xalapa”.
La madre del joven lo reitera: “No fue sólo un secuestro, era algo
más, todo diciembre esperamos una llamada pidiendo rescate, jamás la hubo. Esa
se dio cuando presentamos la denuncia ante la UES, y nos sacaron dos millones
300 mil pesos. Hasta la fecha acá sigo con mi esposo y la esperanza de
encontrar a nuestro muchacho, estamos endrogados hasta el cuello con el banco,
debemos muchas cosas, pero sigo adelante porque quiero encontrarlo”.