Línea Caliente
Por Edgar
Hernández*
“Dejan gobernadores
cuentas sin saldar”, ASF
Ya buscaron por todos lados y no
aparecen.
Son 9 mil 557 millones de pesos
correspondientes a 2014 que el gobierno de Javier Duarte no ha podido
comprobar.
A ello se suman los más de 22 mil
millones pendientes de 2011-2012 y 2013 que están en el tobogán del ¡ya te
comprobé! del gobierno del estado, contra el no hay nada en caja de la
Auditoría Superior de la Federación.
El caso es que Veracruz sigue bajo
sospecha de la federación, mientras a nivel local se libra una lucha
desesperada por atajar la embestida del nuevo gobierno que habrá de encabezar
Miguel Angel Yunes Linares.
Desesperados intentos por fortalecer
al Fiscal General, Luis Angel Bravo Contreras, para que no se raje atascándolo
de prebendas –terrenos y helicópteros- y un nuevo Fiscal Anticorrupción que
blinde a Javier Duarte son los dos más importantes piales con que cuenta, ya
que el Congreso local saliente, empezó a desmarcarse.
De cualquier forma la embestida de
México contra el decaído gobernador crece.
Esta mañana de lunes la prensa
nacional da cuenta de las traiciones internas y el “desprestigio, caprichos y
rechazo de la población que arrastraron al PRI y a sus candidatos a perder en
sus estados”.
El máximo dirigente priista Manlio
Fabio Beltrones insistió el pasado sábado ante el presidente Enrique Peña Nieto
que al no actuar contra Javier Duarte en su momento ante la escalada de
corruptelas, el PRI tuvo que pagar el costo político de la derrota.
Habrá que recordar además que en los
prolegómenos de la campaña electoral el Veracruz el Congreso de la Unión dio
entrada a la demanda de juicio político contra el gobernador Duarte, misma que
podría reactivarse en estos días en que la federación va por el cobro de
facturas pendientes.
Habrá que recordar que el sistema
político mexicano castiga más por lo que engañas y traicionas que por las
raterías que acometes.
Para el caso de Veracruz la versión
del “triunfo electoral” y el ¡todo está bajo control! la mantuvo
engañosamente el PRI y Duarte hasta pasadas las 4 de la tarde del domingo 5 de
junio.
Tanto a la Secretaría de Gobernación
como a la Presidencia de la república se dio cuenta de una victoria apretada,
pero segura, de dos puntos en favor de Héctor Yunes Landa.
Ya para las seis de la tarde no se
dio el vuelco electoral. Simple y llanamente los operadores priistas habían
concluido su trabajo de fotografía de las sábanas electorales cuyos resultados
eran desfavorables para el PRI.
“¡Paren todo festejo!”, se ordenó en
la casa de campaña de Héctor en Lázaro Cárdenas, en Xalapa hasta donde habían
llegado desde las seis de la tarde mariachis y decenas de simpatizantes.
Duarte se guardó.
No quiso contestar a nadie… y la
historia de la derrota luego de 86 años de supremacía priista empezaba a
reescribirse con la alternancia.
Al día siguiente Héctor tuvo que
admitir oficialmente la derrota, días después y a regañadientes el OPLE
entregar a Miguel Angel Yunes la constancia de mayoría que lo acreditaba como
gobernador electo… y para Duarte, el derrumbe.
Así, para estos días –han pasado
apenas 15 días después de la elección- lo que se observa son deudas
impagables, la prensa oficial que calla, otra huye… ¿dónde andan los Ginos?,
desesperación por cerrar a la carrera, venganzas de última hora y entuertos para
proteger la salida que marca el fin de una era que inició Fidel Herrera Beltrán
y concluyó en el desastre total.
Hoy el señor Javier Duarte, está en
un serio predicamento.
El compromiso ante la irritada
ciudadanía de llevarlo a la cárcel pareciera irreversible máxime que las
asideras de Duarte en el centro quedaron difuminadas particularmente luego del
balance que este fin de semana adelantó cambios en el gabinete federal, cambios
en el PRI nacional y juicio político a los traidores.
O la federación castiga a Duarte o
será el próximo gobierno estatal que ya se relame lo bigotes. Ello por más que
se diga que Yunes Linares necesita la autorización del presidente Peña Nieto
para meterlo a la cárcel.
Y es que en la aplicación de la ley a
nivel federal y ante tanta evidencia le va resultar imposible al presidente de
la república meter la mano por su amigo Duarte –que nunca lo fue- y a nivel
estatal hay serios desvíos financieros e irregularidades por abuso de autoridad
que obligarán a llevarlo ante un juez.
Hoy de nuevo y ante versiones
perversas de que está por huir del país Javier Duarte, hay otra en el sentido
de que el mismo primero de diciembre le será entregada una orden de
presentación tras la ceremonia de trasmisión de poderes.
Ello si es que antes no lo derriba el
encolerizado gobierno de Peña Nieto tras la derrota y traición duartistas.
Como se recuerda el dicho de Alberto
Silva de que “¡Si gana Miguel, ya nos llevó la chingada!”.
Y si, ¡eh!
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de
Periodismo