21 de octubre de 2016

LA REPORTERA QUE PATEÓ REFUGIADOS GANA UN PREMIO POR UN DOCUMENTAL

Petra Laszlo recibió la semana pasado un galardón por su documental de la revolución húngara de 1956, un conflicto que provocó 200.000 refugiados

EL MUNDO

20/10/2016 13:46

Hace poco más de un año su nombre copó titulares en la prensa de medio mundo por la famosa patada que asestó a un refugiado sirio que cruzaba la frontera húngara desde Serbia. Tras la polémica, Petra Laszlo desapareció por completo del ojo mediático. Así fue hasta el pasado viernes, cuando, según informa 'Financial Times', un medio local publicaba una fotografía de la reportera recogiendo un premio por un documental que hizo sobre la Revolución de 1956 en Hungría contra el dominio soviético.

El vídeo de su agresión se divulgó a una velocidad de vértigo por las redes sociales, al tiempo que se convertía en favorita para ostentar el título de la 'periodista más odiada del mundo'. El impacto fue tal que a los pocos días la reportera perdía su puesto de trabajo en la cadena de televisión N1 y, meses después, se enfrentaba a una imputación por vandalismo.

Tras varios días de silencio, se explicó: "Siento sinceramente lo ocurrido. Prácticamente estoy en un estado de 'shock' por lo que hice y por lo que están haciendo conmigo". También afirmó que fue demonizada injustamente en los medios sociales y dijo a la prensa que consideraría iniciar una nueva vida en Rusia.













Curiosamente, el conflicto que Laszlo retrata en el documental provocó la huida de 200.000 húngaros que se convirtieron en refugiados. A este respecto se pronunció el portavoz del Gobierno hungaro, Zoltan Kovács, que escribió en su blog: "Los refugiados húngaros de 1956 no son lo mismo que los de hoy".


CORRUPCIÓN DE DUARTE ESTÁ LIGADA A PEÑA; SI CAE UNO, TENDRÁ QUE CAER EL OTRO

Para entender el innegable vínculo política-dinero-corrupción que hoy tiene a Javier Duarte a un paso de la cárcel, y a Enrique Peña Nieto en caída libre dentro de un pozo negro y sin fondo, debemos remontarnos a la madrugada del 27 de enero de 2012. Lugar: el Aeropuerto Internacional de Toluca. Procedente de Xalapa, una avioneta del gobierno de Veracruz – encabezado por el priista Duarte-, con matrícula XC-CTL, aterrizó con 25 millones de pesos en efectivo dentro de la panza. La fortuna era...

Fuente [Sin embargo]

*Dinero y política, el sello priista

Para entender el innegable vínculo política-dinero-corrupción que hoy tiene a Javier Duarte a un paso de la cárcel, y a Enrique Peña Nieto en caída libre dentro de un pozo negro y sin fondo, debemos remontarnos a la madrugada del 27 de enero de 2012. Lugar: el Aeropuerto Internacional de Toluca.

Procedente de Xalapa, una avioneta del gobierno de Veracruz – encabezado por el priista Duarte-, con matrícula XC-CTL, aterrizó con 25 millones de pesos en efectivo dentro de la panza. La fortuna era custodiada por uno de los hombres de confianza de Duarte: Miguel Morales Robles. El dinero iba bien acomodado en dos maletas.

Cuando a Morales Robles le preguntaron el origen y el destino del dinero, no supo qué decir. Se limitó a mostrar un oficio firmado por el Subdirector de Operación Financiera de la Tesorería Estatal veracruzana. El personero de Duarte fue trasladado a las oficinas de la PGR. El caso quedó registrado bajo la AP PGR/MEX/TOL-VI/310A/2012.

El gobierno de Duarte respingó y reclamó que les devolvieran el dinero porque, aseguró, era para financiar la Cumbre Tajín a celebrarse en el estado.

En realidad, la PGR no tuvo que investigar demasiado para conocer el destino final de los 25 millones de pesos: la campaña del candidato del PRI a la Presidencia, Enrique Peña Nieto. Así se lo hicieron saber al entonces presidente Felipe Calderón, quien dejó pasar el evidente financiamiento ilegal que, de haberse penalizado hasta sus últimas consecuencias, hubiera significado anular a Peña como candidato presidencial y detonar el desplome del PRI a solo seis meses de la elección. Casi nada.

Pero el gobierno de Calderón nada hizo ante el flagrante delito electoral. Lo dejó pasar. Y Peña Nieto ganó la elección.

A Javier Duarte tampoco lo molestaron.

Todo apunta a que ese dineral sirvió, finalmente, para fondear la campaña de Peña Nieto. Sin investigación seria de por medio. Sin castigo. En abierta impunidad.

Pero en política, el destino que ayer ayudó, hoy puede hacer daño.

Quién diría que cuatro años después, Javier Duarte – financiador de la campaña de Enrique Peña Nieto, quien presentaba, orondo, al gobernador veracruzano como parte del “nuevo PRI”-, estaría a punto de ser encarcelado por una presunta malversación por 500 millones de pesos durante su administración. (Incluyamos el desastre absoluto con la alta violencia, los periodistas asesinados, la descomposición política y el carnaval de corrupción que aún se sigue dando en Veracruz).

Así, hoy nos queda más que claro un fenómeno:

Si Cae Duarte, cae Peña Nieto.

¿Por qué?

Por una razón contundente:

A estas alturas, Javier Duarte está arrinconado y enfurecido. Reportaba el periodista Wilbert Torre que en Los Pinos ya hubo un enfrentamiento entre escoltas y el EMP cuando Duarte quiso ver por la fuerza y sin cita previa a Peña Nieto. Duarte vociferó amenazas.

Con la espuma en la boca, Duarte denuncia penalmente al periódico Reforma por “daño moral” y solicita que nada sobre su persona sea publicado en ese medio, en una especie de censura judicializada. Duarte lanza mordidas perrunas a quien se le acerque.

Embravecido, Duarte parece estar ya prófugo de la justicia, tras confirmarse la orden de aprehensión girada en su contra la noche del lunes pasado. Oficialmente, el ex gobernador de Veracruz es perseguido por la justicia mexicana.

Sin embargo, en Los Pinos hay un temor creciente:

Javier Duarte le sabe muchas cosas negativas a Enrique Peña Nieto, y está dispuesto a abrir la boca con tal de no pagar, él solo, los desastres que dejó a su paso en Veracruz. No se hundiría solo. Intentaría llevarse en su derrota nada menos que al presidente de la República.

Hoy, Duarte es una fiera herida a salto de mata. Y ya lo sabemos: no hay hombre más peligroso que el que está arrinconado.

Y si en algo Javier Duarte no mintió, fue cuando, en corto, confió que Peña Nieto le tenía reservado un lugar dentro del gabinete presidencial, como premio a sus lealtades político-financieras-electorales. Duarte ya se veía despachando en la ciudad de México, cercano a su amigo y beneficiado. El Presidente se lo había prometido.

¿Qué ocurrió entonces?

Que tanto Duarte como Peña Nieto – y como tantos políticos-, olvidaron una máxima: la soberbia es el pecado de los estúpidos.

Y por soberbios y estúpidos, nada menos, cayeron en desgracia.

Duarte, con un Veracruz destrozado.

Peña, con un México derrumbado.
*****
Si en Los Pinos se creía que los escándalos en torno a Peña Nieto: la casa blanca de la familia presidencial, las manipulaciones y omisiones sobre Ayotzinapa, la casota de Luis Videgaray, la desafortunada visita de Donald Trump, la corrupción, etc., ya no llegarían a mayor daño, pues se equivocaron: Javier Duarte, otro priista, podría ser el clavo cuasi definitivo para el maltrecho ataúd peñista.

Y en toda esta comedia que hiede a corrupción, hay un elemento clave: Miguel Ángel Yunes, ex priista y panista por conveniencia, quien ha declarado que al asumir la gubernatura el uno de diciembre próximo, va a “cimbrar al país” con información delicada.

¿Cuál sería esa información?

Pues no se necesita ser adivino para saber que se acabaría por destapar los nexos financieros entre Javier Duarte y Enrique Peña Nieto quienes, ilusos, creyeron que jamás se sabrían las porquerías monetarias que hicieron desde 2012 y que todo quedaría sepultado bajo la complicidad de los medios oficialistas y los valores entendidos con el PAN y el gobierno de Calderón.

Pero no fue así.

Duarte y Peña Nieto – astillas de la misma madera priista-, se confiaron porque jamás entendieron que los nuevos tiempos del país, a pesar de la corrupción política y el silencio de plumas y medios oficialistas que todos conocemos, hoy tienen otras formas de investigación, denuncia y difusión de los abusos del poder, además de que, para fortuna de México, siempre habrá otros medios y periodistas dispuestos a exhibir la podredumbre gubernamental.

Dos priistas bajo una misma sombra: la sombra de la corrupción.

TW: @_martinmoreno
FB / Martin Moreno

DONALD TRUMP – HILLARY CLINTON (El Giro y el Colorado)



Por Ignacio García H.

Hay un chiste, tal vez nada jocoso, pero que ilustra con precisión lo que aquí deseo exponer. Dice el cuento: “Había dos compadres que se fueron a la Feria de San Marcos, dispuestos a jugarle a la apostada en eso de las galleras. Uno de ellos, que se decía experto en las peleas, llevaba al otro como novato. Después de ir ganando aquí y allá en varias peleas, el primerizo decidió apostarlo todo en la pelea estelar. Entonces preguntó al compadre experto: ‘Compadre ¿cuál es el bueno para usted? El otro, halagado por la consulta del novato, le dice: ‘El bueno es el Giro, compadre…Usted apuéstele todo a ése’. Apenas la pelea comenzó, el gallo Colorado dio un descolgón al Giro y lo degolló. El compadre bisoño, decepcionado y triste, interroga: ‘Compadre ¿no que el bueno era el Giro? … ¡Sí, compadre! Ése es el bueno…! El Colorado es máaaaaasss malo!.

Esto se parece al escenario que los candidatos a la presidencia de los Estados Unidos (los peores de su historia) le han puesto (muy aparte de la zozobra en su propia nación) a un buen número de mexicanos que van desde amas de casa, hasta articulista, comentaristas de noticias, cantantes, políticos de altura, iglesia, empresariado y demás. 

Bajo la óptica de muchos, se mira a Donald Trump –dadas las amenazas de bardas y excesos que tienen que ver con su propia incapacidad para refrenar su lengua-- como el enemigo número uno de los mexicanos… Por el discurso peyorativo del poderoso empresario, todo indica que se lo merece: ya incluso Peña Nieto, vía Videgaray, probó que Trump no se anda por las ramas en eso de las amenazas y que, efectivamente, por su práctica discriminatoria resulta indeseable para los mexicanos. Ni hablar.
Y, cómo no hay ya de dónde escoger, pues ni modo. Se ha dado en señalar –en ámbitos señalados líneas arriba, y con un entusiasmo parecido al de los priístas que votaron por Javier Duarte —que nuestra salvadora debería de facto ser y lo es (¡válgame Dios si no!) la señora Hillary Clinton. Lo que no se valora aún es que, en el fondo, ella viene a ser algo así como el gallo Colorado de la Feria de San Marcos: al lado de Trump resulta ser “muuuuuuuuuuy mala, compadre”. Diremos por qué.

Hillary Clinton es poseedora de un background político que habla de una “América para los americanos” (Doctrina Monroe), “Estados Unidos no tiene amigos, sino intereses”, (John Foster Dulles) y el Destino Manifiesto ( la creencia en que Estados Unidos de América es una nación destinada a expandirse desde las costas del Atlántico hasta el Pacífico. Esta idea es también usada por los partidarios para justificar otras adquisiciones territoriales). Mucho más que Trump --bocón dado al empresariado, a la farándula, y los affair sexuales-- la Clinton conoce en lo profundo las entrañas de estas doctrinas que validan la pretendida creencia de unos Estados Unidos guardianes, reyes y señores del mundo. Si eso fuera sólo una postura en lo pasivo, Clinton no representaría ningún peligro. Pero lo es, y en demasía.

Lo es, primero porque Hillary Clinton no es ella sola, y lo es; porque ella por sí sola (su persona, pues) y como presidenta posible de aquella nación, encaja perfectamente en el aparato norteamericano de represión y sometimiento hacia otras naciones: su “experiencia política” le daría manos libres para redoblar esfuerzos para cumplir con los lineamientos y proseguir con la política militar e injerencia en países que se le antoje, todo bajo el pretexto de la seguridad interna de los Estados Unidos.

En la retórica oficial de la Estrategia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, se dice que:

"Nuestras fuerzas tendrán el poderío suficiente para disuadir a los adversarios potenciales de adelantar una escalada militar con la esperanza de sobrepasar o igualar el poder de Estados Unidos".

Un conocido experto en asuntos internacionales, John Ikenberry, describe esta proclamación de la política estadounidense, como una:

"estrategia global que comienza con el compromiso fundamental de preservar un mundo unipolar donde Estados Unidos no tenga un rival a su altura (…) condición que ha de ser permanente de modo que ningún Estado o coalición pueda jamás desafiar a Estados Unidos en su condición de líder mundial, protector y guardián de la ley".

De esta forma, continúa Ikenberry, "La nueva gran estrategia imperial presenta a Estados Unidos como un Estado revisionista que busca explotar sus ventajas presentes para la creación de un orden mundial donde él dirija la función", incitando así a otros a buscar formas de "soslayar, socavar, contener o vengarse del poder estadounidense". Esta estrategia, en palabras de Ikenberry, amenaza con "dejar más peligroso y dividido al mundo y menos seguro a Estados Unidos".

¿Qué tiene que ver esto con Hillary Clinton? ¿Se le prefiere en México porque le reduce unos centavos al dólar en un debate? ¿Porque ella no pondrá un muro de aquel lado del Río Bravo?. ¿Porque en círculos feministas causa alegría su género y su porte de estadista? Veamos.

Si bien Trump es un ser execrable, y nadie lo quiere como presidente de EU, él no posee –por más que se quiera-- esa “experiencia” de una Clinton capaz hacer detonar una guerra de consecuencias inconmensurables, además de mantener bajo el piso (como siempre ha sido) a sus vecinos mexicanos, los llamados del “patio trasero”. Clinton poseería todos los recursos para llevar al mundo, en nombre de esa su seguridad nacional, a una verdadera catástrofe. No, no pondría un cerco a los mexicanos: los usaría siempre para sus propósitos bélicos.

LA GUERRA ANTICIPADA (Toda una aberración)

Ocho años en la Casa Blanca junto a su marido Bill, Senadora del Congreso y luego Secretaria de Estado, han permitido a la Clinton el “entrenamiento” suficiente en la línea dura de los halcones de su país. Ella ha sido parte sustancial de la gran estrategia imperial que afirma el derecho de Estados Unidos de emprender una "guerra anticipada" a discreción. ¿Qué es una guerra por anticipación? Se habla de un estado de guerra no que podría prevenir un peligro para el país, sino de una que guerra que, de facto, anticipa hechos y situaciones y ataca por atacar. Un estado de guerra preventivo, por el contrario, podría encajar en el marco del derecho internacional. Por ejemplo, de haberse detectado, un ejército bien armado en Palestina con tanques rusos, o bombarderos chinos aproximándose a Estados Unidos, habría razón para mover el aparato bélico norteamericano y prevenirse de un virtual ataque. Pero no, no se trata de prevenir. La guerra que Hillary ha promovido y encabezaría con todo el poder que le da la presidencia, está basada en la sospecha: se trata de "imaginar" un peligro venido de cualquier lado, y en nombre de esa paranoia, atacar a diestra y siniestra a los posibles, aún no probados, “enemigos” –como ya se hace actualmente en muchas regiones del planeta. 

Este tipo de guerra, marcado por la sospecha, da pie a que quienes detentan el poder de “prevenir”, se vayan contra quien quieran por sólo "sospechar" (círculo vicioso con el que se validan las intervenciones militares). Así es como se emprenden cruzadas en contra de "insurgentes revoltosos" en la franja de Gaza que, si bien armados con palos y piedras, a los paranoicos les “parecen” bazucas y comandados por el Ejército Rojo. Esta estrategia funciona ya desde la administración Reagan en Granada en 1983.

Lo que hoy sufren muchas pequeñas naciones de Medio Oriente (entre ellas la despojada Palestina), forma parte de esta agresión por anticipado: claro, aquí Estados Unidos actúa bajo el martillo del ejército sionista.

Por otro lado, esta guerra de anticipación es sólo propiedad de los “dueños” (valga el súper-plenosmo). Durante muchos años, Cuba, Nicaragua, Yemen, Líbano, Libia, y muchos otros países de América Latina más, habrían podido hacer lo mismo: ejercer también igual derecho ante un virtual ataque estadounidense: si ellos me atacan yo me defiendo. Aunque es obvio que las naciones débiles tendrían que estar locas para ejercer estos derechos. La simple instalación de una armadora de camiones, sin avisar a los EU, les valdría uno que otro bombardeo, bajo sospecha de fabricación de misiles de latón or something like that.

Porque, cualesquiera que sean las justificaciones para una guerra de anticipación, éstas, de acuerdo a la política estadounidense, no son válidas para este tipo de naciones pequeñas (tampoco para las no aliadas, aclaro), especialmente bajo la interpretación que se le da, ya se dijo, a este concepto: “el empleo de la fuerza militar para eliminar una amenaza imaginada o inventada” (recuérdese Irak y a Saddam Hussein).

De otra forma, y de acuerdo a una ONU, organismo bajo el dominio de Estados Unidos, la guerra de anticipación cae en la categoría de crímenes de guerra...Pero a los EU la ONU se los permite. Entonces, si la política internacional pasa sobre cualquier veto internacional y hace lo que se le dé la gana, Hillary Clinton y toda su experiencia de agresividad, apenas si encaja en ese molde, y el mundo está en tremendos aprietos. Basta que esta mujer “sospeche” o se “imagine” –como ya lo ha hecho-- alguna amenaza en contra de EU o sus aliados, para ir con todo contra quien sea.

Arthur Schlesinger, el destacado historiador y consejero de Kennedy, escribió: "la defensa propia anticipada se asemeja alarmantemente a la política seguida por el Japón imperial en Pearl Harbor, en una fecha que, como predijo un antiguo presidente de Estados Unidos, vive en la infamia. Franklin D. Roosevelt tenía razón, pero hoy somos los estadounidenses quienes vivimos en la infamia”.

Y los ciudadanos estadounidenses habrán de votar en la infamia. No hay opción: por el Giro o el Colorado. Ni a cual irle, compadre. Creer que con ungir a Hillary Clinton se van a exorcizado los demonios de la guerra, de la inestabilidad política, la hambruna, o los peligros de una guerra nuclear, están equivocados. Detrás de frívolo chismorreo llamado “debate” con Donald Trump, la señora Clinton esconde en su discurso haber sido ella quien armó al Ejército Islámico (ISIS) (1), además de que, sin medir consecuencias, amenazó a China con un cerco antimisiles… una respuesta del gigante asiático a esta balandronada de Clinton, no puede imaginarse (2). Todo esto y mucho más, se dio cuando ella fue Secretaria de Estado ¿qué no hará como presidenta de esa nación?.

En México, por lo pronto, se olvida que no hay necesidad de bardas para vivir bajo la hegemonía de un régimen militar que todo lo que busca son intereses, nunca amigos, ni quien le cante corridos rancheros o alabe su retórica demócrata. La historia ha demostrado que siempre nos ha ido mal con los vecinos del Norte. El mismo Partido que hoy enarbola Clinton –bajo el mando de Obama—echó de los EU a casi 2 millones de inmigrantes durante su perído, 70% de los cuales (1.4 millones) son mexicanos (2). Asimismo, la oferta del mismo Obama de lograr una Ley migratoria, fracasó. Creer que la señora Clinton cumplirá con ese sueño mexicano, suena más bien a pesadilla.

En el ánimo efervescente, que la misma prensa y mass media a diario nos receta (3), en esto de los galleros, se opta por apostar (endiosando) a una competidora política cuya navaja es una, pero en cada una de las patas. Una Clinton acostumbrada a que, antes de que el enemigo (y no Trump) amarre navaja, lo sorprende de forma trapera, con el descontón: por la pura sospecha de que aquél lo haga más rápido… No vaya a ser.


TOMADO DE Madera Periódico Clandestino compartió la publicación deJanet Romero

TEXTO AMARGO DE UN MILITANTE PESIMISTA


FOTO: milenio.com

Un año ha pasado desde las victorias más importantes de Morena en el país, un año ya desde que tomaron protesta los 4 delegados y la delegada en la Ciudad de México, un año de bancadas en laCámara de Diputados y en la Asamblea Legislativahasta hoy la diferenciación con otras administraciones es solamente discursiva; salvo el caso de Tlalpan, donde la delegada al menos se ha concentrado en administrar bien, el resto parecieran ejercicios voluntariosos cuando no caóticos, con ruidos en torno a la transparencia, sin un programa unificado de gobierno, con dos delegaciones grises; otra administrada en función de los intereses electorales de Ricardo Monreal y la otra, Azcapotzalco, la más caótica, en medio de escándalos de nepotismo, corrupción y pésimo gobierno; la estrategia de las bancadas ha sido una muy específica: decir no, aunque la gente no sepa qué se discute, qué se aprueba, pero sobre todo qué propone Morena, sin vinculación con la sociedad civil, jamás se democratizó la agenda legislativa ni se presentó a la ciudadanía.

En tan sólo un año la estructura orgánica de Morena ha mutado radicalmente, frente a los conflictos internos que cada vez se visibilizaban con más fuerzaAndrés Manuel optó en el Congreso Nacional de noviembre del 2015 por crear una nueva figura que estaría fuera de las estructuras estatutarias llamada Delegados Estatales y que estos a su vez elegirían de forma discrecional aDelegados Distritales, decisión que provocó que toda la estructura formal del partido cambiara, elComité Ejecutivo Nacional no opera como tal, se les ha mandado de delegados especiales a sus estados, a algún distrito o a las elecciones en otros estados y, salvo honrosas excepciones, no generan nada relacionado con sus carteras, no es la prioridad, dice la Secretaria General.
Los comités municipales y delegacionales ya no existen, los comités estatales operan sólo si tienen relación de coordinación casi subordinada con el Delegado Estatal o trabajan en condiciones absolutamente adversas, sin mayor capacidad de decisión, lo único que pueden hacer es construir comités seccionales y esperar algún error del delegado para mostrar su trabajo a la cúpula nacional; a la militancia por lo tanto se le ha relegado por completo, la única posibilidad de participación que tienen es como brigadistas para construir comités seccionales que, según las cuentas de la dirigencia, serán la estructura electoral de AMLO en 2018, estos comités deben ser entregados a los delegados distritales, quienes los presentan al estatal y el estatal a la dirigencia nacional, si en los distritos electorales o en los municipios se presentan conflictos con el delegado, la militancia no tiene posibilidades de construir espacios propios de participación, su destino es la marginalidad y hasta la persecución.
Es de destacar que el rol cada vez más menospreciado de las dirigencias democráticamente electas a veces es cómodo para algunos, en la Ciudad de México por ejemplo, el presidente estatal, Martí Batres, no se ocupa por sentarse con quienes tienen un cargo de elección popular para hacer una plataforma común o ya mínimo para mandar un mensaje de unidad interna, todos sus esfuerzos están concentrados en la disputa con Monreal por la candidatura para la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México y por el evidente conflicto de intereses no hay la mínima posibilidad de construir algo que le permita a la militancia decir orgullosa: “miren, esto hacemos en Morena, somos totalmente distintos al resto y donde gobernamos no se ha caído el cielo, como decían nuestros detractores”.

FOTO: lmomento.mx

Toda la apuesta de las dirigencias estatales y nacional es a explotar la figura de AMLO, todo gira en torno a él, a final de cuentas no hay otra persona ni de derecha ni de izquierda que represente por sí sola más votos que él, por lo tanto aquellos se concentran en administrar esos votos pensando, en la vía de los hechos, no en la elección presidencial sino en sus propias batallas distritales, municipales, delegacionales o estatales.
Lo dramático de todo esto es la forma en que se deshecha y minimiza el esfuerzo de miles de militantes de convicción, desplazados en la toma de decisiones por una cúpula que prefiere pactar con el Consejo Empresarial de cada estado o con dirigentes excluidos del PRI, que fomentar y fortalecer liderazgos emergentes nacidos del partido, para las bases la posibilidad de representación es el azar, la tómbola, donde puede quedar alguna persona con principios o alguien que lleva un día en el partido y se le ocurrió ir a la asamblea electiva.
Lo peor de todo es que en Morena sigue reposando la posibilidad más viable de derrotar al régimen pero la casta que rápidamente se ha enquistado, si no está pensando y trabajando para ganar la Presidencia de México, mucho menos está interesada en resolver los problemas de la sociedad, resulta entonces que la figura de Andrés Manuel no sólo destaca entre la clase política de lo que conocemos como Coalición Neoliberal Pacto por México, sino incluso entre el círculo dirigente de Morena, quienes, con la comodidad que les ha dado el cargo partidario o el puesto público, se muestran indiferentes ante la crisis humanitaria que vive el país, ellos se comportan como si no les interesara que nada cambie porque administrando el discurso de oposición obtienen espacios que les aseguran una vida privilegiada.

Como ya dije, los votos que representa AMLO son muchos, nadie representa tanta simpatía como él, pero con eso no alcanza para el triunfo en 2018; Morena lejos de colaborar con nuevos votantes, con puentes de diálogo y colaboración con organizaciones y dirigentes distintos a los que Andrés aporta, ha optado por una táctica que ya falló en 2006, en 2012 y que hasta ahora no ha dado muestras de vitalidad: crear no un partido político dinámico, cercano a la sociedad, que inspire alegría y esperanza, sino construir una maquinaria de defensa del voto basada en la simple e insuficiente promesa de que cuando AMLO triunfe la cosa mejorará.
Este afán por armar una estructura de defensa del voto decanta una visión tradicional de hacer política, la casta de Morena depone la posibilidad de consolidar una organización de largo aliento para la transformación del país, se pretende hacer una maquinaria basada en una figura determinada en algún escritorio de alguna oficina del extinto Instituto Federal Electoral: la sección electoral, que no genera identidad, no mueve pasiones, ni está alojada en el imaginario popular; los debates, el estudio, la plataforma programática se deja en manos de un grupo de iluminados que, en la absoluta clandestinidad, determinará cuales son hoy las necesidades populares, aunque el pueblo y hasta la militancia aún no se enteren.
Con tantos espacios vacíos, no sorprendería que la oligarquía, que siempre está alerta, presente agendas y perfiles dispersos que conecte con ciertos sectores que cada vez se identifican menos con Morena;Andrés, lejos de fortalecer su presencia en la clase media, da mensajes confusos que parecieran dirigidos a algún sector de la oligarquía, como si a fuerza de conciencia éstos fueran a sensibilizarse y decidan dejarlo pasar, de esta forma pone en riesgo la gran fortaleza que le significa el discurso y práctica de la honestidad por ofrecer una confusa amnistía que refleja un lado autoritario porque no puede haber amnistía si no hay proceso legal previo.

FOTO: animalpolitico.com

¿Y quién en Morena de manera formal interpela ese discurso? ¿Qué espacios formales existen para cuestionar y debatir estas tácticas y actitudes? ¿Quiénes se atreven a decir “así no” “eso no está bien” cuando la casta ha asumido una actitud policiaca y soberbia señalando de infiltrados o golpeadores a quienes asumimos una actitud crítica? Esta casta parte de un chantaje: “la única esperanza en México es Andrés Manuel, Andrés es Morena, quien cuestiona a Morena es un traidor y Morena soy yo”.
Andrés es un dirigente incansable, con presencia en todo el país, con muchas virtudes que lo hacen la opción más viable, dentro de los perfiles no neoliberales, para obtener la Presidencia de la República, pero con lo que ya representa no se va a ganar y el resto de la dirigencia no tiene la voluntad de sumar, ellos están en lo suyo y lo demás es lo de menos, actitud irresponsable frente a la cita que tenemos con la historia, 1 de 4 personas en México sufre pobreza alimentaria, al día se cometen 7 feminicidios en todo el país, la política de terror tiene paralizada a la población y el dogmatismo de los neoliberales está incrementando dramáticamente la brecha de desigualdad; es tarea de la militancia crítica, realmente preocupada por la transformación pacífica y democrática del país, dar un golpe de timón, si no se hace ahora en año y medio lo volveremos a lamentar, y como siempre buscaremos en los de enfrente al culpable. Valga decir que una de las peores tragedias en Morena es la generación que comienza a aprender las viejas mañas, los vicios de la vieja forma de hacer política, esa es una pésima noticia para el país.
Frente a la prepotencia la rebeldía, y es que en medio de la peor crisis humanitaria que ha vivido nuestro país lo que requerimos es un nuevo pacto popular que pacifique y dignifique cada rincón de México, y si no somos capaces siquiera de cuestionar a quienes pretenden ser la alternativa, mucho menos podremos enfrentarnos a los grandes intereses oligárquicos, sería un error de la base caer en el optimismo ramplón, pensar que lo único que tenemos que hacer para obtener el triunfo es esperar a que llegue la elección del 2018, creer que esta vez la oligarquía sí respetará el resultado, mucho menos podemos ponernos exigentes con otros movimientos sociales esperando que depongan sus agendas e identidad por apoyar nuestra táctica, sobre todo sabiendo que la casa está tan desordenada. Seamos pesimistas porque las cosas están mal, peor que nunca, pero no perdamos la esperanza de que algo podemos hacer por cambiarlo todo radicalmente, entre todas y todos, con honestidad y dedicación, con convicción de triunfo pero sin oportunismo.
La victoria es tan posible como urgente, no hacer lo que nos corresponde para obtenerla sería una irresponsabilidad, la historia pondrá a cada quien en su lugar.
Luchar, crear poder popular.

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