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TEXTO IRREVERENTE
29 January, 2018 02:38:00
Por Andrés Timoteo
Tal como se anticipó, la fábula de
Esopo se cumplió en el PRI, donde tras mucha alharaca, se parió a un par de
ratitas para contender por el Senado. Los inscritos son Juan Nicolás Callejas
Roldan y María del Carmen Pinete Vargas, ni limpios de fidelidad ni
limpios de duartismo. El primero fue dirigente de la Sección 32 del Sindicato Nacional
de Trabajadores de la Educación (SNTE) impuesto por su padre, el finado Juan
Nicolás Callejas Arroyo, considerado el ‘líder moral” de ese gremio.
Callejas Roldan además heredó de su
papá la diputación local plurinominal y la dirigencia de la bancada priísta en
el congreso estatal –vaya y eso que los priistas se quejan de supuestas
‘monarquía’ y herencias dinásticas de los azules-. Nada ha conseguido por
cuenta propia, nunca ha ganado una elección popular, además de que los Callejas
Arroyo siempre estuvieron al servicio de la fidelidad y el duartismo.
Eran los primeros aplaudidores de los
dos ex gobernantes. El desaparecido patriarca fue líder camaral en el último
tramo del sexenio de Javier Duarte y operó la aprobación de todas las
trapacerías legales y endeudamientos crediticios. Lo que hizo en el congreso
local para respaldar el saqueo de Duarte todavía no se ha logrado revertir del
todo y las secuelas se siguen padeciendo. Entonces, el apellido Callejas está
manchado de corrupción y es un despropósito que el actual heredero sea la
propuesta priísta para la cámara alta.
Por su lado, la señora Pinete Vargas
siempre ha estado ligada al innombrable, quien durante doce años la benefició
con diputaciones locales y federales además de cargos en el gabinete. Ella
forma parte de las famosas “Reinis”, es decir las mujeres que valiéndose de su
físico, favores poco decentes y amistades siempre interesadas, han escalado en
las esferas políticas.
De esta forma, los candidatos al Senado
por Veracruz no son más que la tufarada de la fidelidad que pone en ridículo al
(pre) candidato a la gubernatura, José Yunes Zorrilla, quien maneja un falso
discurso de desligamiento del pasado. Las nominaciones senatoriales no le
son nada favorables a su proyecto.
En el camino se quedaron la ex primera
dama Sonia Sánchez de Chirinos, la ex reina del Carnaval, Ana Guadalupe Ingram,
y la exalcaldesa de Jalapa y delegada del ISSSTE, Elizabeth Morales así como el
exalcalde de Orizaba, Juan Manuel Diez, el líder estatal de la CNC, Juan Carlos
Molina Palacios y el exalcalde papanteco, Edmundo Martínez Zaleta. No es gran
pérdida porque de todos modos ni con ellos ni con los ungidos ganarán.
TERROR EN “LA
BARTOLA”
El centro nocturno “La Bartola”
de Jalapa fue atacado a balazos el fin de semana dejando dos personas
fallecidas. Muchos se escandalizan por el caso debido a la escasa memoria
porque ese bar siempre ha estado envuelto en un halo de cosas oscuras. La vox
populi lo identifica por la venta y consumo de estupefacientes, prostitución y
asuntos peores, como el ser un punto de “cacería” para criminales ligados al
narcotráfico y de los malosos de la política.
Hay numerosos casos de secuestros,
homicidios y grescas en ese antro. En el 2011, los hermanos Karla y Jesús
Alberto Salda fueron plagiados lugar y hasta la fecha no se les ha vuelto
a ver –como lo recordaron ya algunos medios informativos-. También, la
madrugada del 21 de julio del 2010 “desapareció” el arquitecto Christian
Morales Carrero, tras salir de ese bar. Morales Carreto fue "’levantado’
cerca del mercado Los Sauces, ubicado frente a “La Bartola” y desde entonces
nadie sabe de su paradero.
La leyenda urbana cuenta que el autor
intelectual de esa ‘desaparición’ fue el innombrable, luego de que Morales
Carreto había coqueteado con el PAN en las elecciones de ese año y sobre todo
porque tenía información muy peligrosa sobre los chanchullos con el erario
público. Todos saben que Christian Morales Carreto, quien laboró en la
Secretaría de Desarrollo Regional (Sedere) –hoy secretaría estatal de
Desarrollo Social- era uno de los tres personajes muy cercanos al innombrable,
encargado de cobrar el famoso “diezmo” a los constructores y los proveedores
del gobierno estatal.
Los otros dos eran los hoy diputados
federales Erick Lagos y Jorge Carvallo, los que le daban cuentas al
innombrable sobre el dinero obtenido ilegalmente. Morales Carreto es el
‘desaparecido’ más famoso de “La Bartola”, un escenario de historias incontables
que asustarían al radioescucha más avezado de “La mano peluda” –programa
radiofónico que, por cierto, ya dejó de emitirse, entonces solo quedará
conformarse con las historias de terror de “La Bartola”-.
Así, sin ser un intento de
justificación –porque nada lo es hablando de violencia y víctimas- la balacera
en ese antro no es algo nuevo ni algo que no fuera esperado. No está bien que
suceda, pero en un contexto de ‘guerra irregular’ tampoco nadie se debe decir
sorprendido. Alrededor de “La Bartola” al igual que de otros centros nocturnos
jalapeños –recuerden al bar La Madame, atacado en mayo del 2016- se cuentan
historias de riesgo y de miedo.
En este contexto, es pertinente señalar
que la zacatecana Rocío Nahle, quien es la verdadera dirigente de Morena, tiene
prohibido a los ediles de ese partido convivir y trabajar junto al gobierno
yunista. En Jalapa, por ejemplo, mientras la inseguridad y violencia campean,
el alcalde dice que será hasta dentro de 10 meses cuando vean lo de la policía
municipal, una vez pasadas las elecciones para evitar el costo político
de asumir su responsabilidad.
La reacción por lo sucedido en “La
Bartola” del alcalde Hipólito Rodríguez fue la obvia: culpar al gobierno
estatal y exigirle seguridad al tiempo que se rehúsa a asumir su parte en dicha
tarea. ¿No es hilarante tanta obviedad? Electoralmente, a los de Morena no les
conviene que se combata a la delincuencia porque se les cae el discurso, no
importa que la ciudadanía quede en medio de la tragedia.
Envoyé depuis Paris, France.
Crédito : NOTIVER