ALEJANDRO MONTENEGRO
La investigación
"El Yugo Zeta" realizada por los académicos Sergio Aguayo y Jacobo
Dayán, revela cómo el "Z42" utilizaba el penal como guarida para
esconderse, para almacenar secuestrados, para incinerar, para hacer fiestas y
hasta para reclutar gente, como aquella famosa aparente fuga de 129 reos. Esta
es la verdad sobre el autogobierno Zeta del que sabían autoridades estatales y
federales, mil 459 llamadas de auxilio al 089 que se registraron el día de la
Masacre de Allende, lo confirman.
La investigación revela
que los Zetas operaban por completo el Penal de Piedras Negras y detalla que
contaban con un “jefe de cárcel”, quien se encargaba de “manejar la plaza
adentro del penal para que todo estuviera tranquilo y que funcionara bien la
venta de drogas entre los internos”, explicó el mismo criminal.
Además, el grupo
criminal utilizaba los talleres del centro penitenciario. El de hojalatería y
pintura lo usaban para arreglar vehículos y adaptarlos con compartimientos
secretos para esconder droga y transportarla a los Estados Unidos para su venta
y distribución, mientras que en el de costura fabricaban uniformes militares
falsos y en el de soldadura hacían estrellas o picos para ponchar llantas.
“Fueron un chingo y de
todas marcas y modelo”, señaló un interno que trabajó en hojalatería y pintura,
quien dijo haber arreglado “alrededor de 150 o más (vehículos), la mayoría de
origen americano”.
De acuerdo con
testimonios del “jefe de cárcel”, que llevó a cabo esa labor entre el 2009 y el
2012, el Penal de Piedras Negras también era un centro de consumo. “La droga me
la entregaba un contador que trabajaba para los Zetas… los celadores lo dejaban
entrar por la puerta principal del penal y me entregaba una mochila [que]
contenía sobres de mariguana y cocaína en bolsitas y piedra de la misma
cocaína”.
Los delincuentes además
usaban el Penal para resguardar a personas que habían sido secuestradas fuera
del centro penitenciario para negociar sus rescates.
En el 2010, asegura el
informe, altos mandos de la organización delictiva ordenaron al jefe de cárcel
incrementar los ingresos en el interior del Penal. Aunque no estaba de acuerdo
en perjudicar a los internos que no estuvieran ligados a los Zetas, terminó
cumpliendo la orden y empezó a los reos la renta de sus celdas.
“Terminó haciendo lo
que le pedían y ordenó que todos los internos debían dar una cuota semanal de
25 pesos que luego aumentó a 50 pesos. Es decir, rentaban las celdas
construidas y mantenidas por el Estado”, afirma el documento.
Además, los criminales
empezaron a cobrar mil pesos quincenales a los internos “que se veía que tenían
dinero”, 50 pesos por noche en el área conyugal, una cuota por los servicios de
luz y agua con intereses para los morosos. También manejaban la venta de
tarjetas telefónicas, chicharrones, refrescos, dulces y cigarros.
“Cuando el hospital
recibía medicinas las confiscaban para luego venderlas a los internos. También
obtenían ingresos de los talleres”, asegura el informe.
Una parte de los
ingresos que obtenía el grupo delictivo, eran destinados a pagar al personal
directivo y de seguridad del Penal de Piedras Negras. Erogaban alrededor de 1.5
millones de pesos anuales, es decir, 125 mil pesos mensuales.
El análisis señala que
hay indicios de que, por lo menos uno de los dos hermanos que controlaban la
región, Omar Treviño Morales, el Z-42, se escondía en el Penal de Piedras
Negras cuando la Marina realizaba operativos para capturarlo, pues era el lugar
más seguro para criminales perseguidos por federales que estaban fuera de su
nómina.
“En ocasiones entraban
los jefes grandes y hacían fiestas [con música y mujeres]. La fiesta podía
durar todo el día y toda la noche y en algunas ocasiones llevaban vacas y las
mataban adentro del penal para darle de comer a toda la raza”, señala una
declaración hecha ante las autoridades.
"En ocasiones
entraban los jefes grandes y hacían fiestas [con música y mujeres]. La fiesta
podía durar todo el día y toda la noche y en algunas ocasiones llevaban vacas y
las mataban adentro del penal para darle de comer a toda la raza”
INTERNO DEL PENAL DE
PIEDRAS NEGRAS
Foto: Vanguardia
(Las Autoridades) nunca cuestionaron nada,
siempre se mantuvieron al margen y como en las demás ocasiones no se hizo nada
por cambiar lo que aquí pasaba”
INTERNO DEL PENAL DE
PIEDRAS NEGRAS
Al jefe de cárcel
también le encomendaban la incineración de los cuerpos de personas asesinadas
(niños y ancianos incluidos) por el grupo delictivo en el exterior del centro
penitenciario y “quemaban” los cuerpos en el interior del Penal, justo frente a
una torre de vigilancia. Un terreno baldío cercano al “Laguito Mexicano”, un
basurero municipal y un campo de futbol cercano al Penal, eran otros centros de
exterminio utilizados por los Zetas.
Por otro lado, el Penal
de Piedras también era para los Zetas el lugar ideal para reclutar sicarios,
por lo que a veces sacaban hasta a 100 reos para trabajar con ellos. Además
simulaban fugas de reos, como la que ocurrió en septiembre del 2012, donde supuestamente
se fugaron 129 internos, casi una quinta parte de la población total del centro
penitenciario.
Según los testimonios
recogidos por la Fiscalía General del Estado, esa fuga fue planeada, pues el
jefe de cárcel, que en ese entonces ya estaba recluido en Saltillo “necesitaba
gente para trabajar”. De los 129 fugados, 80 han sido recapturados y están
internados en CEFERESOS (cárceles federales), 20 fueron abatidos y 29 siguen
prófugos.
El documento concluye
que entre el 2010 y el 2011 el control de los Zetas en el norte de Coahuila era
total y las autoridades estaban enteradas.
"Unas dos o tres
veces por año llegaron a venir a este CERESO autoridades de Saltillo.
Conocieron la problemática que había, pues las personas que estuvieron como
directores en el tiempo que yo estuve se los hacían ver a ellos, las visitas
eran únicamente del estacionamiento a la oficina del director y de la oficina
al estacionamiento, raras veces llegaron a entrar al CERESO pero era visita muy
rápido, no se tardaba nada, nunca cuestionaron nada, siempre se mantuvieron al
margen y como en las demás ocasiones no se hizo nada por cambiar lo que aquí
pasaba”, declaró un ex custodio.
RECIBIERON MÁS DE MIL
400 LLAMADAS DE EMERGENCIA EL FIN DE SEMANA DE LA VENGANZA
Entre el 18 y el 22 de
marzo del 2011, días en que ocurrieron un número indeterminado de
desapariciones y asesinatos en los municipios de Allende y Piedras Negras
principalmente, el C4 reportó a la Fiscalía General del Estado haber recibido
solo una llamada con un reporte en el que una mujer aseguraba que Allende era
un pueblo sin control.
Sin embargo, un
Visitador de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos pidió al C4 las
llamadas que se hicieron en Allende y Piedras Negras en esas fechas y se
descubrió que en realidad de realizaron mil 451 llamadas, de las cuales 26 se
originaron en Allende y mil 425 en Piedras Negras.
“Algo muy grave debió
haber ocurrido en Piedras Negras. De estas llamadas, 100 son para reportar 42
distintos incendios en Piedras Negras y 9 en Allende sobre 4 incendios.
Demasiados incendios para tan pocos días. Sobre todo porque en algunos sitios
se reporta más de un incendio el mismo día o en días consecutivos, incluso
después de haberse extinguido el fuego”, señala el informe.
Pese a que el Gobierno
del Estado señala que el número de víctimas fue de 28, los investigadores
aseguran que existe la posibilidad de que la cifra sea mayor a 100 e incluso
alcance los 300, como se manejó en un principio.
Penal de Piedras
Negras. Foto: Vanguardia
“La displicencia con la cual transmitieron
información tan delicada es típica de la informalidad que caracteriza las
relaciones sobre seguridad entre México y Estados Unidos”
LA RESPONSABILIDAD DE
LOS ESTADOS UNIDOS
En el informe, Dayán y
Aguayo replican la versión de que las muertes y desapariciones en Allende y
Piedras Negras se dieron por una venganza de los Zetas contra un ex colaborador
del grupo criminal que otorgó a la DEA los números de teléfono rastreables de
Miguel Ángel y Omar Treviño Morales, cabecillas de la organización delictiva,
para su localización, pero éstos se enteraron.
“La displicencia con la
cual transmitieron información tan delicada es típica de la informalidad que
caracteriza las relaciones sobre seguridad entre México y Estados Unidos”,
afirma el documento.
Distancia entre el
penal de Piedras Negras y la frontera con EU. Foto: Vanguardia
EL ESTADO MEXICANO
FRENTE AL ENCLAVE CRIMINAL
“Hay evidencia de que
el gobierno de Coahuila y la federación sí supieron que algo grave había pasado
en el norte de Coahuila”.
“En los tres niveles de
gobierno supieron que la cárcel estaba controlada por el crimen organizado. La
CNDH lo había informado públicamente y algunos funcionarios fueron testigos
presenciales de un secreto a voces. Al ignorarlo permitieron que, según el
expediente revisado, en la prisión de Piedras Negras se cometieran al menos 27
delitos distintos tipificados en el Código Penal del Estado de Coahuila y diez
en códigos federales”, señala el estudio.
Los testimonios
recabados por las autoridades coinciden en que los Zetas tenían controlados a
los policías municipales del norte de Coahuila. Además, el informe concluye que
los gobiernos municipales no contaron con el respaldo del gobierno estatal y
federal.
“La evidencia abunda.
En la investigación sobre Allende encontramos que desde 2009, la dirección de
la policía municipal ya estaba involucrada con la delincuencia organizada y que
en el 2010 el sometimiento era total. En Piedras Negras y otros municipios de
la región sucedía algo similar aunque todavía falta establecerlo con mayor
precisión”.
EL GOBIERNO DEL ESTADO
Y LA CÁRCEL
El análisis de los
investigadores concluye que los funcionarios encargados de las cárceles de
Coahuila estaban enterados y lejos de actuar contra ello, colaboraban con las
operaciones de la organización criminal de los Zetas.
Según un agente
penitenciario, los responsables de turno y el director “nos dijeron a mí y a
mis otros compañeros que no nos metiéramos en problemas, que a esos señores no
se les molestaba. En pocas palabras, que los criminales tenían el control del
CERESO”.
En el Penal de Piedras
Negras se hacían los compartimientos secretos para introducir narcóticos para
meterlos de contrabando en los Estados Unidos y se tienen indicios de que el
centro penitenciario era un depósito desde donde se repartía mercancía en
Piedras Negras. Los responsables de turno incluso entregaban las cajas con
droga para su distribución.
Además, el jefe de
cárcel declaró que en ocasiones, cuando requería salir del Penal para ocuparse
de sus asuntos, se llevaba con él a personal del centro penitenciario para su
protección, a manera de escoltas.
Por otro lado, el
informe concluye con base en los reportes que recibió el C4 el 22 de marzo, que
las autoridades estaban enteradas de lo que ocurría por lo menos en el
municipio de Allende.
https://vanguardia.com.mx/articulo/8-despues-la-verdad-sobre-los-zetas-conviertieron-penal-piedras%20negras-maquiladora