1. Me disgusta AMLO al decir: “no somos iguales” y manda reprimir dos veces en una semana a estudiantes de Mactumactza, Guerrero y los encarcela por centenares. Los estudiantes, bien encabritados, dicen: “los amloístas no son iguales, son peores que los ladrones, asesinos y represores que los antecedieron”. Las peticiones estudiantiles eran simples, elementales: “exámenes públicos, no en computadoras”, en la primera marcha y “libertad a los 19 estudiantes presos” en la segunda manifestación”. “Peores” no son, hasta ahora, pero con ese ritmo de apoyar a los ricos y perdonar a los asesinos y ladrones de los gobiernos anteriores, se repite exactamente el camino de corrupción y transacciones del PRI, PAN, PRD. Ni más ni menos.
2. Nunca los pueblos, los trabajadores, los estudiantes, han sido los violentos; han sido los gobiernos, los empresarios –quienes usando policías y ejército- los que siempre han reprimido a diestra y siniestra, provocando respuestas. ¿O acaso no es violencia permanente –que hasta parece natural- mantener a la población en la miseria y el hambre mientras un puñado de millonarios y políticos despojan al país de sus riquezas? Por ello nunca debemos olvidar que gobiernos y partidos (todos) son hermanos de sangre que defienden el poder y el dinero con todo tipo de armas. El pueblo no puede dialogar con asesinos, ladrones y represores del pueblo. Al contrario, debe organizarse y salir a las calles a combatirlos.
3. También los profesores de la CNTE han sido reprimidos, limitados y engañados. Desde hace meses han pedido “mesa de diálogo con el gobierno” y nadie los oye. Han programado a partir de hoy el inicio de algunas actividades en las calles; espero que no haya bajado por nada su combatividad aunque al parecer ayer mismo fueron reprimidos al manifestar su apoyo a los estudiantes reprimidos de “Mactu”. Parece que López Obrador, centralizando en su persona todos los actos de gobierno y pensando sólo en empresarios y los EEUU, carece de “negociadores” inteligentes y populares para resolver problemas sencillos como el de los planteamientos de profesores, estudiantes, mujeres. ¡Puede tragarse su propia basura!
4. Parece que las elecciones entre cinco días repetirán los resultados, es decir, nada o muy poco cambiará. El problema es que si los pensadores radicales y activistas –que no la inmensa mayoría del pueblo que no sabe ni participa ni le interesa- dejarán las casas como han estado por lo menos desde hace un siglo: 80 por ciento de pobres y miserables y uno por ciento de supermillonarios explotadores y despojadores. ¿O tendremos que esperar 25 años más para que las cosas cambien a nivel internacional y los mexicanos mandemos al carajo a los yanquis y seamos arrastrados por China, Rusia, India, Irán, a donde se dirija el viento? ¿Qué triste este papel de los mexicanos enajenados que les interesa un bledo los que suceda?
5. Las clases sociales y la lucha de clases han existido desde hace miles de años, desde la aparición de la propiedad privada; Marx no inventó nada, sólo expuso el significado de las confrontaciones, hasta su desaparición. Al parecer, quien piense que una minoría de ricos seguirá oprimiendo –para siempre- a la inmensa mayoría de pobres, es un idiota porque no es natural. Lo justo y natural es que todos los seres humanos seamos iguales en nuestros derechos, en el trabajo productivo, en la buena alimentación y a todos los placeres que nos brinda la naturaleza. No hay ningún argumento para justificar cualquier sistema social con clases sociales (ricos poseedores de enormes riquezas y pobres que se baten en el que la desigualdad y el hambre)
6. Por ello López Obrador, que fue a la escuela, aprobó materias y obtuvo títulos, como todos, se olvidó del significado real, vivo, de la lucha de clases. Quiere gobernar para todos y lo ha repetido mil veces, olvidándose que los ricos quieren obtener más millones de pesos y los pobres sólo quieren vivir en paz teniendo para comer, un techo, vestirse y los servicios de salud y educación. Quisiera López Obrador conciliar intereses que son antagónicos no solo contradictorios. Si sólo fueran intereses contrarios podría arreglarse pacíficamente; pero cuando se habla de antagonismo quiere decirse que cualquier desigualdad debe desaparecer para que también desaparezca la lucha, la confrontación. Lo que hace AMLO es dar aspirinas para curar un mal endémico que es la desigualdad.
7. Nunca he visto a estudiantes de universidades o colegios privados exigiendo derechos en las calles; nunca, porque ellos siempre lo han tenido todo ya que sus papitos son millonarios empresarios o del gobierno. Los que en México salen a la calle a exigir sus derechos son los estudiantes de escuelas públicas: normales rurales, bachilleratos, UNAM, IPN. Son a estos estudiantes que los gobiernos –incluso AMLO que dice que no es igual a los gobiernos del PRI, PAN, PRD- llama “provocadores”. Nunca olvidaremos que desde los años 60 –sobre todo en 1968- al protestar, los gobiernos nos llamaron provocadores, infiltrados, agentes pagados con “el oro de Moscú”, comunistas, anarquistas. Por ello, cuando escuché hoy a AMLO en la repetición de la “Mañanera” me pareció tan igual a los del PRI, PAN, PRD.
8. No creo que López Obrador sea muy tonto al tratar de inventar un “grupo de paz” para hablar con los manifestantes. ¿No tendrá por ahí a unos 10 asesores inteligentes que ante cualquier demanda acuda a entrevistar con los organizadores para convencerlos con hechos de que sus problemas concretos serán solucionados en unos días, antes de la fecha fijada? Por ejemplo la CNTE lleva meses o dos años exigiendo una “Mesa de diálogo” y nada. ¿Cuántos diálogos se han dado con los estudiantes, las mujeres, los maestros? Nada de diálogo; ¿Pero, qué tal con los ricos y los EEUU que son los “apapachados” definiendo así el carácter de este gobierno en el que la pobreza y la miseria es cada vez mayor? Las elecciones del seis no cambiarán casi nada, pero nosotros tenemos que organizar batallas de los pobres. (1/VI/21)
Post data: Hace unos años, mi exalumno en la facultad de Arquitectura, Arturo –apodado el Vitruvio- al verme enojado porque la computadora se tragó mi artículo listo para enviar, me dijo en forma de pregunta: ¿Por qué no escribes tus artículos, los corriges bien y luego los borras?, esto seguramente pensando en que no hacen falta ni nadie los lee. En los últimos meses son poquísimas las páginas de Internet que me los publican y de mis amigos apenas recibo dos o tres saludos en dos semanas. Creo que Arturo tenía razón. ¡Hay que mandar al carajo todas las dependencias, pero ya! PEV