16 de abril de 2012

Entre una muñeca grande de cartón y el mal gobierno

UNA MUÑECA ACARTONADA Y EL MAL GOBIERNO
Leopoldo Gavito Nanson - lunes, abril 16, 2012

Luego de intentar la vía de las sonrisas sardónicas permanentes, Josefina Vázquez Mota ha encontrado el modo para atemperar el acartonamiento que luce con incuestionable consistencia: el disparate como forma de llamar la atención.
 
No es un método nuevo, bufones, payasos y algunos cómicos talentosos han recurrido a él desde hace mucho tiempo. Siglos, de hecho.

Así, en este remedo de república de institucionalidad simulada y apariencias que sustituyen contenidos, Josefina Vázquez Mota, que arrastra con la impasable carga de los resultados del calderonismo, le dio por decir en la cuna de las guerras religiosas y del sinarquismo filo nazi que si el PAN no ganaba la Presidencia en julio el país podría perder el resto del siglo XXI.
 
No tiene desperdicio. Lo dice una mujer que ha pertenecido a las dos administraciones que llevaron al país del estancamiento al retroceso integral y a una guerra sin frente, de enemigos desconocidos y amigos peligrosos.
 
Pero la candidata es ambiciosa y no se conforma con una sola idiotez. También dijo que en la cuna de la cristiada, que hay que conspirar para evitar el regreso del PRI al gobierno. La democracia entonces puede pasar a mejor vida, es inútil.
 
Pero no paró ahí. Vázquez Mota también es de ocurrencias. Enfundada en chaqueta politécnica dijo que abriría un campus del IPN en Texas o California. Para su fortuna no abrió la boca para disculparse por haber estudiado en la Iberoamericana. En fin.
 
No puede haber duda, el panismo calderonista y este priísmo engominado de tv marketing son sustancialmente antidemocráticos. Es natural que así sea. Ambos son instrumentos formales de la misma elite económico política que se apoderó del país desde los años 80. No importa cuál de los dos partidos gane las elecciones, ambos son sirvientes de no más de 300 familias que constituyen la oligocracia nacional.
 
De ahí el imperativo de romper con ese círculo para estar con condiciones de recuperar el destino del país y salvar lo que aún queda.
 
Pero mientras la candidata va por el país entre tumbos, arribos motorizados y desmayos ocasionales, algunas realidades ocultas del gobierno de Felipe Calderón empiezan a asomar la nariz para sumar al largo listado de asuntos sobre los que Felipe Calderón tendrá que rendir y ser llamado a cuentas con independencia de su informe de gobierno y el evento a modo que se autoorganiza fuera de la Cámara de Diputados.

A principios de este año el gobierno mexicano (Pemex) vivió un relativo escándalo cuando se daba a conocer la decisión de fortalecer la presencia accionaria mexicana en la petrolera española. Decisión que se mantuvo en la opacidad el tiempo posible hasta que fue inevitable. En su momento la paraestatal trató de justificar la operación con el argumento de ser parte de un contexto amplio de su estrategia para crecer e incrementar sus reservas, además de ser la oportunidad de fortalecer una relación de más de 30 años (!!). Cualquier cosa que eso hubiera querido decir. En realidad la compra accionaria violaba varios preceptos constitucionales y normas de la ley reglamentaria del propio Pemex que pueden ser razón para que el Congreso y la Auditoría Superior de la Federación finquen responsabilidades. Pemex junto con la constructora Sacyr habían aumentado su participación accionaria en Repsol con objeto de influir en la remoción de su director.
 
La polémica se desarrolló de septiembre del año pasado hasta enero del presente. Como suele suceder, a final de cuentas no pasó de los informativos y el gobierno mexicano vio frustrados sus propósitos cuando Repsol compró 10 por ciento de las acciones que la constructora Sacyr Vallehermoso tenía en la misma Repsol. Con ello se venía abajo una operación que había llevado casi un año entre el director de Pemex, Juan José Suárez Coppel, y el director de Sacyr. Ello no significaba que Pemex retirara lo que tenía invertido ya en la empresa española.
 
Para el cierre de marzo pasado Pemex había acumulado en seis meses pérdidas de mil 123 millones de pesos. Para el viernes pasado las pérdidas habían ascendido a 2 mil 400 millones de dólares por la caída del valor de las acciones de Repsol. Existe una posibilidad muy seria que el gobierno argentino dé marcha atrás a la desnacionalización hecha por Carlos Menem de la empresa petrolera argentina.

Pero las aventuras financieras gubernamentales son morralla anecdótica frente a la confirmación de algo que La Jornada, La Jornada Veracruz y ECP han señalado repetidamente en distintos niveles de profundidad: la pérdida total de la soberanía alimentaria. Desde el gobierno de Carlos Salinas, año con año México importa más alimentos y más maíz. Esto es posible porque hay ingresos petroleros, pero cuando éstos se agoten, México, que ha desmantelado su capacidad de producción agropecuaria de irresponsable en los últimos 20 años, tendrá muy serios problemas de hambruna.

Bien, ahora los productores de maíz organizados ofrecen un dato duro aterrador: este año el país importará casi 10 millones de toneladas de maíz. Lo que significa que –por las erradas políticas gubernamentales– México importará casi la totalidad de su consumo de maíz. A ello se suma la luz verde que el gobierno de Calderón ha dado a empresas alimentarias mundiales productoras de semillas transgénicas para la siembra comercial a cielo abierto.
 
Puesto en perspectiva, tres son demasiadas décadas en que el país y su población han sido puestos bajo el ataque y socavamiento constante de todo aquello que puede hacerlo un país con proyecto propio y soberanía efectiva para hacer de él un lugar generoso donde vivir y formar familia.

*Es Cosa Pública
leopoldogavito@gmail.com

http://www.jornadaveracruz.com.mx/Noticia.aspx?ID=120416_125623_69&seccion=7

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