Por OLEP Publicado el
Ago 25, 2020
EDMUNDO Y GABRIEL son
dos revolucionarios detenidos-desaparecidos el 25 de mayo del año 2007. Dos
personas que decidieron conscientemente luchar desde la vía armada y
clandestina para alcanzar el socialismo y que por esta militancia fueron vistos
como enemigos a destruir por parte del Estado mexicano, encabezado en aquel
entonces por Felipe Calderón Hinojosa.
Para conocer un poco
más de los motivos que llevaron a esta detención-desaparición es necesario
recorrer, al menos, un par de años (aunque bien esta historia podríamos
recorrerla hasta mediados de 1960 pero no iremos tan lejos).
Año 2005, fin del
sexenio de la “transición”. Vicente Fox fue el primer presidente no priísta en
llegar a la silla presidencial. Su gobierno se pintó como un avance democrático,
lo cual no fue más que una pantomima donde se profundizaron las políticas
neoliberales iniciadas en el sexenio de Miguel de la Madrid y afinadas en el
llamado “salinato”. Años de despojo, represión y más de 500 presos por motivos
políticos.
Una nueva carrera
electoral llegó y con ella un año 2006 lleno de lucha de clases. A finales de
2005, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional anunciaba su Sexta
Declaración de la Selva Lacandona y el primero de enero de 2006 el inicio de su
“Otra Campaña” para establecer un contrapeso a las fuerzas electorales. El
Partido Democrático Popular Revolucionario-Ejército Popular Revolucionario
(PDPR-EPR) convocaba a la unidad de las fuerzas de izquierda anticapitalistas y
socialistas.
Llegó mayo 2006 y con
éste la brutal represión en el pueblo de San Salvador Atenco, y en Oaxaca se
conformaba la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) dando inicio a
un conflicto magisterial popular que dotaría de combatividad, mas no así de una
dirección política unificada y clara, a las masas de oaxaqueñas y de distintos
estados de la República. Vino el fraude, vino la represión, vino el megaplantón
en la avenida Reforma que sirvió para calmar los ánimos de más de uno.
Presos y ejecutados
extrajudicialmente. Grupos paramilitares recorrían las calles de Oaxaca, los
presos de Atenco eran torturados en las cárceles, las organizaciones populares
se encontraban entre la espada y la pared, pero no pocas ofrecían resistencia.
Llegó el cambio de
gobierno, FeCal (como bien lo abrevió nuestro pueblo) se puso el traje militar
y agudizó el proceso de terrorismo de Estado lanzando al ejército clara y
decididamente a las calles. La misión era “pacificar” el país, destruyendo la
disidencia política, atemorizando a la población en general con la llamada
“guerra contra el narcotráfico” que no era más que la guerra contra el pueblo.
Narcomantas,
descabezados, titulares mostrando sangre y muerte todos los días. Todo con tal
de disciplinar a una población que meses antes estaba enardecida y ahora ya
estaba comenzando a temer hasta del vecino. Así, las cifras de desapariciones
forzadas se elevarón* exponencialmente, la estrategia se volvió generalizada,
ahora no sólo los luchadores sociales o sospechosos de serlo eran víctimas de
este grave crimen, sino que cualquier hijo o hija del pueblo podía ser una
víctima, y lo peor es que serían parte de las cifras de “ajustes de cuentas del
narco”.
Así vino el 2007, un
año de reflujo para el movimiento independiente. Con él también llegaron las
desapariciones forzadas de Edmundo y Gabriel; del indígena chatino Lauro Juárez
y de las niñas triquis Virginia y Daniela Ortiz, todas ellas ocurridas en
Oaxaca. Del proceso de la APPO se calculan 30 ejecuciones extrajudiciales, 311
detenciones arbitrarias y 248 casos de tortura.
El caso de Edmundo y
Gabriel demuestra que la burguesía está dispuesta a todo con tal de mantener su
dominio sobre los medios de producción. Que el Estado, como representante de la
clase dominante, intentará aplastar hasta la última gota de resistencia sea
cual sea su forma de lucha.
Al mismo tiempo, la
defensa que han impulsado los familiares, organizaciones populares y de
derechos humanos, donde se han combinado las distintas herramienta, como la vía
jurídica, la movilización, la difusión en medios y redes sociales, la lucha
dentro de los derechos humanos es una muestra de que la lucha popular por los
detenidos-desaparecidos y por ampliar las libertades democráticas, así como por
el socialismo, no pueden ser detenidas por el terrorismo de Estado ni por el
oportunismo ni la resignación, ni mucho menos por aquellos que se alejan por
temor a defender a dos miembros de una organización revolucionaria en activo.
Al contrario, se
demuestra que el pueblo luchará por los suyos más allá de sus formas de lucha o
militancia, pues nadie merece ser detenido-desaparecido por ninguna razón y
menos por su forma de pensar o por su intención de construir una sociedad más
justa.
Por eso invitamos a
todo el pueblo a conocer el caso de Edmundo y Gabriel, a exigir su presentación
con vida, pero también juicio y castigo a todos los responsables materiales e
intelectuales de este crimen de Estado. También que se conozca quiénes se han beneficiado
de su desaparición forzada para que sean juzgados de la misma manera.
Ayúdanos difundiendo
esta información y estando al pendiente de las actividades que tendremos ahora
que la Suprema Corte de Justicia de la Nación atrajo el caso de Edmundo y
Gabriel y está en la antesala de un momento que puede ser histórico en cuanto a
la impartición de justicia o simplemente demostrar que la transformación aún no
es muy profunda y se mantiene la impunidad.
Es tiempo de que juntos
luchemos por todos y cada uno de los detenidos-desaparecidos del país que ya
suman hoy más de 70 mil. Porque cada detenido-desaparecido es una razón para
resistir, organizarnos y luchar.
Fe de erratas:
* elevaron por
“elevarón”
NOTA: Este artículo fue
publicado como parte de suplemento especial de FRAGUA, órgano de prensa de la
Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP), agosto, 2020.
Contacto:
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