TEXTO IRREVERENTE
8 FEBRERO, 2022
Por Andrés Timoteo
El Movimiento por la Justicia que integraron fuerzas variopintas, tanto políticas como jurídicas, académicas y civiles, para combatir los abusos de autoridad en Veracruz volvió a desestabilizar al gobernante en turno, Cuitláhuac García Jiménez quien ayer respondió con adjetivos y amenazas contra los que pretenden la liberación de al menos un millar de personas que están encarceladas de manera ilegal por la aplicación del delito de “ultrajes a la autoridad”.
García Jiménez los calificó de corruptos, reciclados y mezquinos. Nuevamente intentó recurrir a la ironía afirmando que hay “más gente en la cola de las tortillas (sic)” que en el Movimiento por la Justicia. Es, irónicamente, una suerte de reciclado de cuando dijo que la Comisión Especial en el Senador que investigaría sus excesos “le daba risa”, y miren lo que pasó: tuvo que intervenir el presidente Andrés Manuel López Obrador para organizar una levantisca en el Senado contra el zacatecano Ricardo Monreal a fin de desintegrar dicha comisión que amenazaba al veracruzano.
Hoy es lo mismo, el gobernante local se burla de algo que le incomoda y a mediano plazo se convertiría en una amenaza. Pero fue más allá pues también sacó el ‘petate del muerto’ para tratar de atajar la derogación total del mencionado delito pues advirtió que “40 jefes de plaza” serían liberados si el catalogo delictivo del código penal se elimina.
¿Cómo se lee eso? Es una retórica desesperada e indicativa. Primero, es pueril eso de que si unos policías son atacados a balazos por los miembros de la delincuencia organizada estos tengan que detenerlos por “ultrajes a la autoridad”. En ningún lugar del país -ni del mundo – se procede así sino que se les detienen por dedicarse precisamente a eso, a la delincuencia organizada.
A excepción de políticos de oposición, jóvenes inocentes, obreros que no se dejaron extorsionar, exfuncionarios que no se sometieron a las intenciones de quienes actualmente están en el poder, no se conoce en la entidad ningún caso de líderes del narcotráfico que hayan sido capturados por romperle la camisa o arañar a un uniformado.
En segundo lugar, García Jiménez insiste en la criminalización de los detenidos aun antes de que haya un juicio que determine si son o no infractores de la ley. Pretende endilgarles a los que integran el Movimiento por la Justicia el sambenito de abogar por los líderes del crimen organizado y asustar a la gente de que estos saldrán libres por culpa de los senadores, diputados, abogados, investigadores y activistas que exigen detener los abusos de autoridad.
Ahora resulta que sin ese delito de “ultrajes a la autoridad” es imposible encarcelar a quienes trafican con droga, cobran ‘derecho de piso’, secuestran, asesinan, descuartizan, entierran clandestinamente a las personas y siembran el terror en la entidad.
Los dichos del gobernante son el ‘petate del muerto’, como dicen los abuelos en el pueblo. Lo que en realidad está defendiendo es su tinglado jurídico para cometer excesos y embestir a los opositores políticos.
A diferencia de la Comisión Especial en el Senado, el Movimiento por la Justicia tiene más capacidad de acorralamiento contra García Jiménez. La primera estaba sometida a la voluntad de la mayoría de los legisladores de Morena quienes finalmente obedecieron una orden del caudillo y la detuvieron. Ahora, la mano presidencial no alcanza al Movimiento por la Justicia, no hay quien defienda a García Jiménez de su rumbo.
¿EXTENSIÓN AL 2024?
Tampoco es una receta mágica para detener al represor ‘ipso facto’ pero los recursos judiciales que deberán activar así como la denuncia pública y la exhibición mediática es a lo que le teme el señalado. No lo van a tirar del cargo porque -se entiende- ese no es el objetivo sino liberar a los detenidos injustamente y preparar el camino -eso si se percibe – para que a largo plazo García Jiménez y todos sus compinches reciban el castigo popular.
Es inocente creer que el Movimiento por la Justicia se limitará a las acciones de corte jurídico y de denuncia pública. No, se debe leer como el inicio de una convergencia de voluntades y fuerzas políticas contra el cuitlahuismo y el morenismo. El exgobernador Dante Delgado logró unir a varios sectores que en otras circunstancias no se hubieran juntado y eso sí debe asustar a Cuitláhuac García y a sus subalternos que respondieron con una sarta de insultos.
¿Hasta dónde dará este Movimiento? La meta es la derogación total del delito de “ultrajes a la autoridad” y la liberación de los presos por el abuso del cuitlahuismo, pero el objetivo político se extenderá hasta el 2024 y en Veracruz se podría lograr lo que el partido naranja ha negado para el resto del país que es ir en coalición para la batalla electoral.
¿Y si Dante Delgado se postula para Veracruz? Ahí sí Cuitláhuac García y los suyos recibirían el susto de su vida. ¿Se lo imaginan de candidato? Él ha dicho que no, pero los agravios del presente lo han orillado a centrarse en Veracruz. Además ha prometido que García Jiménez y su fiscala Verónica Hernández deben terminar en la cárcel por ser unos “vulgares delincuentes”, ¿quién mejor que él para hacerlo posible?. El mismo Delgado ha porfiado que la política no es sino que se va haciendo. Ahora hay un escenario para ello y comenzó por juntar a los dispersos.
Claro, también hay que reconocer que en el Movimiento por la Justicia no todos son gente decente ni confiable. Los hay quienes están dispuestos a traicionar en el primer tintineo de monedas. Ahí están el panista Julen Rementería o el priista Héctor Yunes. Lo hay también aquellos de corte pronazis como la yunista Indira Rosales y los fidelistas como el ‘aboganster’, Tomás Mundo, pero la política requiere, en ocasiones, de pragmatismo. El éxito de la encomienda judicial y política dependerá el arte para conducirla de Delgado Rannauro.
Por lo pronto, su anuncio inicial y la fotografía de todos frente a palacio de gobierno en Jalapa asustó a la parvada ‘chaira’, aunque no a toda. Curioso caso: a excepción del propio García Jiménez que se autodefiende, de un par de dirigentes aldeanos e interinos de Morena y del limitado diputado Javier Gómez, no hay nadie más que salga a hacerle frente al movimiento dantista. No hay ‘pesos pesados’ ni mentes brillantes para combatirlos ni retórica ni política ni jurídicamente.
*Envoyé depuis Paris, France
Fuente: notiver
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