Al mismo tiempo, en el
estratégico estado de México –el más poblado del país–, triunfó la línea
obradorista y se revirtió la decisión de la alianza con el PAN logrando imponer
un candidato cercano a López Obrador: Alejandro Encinas. No obstante, el
posterior arreglo –pegado con alfileres– de repartición entre corrientes, que
se sancionó en 2011 con la elección de la nueva dirigencia nacional, no
modificó el escenario de la agonía del PRD.
A contrapelo de la
plena conversión del PRD al institucionalismo conservador, otro partido ya
nació en los hechos. La reunión de los comités que, el 25 de julio de 2010 y el
5 de junio de 2011, llenaron el Zócalo capitalino, y la elaboración del
Proyecto Alternativo de Nación, así como la existencia del periódico
Regeneración –cuyo título evoca al magonismo9–, son señales inequívocas de la
existencia de un nuevo partido. Gusten o no sus formas y sus contenidos, es el
partido del movimiento obradorista que, más temprano que tarde, irá precisando
sus contornos y tomará las semblanzas de una organización partidaria formal.
La fundación del
Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), con cuatro millones de afiliados
y un pegajoso himno bailable, marca el nacimiento de una nueva fuerza política
que será el centro de una alianza electoral para sostener la candidatura de
López Obrador en 2012. Los forcejeos preelectorales están en curso, las
ambiciones presidenciables del actual jefe de gobierno del DF –Marcelo Ebrard–
y su acercamiento a la Nueva Izquierda son movimientos en el tablero del
ajedrez político de donde surgirá la coalición que sostendrá la candidatura
progresista que enfrentará el proyecto de restauración priísta encabezado por
Enrique Peña Nieto.
El surgimiento de un partido-movimiento que relanza el proyecto nacional-popular en México drena la esencia política y el espíritu histórico del PRD. La prolongada crisis del PRD desembocó en su muerte clínica como expresión de un proyecto histórico, aun cuando se prolongue la existencia de un instituto partidario con el mismo nombre y otras características. En este sentido, como contraparte, se terminó también la tan problemática y polémica crisis del PRD porque, con esta mutación genética, se rescinde el vínculo con el pasado. Aunque siga existiendo un PRD en México, ya no será el heredero legítimo del «partido del 6 de julio».
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