7 de mayo de 2022

LA MUERTE HISTÓRICA Y POLÍTICA DEL PRD


La polémica sobre las alianzas con el PAN en una serie de elecciones locales de 2010 tensó el debate y puso a prueba la tregua. López Obrador y los obradoristas criticaron las alianzas señalando una incongruencia con los principios del partido y el espíritu de conciliación interna del Congreso, pero no rompieron del todo con el PRD. Con las alianzas locales con el PAN, se confirmó la vocación del PRD novoizquierdista, su plena asimilación a las reglas del juego de un sistema político autorreferente, un tripartidismo pensado como oligopolio de la política, orientado a la repartición del poder y la defensa de los intereses de la casta dirigente.

Al mismo tiempo, en el estratégico estado de México –el más poblado del país–, triunfó la línea obradorista y se revirtió la decisión de la alianza con el PAN logrando imponer un candidato cercano a López Obrador: Alejandro Encinas. No obstante, el posterior arreglo –pegado con alfileres– de repartición entre corrientes, que se sancionó en 2011 con la elección de la nueva dirigencia nacional, no modificó el escenario de la agonía del PRD.

A contrapelo de la plena conversión del PRD al institucionalismo conservador, otro partido ya nació en los hechos. La reunión de los comités que, el 25 de julio de 2010 y el 5 de junio de 2011, llenaron el Zócalo capitalino, y la elaboración del Proyecto Alternativo de Nación, así como la existencia del periódico Regeneración –cuyo título evoca al magonismo9–, son señales inequívocas de la existencia de un nuevo partido. Gusten o no sus formas y sus contenidos, es el partido del movimiento obradorista que, más temprano que tarde, irá precisando sus contornos y tomará las semblanzas de una organización partidaria formal.

La fundación del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), con cuatro millones de afiliados y un pegajoso himno bailable, marca el nacimiento de una nueva fuerza política que será el centro de una alianza electoral para sostener la candidatura de López Obrador en 2012. Los forcejeos preelectorales están en curso, las ambiciones presidenciables del actual jefe de gobierno del DF –Marcelo Ebrard– y su acercamiento a la Nueva Izquierda son movimientos en el tablero del ajedrez político de donde surgirá la coalición que sostendrá la candidatura progresista que enfrentará el proyecto de restauración priísta encabezado por Enrique Peña Nieto.

El surgimiento de un partido-movimiento que relanza el proyecto nacional-popular en México drena la esencia política y el espíritu histórico del PRD. La prolongada crisis del PRD desembocó en su muerte clínica como expresión de un proyecto histórico, aun cuando se prolongue la existencia de un instituto partidario con el mismo nombre y otras características. En este sentido, como contraparte, se terminó también la tan problemática y polémica crisis del PRD porque, con esta mutación genética, se rescinde el vínculo con el pasado. Aunque siga existiendo un PRD en México, ya no será el heredero legítimo del «partido del 6 de julio». 

https://nuso.org/articulo/mexico-el-crepusculo-del-prd/

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