12 MAYO, 2022
Por Andrés Timoteo
“Perro
sí come perro”, es la vergonzante confirmación que deja el asesinado de las
periodistas Yessenia Mollinedo y Johana García en Cosoleacaque. Ayer, mientras
eran sepultadas, seguía fluyendo lodo sobre sus cadáveres y mucha de esa
suciedad la esparcen los mismos colegas, algunos que otrora se habían mostrado
sensibles por las agresiones a comunicadores e incluso ellos mismos se
asumieron en algún momento como víctimas de la represión por ejercer el oficio.
Son los ángeles caídos que, seducidos por los incentivos de palacio de gobierno, se alquilan para difundir toda clase de libelos contra las dos reporteras a fin de que la opinión pública las responsabilice de su propia muerte. No es la primera vez que sucede. Desde tiempos de la fidelidad y el duartismo, cada vez que un periodista era asesinado la jauría mediática se cebaba sobre sus cadáveres hasta dejarlos revolcados en el fango.
Hoy
se repite el espectáculo, pero la terca memoria también ha enseñado que el
destino alcanza a los que difaman a los difuntos. Vean ahora a muchos de los
periodistas de la fidelidad y del duartismo que se ensañaron con las honras de
Regina Martínez, Milo Vela o Yolanda Ordaz, por citar algunos de los que nos
fueron arrebatados, andan ahora dando pena ajena y sin una pizca de
credibilidad. Algunos cerraron sus periódicos y otros lloran por las esquinas
la falta de embutes del régimen gubernamental.
“Perro sí come perro” y además se presta a disimular la mano que sujeta la correa. Así lo demuestran los dichos del gobernante en turno, Cuitláhuac García al asegurar que la filtración de audios que presuntamente involucran a una de las periodistas victimadas con el crimen organizado y las fotografías de utensilios para el consumo de estupefacientes en el automóvil donde la mataron salieron de los propios compañeros de profesión. Por si fuera poco, todo parece que fue ‘sembrado’ por los propios forenses, según la denuncia de los familiares, replicado por algunos comunicadores como verdad.
Al
funcionario le es útil la jauría para manchar a las víctimas a través de
interpósita persona. “Apenas estábamos en eso (¿investigando o conociendo?)
cuando ya un periodista había sacado que le encontraron a la víctima cosas ahí,
por qué entrarle a la vida personal, si esa es una línea ahí se va”, señaló
casi lamentando el deslizamiento de las infamias.
Con su tara lingüística, García Jiménez intenta exculpar a su gobierno de filtrar las injurias para dañar el honor de las asesinadas y traslada esa responsabilidad al mismo gremio reporteril. A eso se prestan los difamadores, no solo a enlodar a los caídos sino a proporcionar coartadas a los poderosos en turno.
En
la táctica de ensuciar a los difuntos estos comunicadores no actúan de ‘motu
proprio’ sino obedecen instrucciones de la Secretaría de Seguridad Pública y de
la Fiscalía general donde los jefes de prensa Javier Contreras y Mario Lozano
armaron un catálogo de calumniadores a sueldo y a ellos, en este caso, les
ordenaron practicar el canibalismo.
Basta con revisar las publicaciones personales en las redes sociales de estos periodistas enlistados para ver las pistas de la ignominia. En sus ‘muros’ y tuits están las pruebas: lo que divulgaron sobre las difuntas y la apología que hacen de sus patrocinadores, los de la comanda de lodo, pues. Cierto, este comportamiento no es nuevo en la comunidad periodística, pero siempre es execrable. Vaya que el maestro debe estar avergonzado de sus alumnos.
¿Y SU ‘CAR”N’?
Ayer el gobernante en turno también quiso transferir la culpa de la ola de crímenes contra los periodistas a los políticos de oposición. Concretamente aludió al Partido Acción Nacional (PAN) y al homicidio del reportero Jorge Celestino Ruiz Vázquez acribillado el 3 de agosto del 2019 en Actopan. “Les pediría que indaguen a quienes postulan a quienes (sic) mandan a matar a los periodistas. Lo que no se ha querido decir es que quién (sic) instruyó uno de los asesinatos fue uno de los alcaldes del PAN. Digan quién es el responsable”, arengó.
Se refiere al exalcalde de Actopan, el panista José Paulino Domínguez que no ha pisado la cárcel porque su gobierno no lo detuvo en su momento y tampoco lo ha podido localizar. Ajá si. Y lenguaraz, el funcionario afirmó que nadie de su gobierno ni de la “cuarta transformación” es o ha sido cómplice de las agresiones contra la prensa. Miente con todos los dientes, dirían las abuelas del pueblo.
García Jiménez apunta con el dedo acusador hacia otro lado pero junto a él tiene al supuesto autor intelectual del crimen del periodista Cándido Ríos Vázquez de “La Voz de Hueyapan” y el “Diario de Acayucan”, y que fue asesinado por un comando armado el 22 de agosto del 2017 en Juan Díaz Covarrubias del municipio de Hueyapan de Ocampo.
El mismo Cándido Ríos dejó un testimonio directo de quien sería el autor de su muerte en el caso de que sucediera y eso fue corroborado incluso por otro cacique de la región tuxtleca, el exalcalde Gaspar Gómez -también señalado como sospechoso – en un video previo al crimen en que alertaba sobre los que tomarían represalias contra el comunicador por sus publicaciones. Se trata del actual diputado local y presidente de la Junta de Coordinación Política, Javier Gómez Cazarín.
Todos en Los Tuxtlas lo señalan a él y a su progenitor, el actual alcalde de Hueyapan de Ocampo, Juan Gómez Martínez como los supuestos responsables del asesinato de Cándido Ríos, pero la Fiscalía se han negado siquiera a llamarlos a declarar. Los Gómez y en especial el legislador apodado “El Carón” tienen impunidad garantizada por el ocupante de palacio de gobierno. El mandatario estatal no solo no lo toca sino que lo tiene como allegado y operador para todo tipo de amaños políticos y financieros.
“Analicemos
caso por caso y en cada caso (sic) no está la complicidad de este gobierno de
la cuarta transformación, no es nuestra responsabilidad que suceda (los
asesinados de periodistas) porque nosotros estamos dejando en claro que vamos a
ir tras los culpables, caiga quien caiga”, machacó ayer García Jiménez en su
perorata. No obstante, solo acusa a los de enfrente. Debería honrar sus dichos
y comenzar por investigar a su protegido “El Carón”. El gobernante no engaña a
nadie, el gremio reporteril tiene memoria.
*Envoyé depuis Paris, France.
Fuente:
NOTIVER
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