México SA
Banco Mundial: ¿sorpresa?
México, fábrica de pobres
Tres décadas a todo vapor
Carlos Fernández-Vega
Con la novedad de que el
Banco Mundial descubrió que la pobreza en México no ha disminuido en los
últimos 20 años, y esa es una mala noticia. De acuerdo con una medición
basada en el ingreso, detalla el organismo financiero, la tasa de pobreza que
registra el país es la misma que en 1992 (La Jornada, Roberto
González Amador).
Qué bueno que el Banco Mundial –uno de
los principales promotores de los draconianos ajustes estructurales
de las reformas modernizadoras en México– registre la carencia de
resultados en la materia, aunque sería pertinente que su ejercicio comenzara en
1982, es decir 33 años atrás, cuando esa institución financiera, junto con el
Fondo Monetario Internacional y la primera generación de presidentes gringos
nacidos aquí, comenzaron a utilizar al país y a sus habitantes como laboratorio de
sus políticas económicas.
En los hechos, sorprende la sorpresa del
Banco Mundial (la pobreza no ha disminuido en los últimos 20 años), porque
en los hechos de tiempo atrás México es una enorme cuan aceitada fábrica de
pobres que mantiene elevados indicadores de productividad: de 39.8 millones
oficialmente reconocidos en 1984, incrementó su producción a 63 millones al
cierre de 2012 (las cifras son de Sedesol y Coneval), con todo y que en ese
periodo se destinaron –también oficialmente– cientos de miles de millones de
pesos paraabatir la pobreza. Y en cualquiera de los casos la proporción
representa alrededor de 53 por ciento de la población total del país.
De acuerdo con indicadores de la
Sedesol, en 1950 el 89 por ciento de los mexicanos eran pobres; 34 años
después, en 1984, la proporción se había reducido a 53 por ciento, es decir
entre una fecha y otra la pobreza se redujo en 36 puntos porcentuales, aunque
el número de depauperados oficialmente reconocido pasó de 23.9 a 39.8 millones
de mexicanos.
Y en ese porcentaje se quedó, pero el
número creció y creció hasta llegar (último dato oficial) a 63 millones de
mexicanos en tan precaria situación. A mediados de este 2015 el Coneval
divulgará el informe correspondiente al periodo 2012-2014, es decir, el balance
del primer bienio del sexenio peñanietista, el cual, obvio es, resulta
deplorable.
Como se ha reseñado en este espacio, el
Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la UNAM ha documentado que “el
gasto gubernamental en los programas de combate a la pobreza –a nivel federal,
estatal y municipal– se incrementó en términos absolutos 98 por ciento entre
1970 y 2012. El gasto total desembolsado por el gobierno federal en programas
de combate a la pobreza a nivel nacional ha sido continuo, pero no ha resuelto
el problema de la pobreza. En dicho periodo, el número de pobres en México se
incrementó 58.2 por ciento.
“Si el total de recursos utilizados en
los distintos programas creados durante estos 42 años para combatir la pobreza,
realmente se hubieran ejecutado para disminuirla, tomando en consideración
únicamente los datos oficiales, no habría un incremento de pobres. Lejos de
ello, en ese periodo millones de mexicanos cayeron en pobreza, y de ellos cerca
de 20 millones se registraron a partir de (la creación, en 1988) del Programa
Nacional de Solidaridad (el balance moral de la modernización, presumía CSG).
Si realmente año con año se incrementó
el presupuesto para combatir la pobreza y el hambre, ¿por qué aumentó la
pobreza? ¿Cuántos de los recursos originalmente destinados llegaron a los
mexicanos en pobreza? ¿Cuántos de los recursos se quedaron en el aparato
gubernamental y bajo qué argumentos? Lo cierto es que basta mirar a la
población para corroborar la vigencia de los mismos problemas. Mientras el
modelo económico siga parchándose, mayores y más complejos serán los problemas.
A lo largo de los años (1988-2014), el
Programa Nacional de Solidaridad –que arrancó con el sexenio salinista– ha
tenido tres cambios de logotipo: Zedillo lo rebautizó como Progresa; Fox lo
renombró Oportunidades (Calderón refrendó la marca) y a Peña Nieto le gustó
Prospera (a partir del 2 de septiembre del año pasado). Cuatro etiquetas, cinco
inquilinos de Los Pinos, ríos de dinero (oficialmente), y en el periodo el
número de mexicanos en pobreza se incrementó en cerca de 25 millones, sin que
ello demerite el informe del Coneval, por medio del cual se reconoce que 80 por
ciento de los habitantes de este país son socialmente vulnerables al
registrar cuando menos una carencia.
Lo mejor del caso es que justo un año
atrás el despistado presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, celebraba con
bombo y platillo que (sic y recontra sic) México sacó a millones de la
pobreza con programas como Oportunidades, los cuales, según dijo, han
sido un gran éxito y muy efectivos para retirar familias, mujeres y niños de la
pobreza. Un año después, el organismo financiero se sorprende, porque la
pobreza en México no ha disminuido en los últimos 20 años, y esa es una mala
noticia, al tiempo que registra que en el país no sólo el crecimiento ha
sido débil en los años recientes, sino que también ha habido una desconexión
entre crecimiento y reducción de la pobreza. ¡Felicidades! Lento, pero seguro.
Entonces, entre la tomadura de pelo, la
frondosa corrupción, el desvío de recursos y el siempre alegre discurso
oficial, la producción en la enorme fábrica mexicana de pobres se mantiene a
todo lo que da y, en el mejor de los casos, sólo la mitad de la
población sobrevive en la pobreza. El 50 por ciento restante está muy cerca de
ser incorporado al inventario, salvo, obvio es, la microscópica proporción de
habitantes que viven en la gloria… o en la Casa Blanca (la de
aquí), Malinalco, etcétera.
Las rebanadas del pastel
En la clásica de reír o llorar, ante los integrantes de la Comisión de
Hacienda del Senado de la República el gobernador del Banco de México, Agustín
Carstens, presumió que no se vislumbra un escenario devaluatorio de
la moneda nacional, porque existe un arsenal de reservas internacionales y
una banca sana, lo que permitirá hacer frente a las turbulenciascambiarias. ¿El
doctor catarrito se habrá enterado de que en lo que va del sexenio
peñanietista el peso se ha depreciado 23 por ciento frente al dólar, y que eso,
aquí y en el último rincón del planeta, se llama devaluación?... Y por novena
jornada consecutiva el precio del crudo mexicano de exportación se mantiene por
arriba de 50 dólares. Ayer se vendió a 54.28 billetes verdes, todavía muy lejos
de la estimación oficial.