Por José Miguel Cobián
Leí con mucha atención un artículo de Graciela Z. de Camacho a quien mucho aprecio, con el título ¨Yo también estoy hasta…¨, y también escuché atentamente los puntos de vista de mi primo Gabriel. Ambos coinciden en que –según ellos- el presidente Calderón es el único valiente que ha enfrentado a las mafias que ¨otros¨ permitieron. Ambos piensan que la estrategia contra el crimen, esa guerra contra el crimen que se inició según opinamos muchos, para legitimar a un presidente con dudosa credibilidad a fines de 2006, tiene bases firmes y es llevada a cabo por personas de absoluta integridad moral.
Graciela en su artículo y Gabriel en persona piden disculpas si su opinión incomoda, y en el caso de Graciela hasta se refiere a que ha leído tantas mentiras, tanto egoísmo, tanta envidia, y se pregunta si quienes criticamos al presidente seríamos capaces de llevar al país por mejor ruta.
No sé si yo sería mejor presidente que Calderón. Lo que sí estoy seguro es que llevamos más de cuarenta mil muertos oficiales, y quizá más de cien mil en la realidad. Por menos de eso en un país democrático ya se hubiera despedido a las autoridades. Aquí no pasa nada…
Tengo la suerte de manejar un automóvil cuya marca tiene el record de robos en el país. Eso implica que un día sí y otro también, los federales de caminos, hoy conocidos como policías federales me detienen para revisar si esta reportado como robado. En el intervalo de tiempo en que están revisando el carro, aplicando escáneres o revisando el VIN, tengo la oportunidad de platicar con ellos, y preguntarles como van las cosas dentro de su corporación. Ninguno, ni uno solo a la fecha me habla bien de sus mandos superiores ni de la forma como se maneja la corporación. Todos se quejan de que los mandos superiores son civiles, militares o marinos, que no conocen la labor policial. Todos sin excepción me han dicho que son muy cuidadosos al obedecer las instrucciones que reciben, pues no quieren formar parte de la cuota de muertos, por errores de sus superiores. Y todos también, desde Nayarit, Jalisco, Michoacán, Querétaro, San Luis Potosí, Nuevo León, Coahuila, Puebla, Veracruz, etc., me dicen que quienes mandan son recomendados o amigos de los superiores, no personal capacitado y conocedor. Esto implica que lo que se ha dicho hasta el hartazgo, que Calderón se aventó a la guerra como el borras, a lo ¨penitendejo¨ es verdad. Y cuando menos tengo la confianza de que si lo critico por improvisado y por inepto, tengo razón, pues miles de mexicanos han muerto por su incapacidad y la de sus principales operadores en materia de seguridad.
Cuando dicen que los anteriores no hicieron nada. Recuerdo que los que actualmente apoyan a Felipe en su guerra contra el crimen fueron los mismos en tiempos de Fox, a pesar de que Felipe ha dicho que Fox no hizo nada… ¿Algo incongruente no creen?
Cuando veo tantos muertos en la población civil, tantas quejas por violaciones a los derechos humanos por parte de las autoridades que nos tienen que proteger. Cuando leo que todos los muertos son declarados criminales, aunque sean inocentes, porque así llega el manto de la impunidad a los cuarteles. Cuando me entero de que quien asaltó, secuestró y asesinó era policía municipal, estatal o federal. Cuando descubro expedientes de la PGR en los que directamente se acusa a los principales mandos de la lucha contra el crimen organizado, de ser cómplices, de recibir dinero, de dar pitazos, de detener criminales para entregarlos a su tortura y muerte en manos del grupo que se les opone, pero que ya compró a las fuerzas de seguridad. Allí es cuando estoy seguro de que Felipe equivocó la estrategia, y además su necedad sigue causando dolor y sufrimiento a los mexicanos.
No dudo ni un segundo que se tenga que combatir al crimen organizado y proteger a los ciudadanos. Lo que afirmo es que en este sexenio eso no ha sucedido. Y en el caso de Graciela le comento que hace más de un año, irrumpieron fuerzas federales en casas de particulares en Córdoba, apuntando a mujeres y niños con las miras laser. Con fotos y miles de testigos, se conoció el hecho en la región. La respuesta al Senado de la República ante la queja presentada, fue que ese día no hubo operativo en Córdoba y por lo tanto los hechos no sucedieron. Esa es la seguridad y legalidad que ofrece el gobierno de Calderón a los ciudadanos. Manos libres y total impunidad. Ojalá ninguno de sus familiares sufra en carne propia el convertirse en ¨daño colateral¨, como tantos asesinados por error por nuestras fuerzas de seguridad.
Yo al narco no le puedo exigir que cumpla las leyes, pero a nuestras autoridades sí. Y si un presidente no vigila que sus subordinados cumplan las leyes y protejan a los ciudadanos, para mí seguirá siendo digno de crítica y malos recuerdos en la historia de México.
A pesar de todo lo anterior, respeto profundamente la opinión de Graciela y de Gabriel aunque no la comparto. Quizá nuestras fuentes de información son diferentes. Por lo anterior yo ¨Estoy hasta la madre¨. NO MAS SANGRE.