Hace cuatro días inició su caminata desde la ciudad de Cuernavaca a la cabeza de la Marcha por la Paz y la Justicia. Un contingente de 500 personas lo siguió a pie y para cuando llegaron al zócalo de la ciudad de México ya habían unas 90 mil personas. El poeta que perdió a su hijo a manos del crimen organizado entró a la Plaza de la Constitución y las campanas de la catedral metropolitana sonaron hasta siete minutos. Globos blancos fueron soltados en representación de los más de 35 mil muertos en los últimos años por la guerra contra el narcotráfico que sostiene el gobierno federal contra el crimen organizado.
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