Por José Miguel Cobián
Con especial afecto para Álvaro de Gasperín.
Uno de los más reconocidos estudiosos de las causas y efectos del crimen organizado en la economía de las naciones. Director del área de Derecho Internacional y centro de desarrollo de la Universidad de Virginia, con estudios de post doctorado en jurisprudencia y políticas sociales, en la universidad de California en Berkeley, profesor visitante del ITAM, investigador del Hoover Institution de la universidad de Stanford, vicepresidente de la Sociedad Interamericana de Derecho y la Asociación de Economía. No es un improvisado, ha publicado entre otros títulos: ¨Control de la delincuencia organizada vinculada a la corrupción del sector público: Resultados de un estudio sobre tendencias mundiales¨, ¨Cómo diseñar una estrategia nacional contra la delincuencia organizada en el marco de laconvención de Palermno de las naciones unidas¨, etc.
Buscaglia NO ES un improvisado. Buscaglia ha analizado a detalle las causas del crimen organizado, su desarrollo y la protección que se le brinda desde estratos corruptos del estado y de los negocios. Si alguien puede ofrecer una vía de salida es él, y ya la ha comentado en múltiples ocasiones cuando se refiere al problema de México.
La estrategia que ha funcionado en otros países como Colombia, España y Rusia ha sido combatir el lavado de dinero, empresas y empresarios. Cuándo se le pregunta sobre la falta de actuación de las autoridades contra las grandes empresas que lavan dinero, afirma que esta decisión tiene tintes políticos y dice: ¨La razón política es que muchas de estas empresas, de acuerdo con los casos que hemos investigado en el exterior, terminan siendo empresas que financian precampañas y campañas políticas. Por lo tanto los políticos, según su percepción, no se quieren pegar un tiro en el pie. La razón táctica es que las autoridades federales mexicanas piensan que si comienzan a atacar y desmantelar esas estructuras patrimoniales, se les va a caer la economía formal.¨.
Una solución para disminuir el poder del crimen organizado es atacar sus estructuras financieras y su poder económico. Cuando leo a articulistas nacionales o locales que acusan de narcofílicos a aquéllos que criticamos al gobierno federal y su estrategia de combate al crimen organizado, me surge la necesidad de recordarles que no sólo con balas, sangre y muerte se combate, también se combaten sus líneas de abastecimiento, su logística, su financiamiento y el lavado de dinero que les otorga recursos frescos y legítima el resto de sus actividades.
En México el gobierno federal conoce la receta completa, pues es mundialmente conocido como se ha ido recuperando paulatinamente la paz y tranquilidad social en otros países. A pesar de conocer la receta completa, únicamente se aplica la mitad del tratamiento para sanar nuestra sociedad. Es aquí de dónde surge el reclamo de tantos mexicanos, Javier Sicilia de los últimos en salir a la luz pública. Es en este aspecto dónde muchos mexicanos decimos que ¨ESTAMOS HASTA LA MADRE… NO MAS SANGRE¨. Y es sobre todo, por esta razón que se acusa a funcionarios federales de que su estrategia no está dando resultados y sin embargo si está causando mucho daño a la inerme población en general.
Cuando Javier Sicilia pide la renuncia de Genaro García Luna, lo hace en absoluta congruencia con su calidad de ciudadano. No politiza el asunto, aunque muchos quieran reducir el reclamo a politiquería. Javier Sicilia observa al principal funcionario responsable del combate al crimen organizado, y no ve resultados. Lo lógico cuando un funcionario no da resultados es cambiarlo. Así de sencillo. Esa es la forma de pensar de Javier Sicilia, ciudadano.
No pide la renuncia de Felipe Calderón, porque en nuestro país es imposible que un presidente tenga la altura moral de renunciar cuando lo que él definió como política prioritaria de su sexenio no ha dado el mínimo resultado, salvo miles y miles mexicanos y extranjeros muertos, heridos, torturados, desaparecidos, violados, vejados, y maltratados, no sólo por criminales, sino por funcionarios dependientes del propio ejecutivo federal coludidos con los criminales, como los agentes de migración recientemente acusados de entregar indocumentados a las bandas criminales.
Calderón no reconoce su fracaso en la lucha contra la delincuencia organizada. No reconoce que se equivocó, y prefiere llegar al final de sexenio montado en su terquedad, pase lo que pase, sufra quien sufra los daños ¨colaterales¨. La historia lo juzgará. Sin embargo, tu y yo amable lector, tenemos que vivir en el México real día con día, con la zozobra de esperar la noche con la esperanza de que nuestros seres queridos sigan vivos y sin daño. Sabiendo que hay soluciones que en México no se aplican por decisión de quienes deben combatir al crimen. Pensando basados en el sospechosismo nacional , que quizá mientras más grave es el problema, más presupuesto se asigna a las áreas de seguridad y mayor es el beneficio y poder que obtienen sus titulares. Lo bueno es que somos muchos los que pensamos que todo el dinero y poder del mundo no valen una vida.
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