San Cristóbal de
las Casas, Chis. “Estamos ante la
oportunidad de organizar a nivel mundial una inmensa red de colectivos en
defensa del territorio, la tierra y la Tierra”, expresó el doctor Pablo
González Casanova esta noche, ante un auditorio repleto de la Universidad de la
Tierra en esta ciudad; ello, en referencia a la persistente y creciente
construcción de la autonomía de las Comunidades zapatistas. “Esa es la tarea
fundamental, si pensamos en la ‘otra política’, construida desde abajo”.
La propuesta
zapatista, abundó, “es una nueva alternativa para la vieja disyuntiva
reforma/revolución” que caracterizó el debate y las luchas de la izquierda en
el siglo XX. “Estamos ante un nuevo momento, que cambia la geometría política”,
más allá de la oposición derecha-izquierda, “al hablar, como lo hacen los
zapatistas, del arriba y el abajo”.
González Casanova
sostuvo que el mundo enfrenta una “crisis de espectro amplio”, mucho mayor que
una crisis financiera o económica. “No cíclica, ni de corta o larga duración”,
debida al modo de acumulación emprendido por el capitalismo en su fase actual,
que pone en riesgo la supervivencia misma del mundo.
Resaltó la
novedad en la forma de plantear las alternativas revolucionarias, allí donde
las grandes transformaciones que impulsaran Lenin y Mao terminaron en el
fracaso. “Tiene como origen el sureste mexicano, que ocupan los pueblos mayas”,
y representa un “proyecto universal, no para una nueva política indianista o
indigenista solamente, sino de emancipación humana que, en la medida de lo
posible, será pacífica”.
Sin ánimo
retórico, el sociólogo mexicano se preguntó “¿qué tienen?” Cuba y su revolución
para seguir en pie donde otras experiencias como la soviética o la de Vietnam
condujeron al tipo de capitalismo que actualmente rige esas naciones. Es “la
combinación de Marx y Martí”, aventuró. Sostuvo que hoy es la experiencia de
Venezuela la que ha llegado más lejos en el continente, sin ignorar lo que
ocurre en Ecuador, Bolivia y Uruguay, que aún siendo insuficiente, apunta a
cómo se puede resistir la actual fase de “recolonización y despojo” del
capitalismo.
Mientras en sus
cinco caracoles en la selva y las montañas de Chiapas miles de bases de apoyo
zapatistas celebraron a puerta cerrada el 19 aniversario del levantamiento del
Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), en esta ciudad se lleva a
cabo el tercer Seminario de Reflexión y Análisis “Planeta Tierra: Movimientos
Antisistémicos”, donde participó esta noche González Casanova.
Una manta sobre
el portón del caracol de Oventic, en los Altos, expresaba en letras rojinegras:
“Larga vida a los compañeros adherente de la Otra Campaña de México y del
mundo”. Los guardias encapuchados que se encontraban allí indicaron a los
periodistas que sólo eso podían registrar. Dos mantas más exigían la libertad inmediata
de Francisco Santiz López, base de apoyo del EZLN, y Alberto Patishtán Gómez,
adherente de la Otra Campaña. A lo largo del día de ayer arribaron a os
caracoles millares de indígenas en numerosos grupos procedentes de las
comunidades.
A la par, el tercer
Seminario Internacional ha servido de eco al deliberado silencio de la marcha
zapatista este 21 de diciembre. También, para reanudar el diálogo de la
sociedad civil y los pensadores que se mantienen como interlocutores del
zapatismo; ahora al calor del reciente comunicado de la Comité Clandestino
Revolucionario Indígena, Comandancia General del EZLN, y las cartas al gobierno
federal ido y al recién llegado del subcomandante Marcos. Todo confirma el
vigor y la urgencia de la autonomíaa comunitaria, que en las montañas de
Chiapas tiene hoy a la experiencia de autogestionaria más extendida y longeva
del mundo, en permanente resistencia.
El Congreso
Nacional Indígena (CNI) se expresó ampliamente esta noche, refrendado en voz
del dirigente purépecha Salvador Campanur, de la comunidad autónoma de Cherán,
Michoacán, como espacio de reflexión y encuentro de todos los pueblos y
naciones indias dispuestos a caminar en autonomía, libertad y resistencia. No
fue casual que la figura y el nombre de don Juan Chávez Alonso, fallecido meses
atrás, resonara en voz de su hija Margarita, llegada aquí de su comunidad de
Nurío, y de otros compañeros suyos.
Presentes
estuvieron en sus saludos y la reiteración de su lucha los wixaritari de
Jalisco y su defensa contra las mineras del desierto sagrado de Virikuta; los
yaqui que defienden su río homónimo contra la barbarie del gobierno panista de
Sonora, y los amuzgos de Suljaá, Guerrero, en voz de su Radio Ñomndaá. La
Asamblea de los Pueblos Indígenas del Istmo en Defensa de la Tierra y del
Territorio insistió en denunciar los abusos colonizadores de las trasnacionales
de energía eólica que infestan las comunidades zapotecas de Unión Hidalgo y
Juchitán, así como los pueblos ikoot de San Dionisio y San Francisco del Mar en
el sur de Oaxaca. Las españolas Mareña Renovables, Femosa y otras, con engaños,
violando los derechos de los pueblos, y respaldadas por el gobierno oaxaqueño,
han causado grandes daños sociales y ambientales, y amenazan con causar aún más
si los pueblos no los detienen.
Desde su inicio,
el seminario tomó como rumbo de reflexión la condición del escucha: “Es un
nuevo tiempo de las luchas de los pueblos”, dijo el día 30 la antropóloga
feminista Mercedes Oliveira, en CIDECI-Universidad de la Tierra. Han
participado Jerome Baschet, Xóchitl Léyva y Ronald Nigh, también como escuchas
del silencio y la palabra de los rebeldes que el año nuevo de 1994 se
levantaron en armas contra el “mal gobierno” y casi dos décadas después siguen
en pie, y contando. Ahora anuncian nuevas iniciativas y acciones. También
Sylvia Marcos dijo lo que escuchó del
sobrecogedor
silencio y de los cuerpos de los 40 mil zapatistas que marcharon el 21 de
diciembre en cinco ciudades de Chiapas, y luego de las más recientes palabras
del EZLN.
Del mismo modo
expusieron sus luchas y afinidades Emory Douglas, figura histórica del partido
de los Panteras Negras estadunidense; Andrés Cuyul, representante del austral
pueblo mapuche; la cineasta y nacionalista puertorriqueña Ivonne María Soto, y
Juan Haro, del Movimiento por la Justicia del Barrio de Nueva York. El pensador
belga François Houtart, en su interpretación del desastre capitalista, apuntó
que existe una “resistencia generalizada contra la desigualdad económica y el
sistema que se ha construido en el mundo”, y que ante la crisis de la lógica de
desarrollo “debemos encontrar alternativas y no solamente regulaciones; hay que
repensar de manera completa la realidad de la Tierra y la realidad humana”.
Esta mañana,
Gustavo Esteva abundó sobre esta crisis dentro de crisis del capitalismo y
enumeró los datos mínimos de las “condiciones de desastre” social, político,
económico, alimentario, ambiental y vivencial en que se encuentra México, y
urgió a consolidar las vías de autonomía, autosuficiencia alimentaria, defensa
de los recursos y sobre todo, para un pensamiento libre, descontaminado, sin el
cual no será posible la construcción de un mundo distinto.
Poco antes,
Silvia Ribeiro había trazado las coordenadas de la inminente apropiación, por
parte de Monsanto y similares, del maíz y la vida en México, “ayudados” por el
entusiasmo reformador de los legisladores de todos los partidos que allanan el
paso a las trasnacionales y sus cultivos transgénicos; para colmo, con derecho
de patente.
Bien compendia lo
que el CNI y los ponentes han venido a expresar, en este muy concurrido
seminario internacional, el agradecimiento de Margarita Chávez Alonso a su
padre por “haber enseñado el camino del EZLN” a las comunidades de Michoacán.